¿Cómo acercarnos?
- Todos estamos familiarizados con la imagen de un camino.
- Y todos tenemos la experiencia de lo que significa caminar con otro.
- La cuaresma es un camino, en el que experimentamos que Dios camina junto a nosotros.
- Nos acercamos a este salmo con la fuerte sensación de que Dios y el hombre están como amasados el uno en el otro.
- Se necesitan, se desean, se buscan. Aunque sean distintos.
- Forman una alianza entrañable.
Leerlo
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.
¿Cómo orarlo?
- Dile al Señor con sinceridad y sencillez cómo estás por dentro.
- Manifiéstale tu deseo de limpieza, de gozo.
- Acoge a Dios, que te envuelve con su bondad, con su compasión y misericordia.
- Ponte ante él como barro en manos del alfarero, y pídele que te cree de nuevo, no desde la nada, sino desde ti mismo, que te muestre su rostro, que te regale su Espíritu.
¿Cómo vivirlo?
- Toda palabra de Dios es para la vida. Este salmo nos invita a vivir la vida, la nuestra, la de cada día, sabiendo que detrás está siempre la presencia discreta, pero necesaria, silenciosa, pero gozosa de Dios. «Juntos andemos Señor» (Teresa de Jesús).
- No olvidamos nuestra pequeñez, pero sabemos que el Señor la puede convertir en alabanza. «Que mi vida sea una flauta que Tú la llenes de música» (Tagore)