Jesús sube a la montaña, como Moisés subió al Sinaí, para proclamar la carta de la nueva alianza, las bienaventuranzas. Así inaugura un nuevo orden de cosas. El viejo mundo va a dejar paso a un mundo nuevo en el que los valores serán radicalmente distintos. El dinero, el poder y la violencia, van a dejar paso a la paz, la misericordia, el amor.
Pequeñas bienaventuranzas:
- Dichosos los que saben reírse de sí mismos:
nunca dejarán de divertirse. - Dichosos los que saben distinguir una montaña de una hormiga:
se evitarán muchos problemas. - Dichosos los que son capaces de descansar y de dormir sin buscar excusas:
llegarán a sabios. - Dichosos los que saben callar y escuchar:
estarán siempre aprendiendo cosas nuevas. - Dichosos los que son lo suficientemente inteligentes como para no tomarse muy en serio:
ellos serán apreciados en su entorno. - Dichosos vosotros si sabéis mirar con seriedad las pequeñas cosas, y apaciblemente las cosas serias:
iréis lejos en la vida. - Dichosos vosotros si sabéis admirar una sonrisa y olvidar una afrenta:
vuestro camino estará soleado. - Dichosos vosotros si sabéis callar y sonreír cuando os quiten la palabra, cuando os contradigan y os pongan zancadillas:
el Evangelio habrá comenzado a penetrar en vuestro corazón. - Dichosos sobre todo si sabéis reconocer al Señor, en todos los que encontréis en el camino:
entonces habréis dado con la verdadera luz, la verdadera sabiduría
(Anónimo).