La XII edición de la Cátedra Francisco Palau, se celebra dentro del 150 aniversario de la muerte del beato Francisco Palau.
El tema de este año: “La belleza camino de comunión”, dice tanto y lo dice todo. Esa belleza que cada uno llevamos dentro de la que somos testigos y transmisores.
Ofrecemos algunas pinceladas de los temas tratados.
JAVIER SANCHO FERMIN, director Universidad de la Mística:
LA BELLEZA ONTOLÓGICA Y TRASCENDENTE DE LA REALIDAD
Es un título necesario por la necesidad de comenzar reflexionando sobre lo que realmente fundamenta la belleza.
¿Por qué podemos decir que algo es bello?. No hay cánones de belleza, siempre hay una percepción subjetiva, a pesar de que no coincida con la opinión de las personas que nos rodean.
¿Realmente hay algo más de lo aparente que sostenga la belleza?
Si existe, es lo que podemos denominar como aspecto deontológico de la belleza.
¿Qué hace que la liturgia sea bella?
Es donde se manifiesta la realidad de la belleza en Dios creador.
Si pretendemos definir la belleza, entonces caemos en la trampa. La percibimos, pero nos trasciende.
Lo bello y la belleza están en relación con lo bueno. Así ha sido tratado desde hace siglos.
¿Qué es lo bello?
Platón por boca de Sócrates fue el primero en preguntárselo.
Dos son las perspectivas básicas de la belleza: belleza ontológica (bondad, verdad) y belleza estática (percepción subjetiva).
La belleza se escapa a las sensaciones, aunque la percibamos por los sentidos.
La belleza limitada al ámbito de la estética nunca podrá generar la comunión universal.
En la Iglesia, la belleza la vivimos en comunión casi todos los días y casi ni nos damos cuenta.
Seguidamente, Javier Sancho, nos habló de tres momentos que considera que especifican el valor y contenido de la Belleza ontológica y trascendental:
Y vio Dios que todo era bueno – El logos creador
Al acercarnos a las Escrituras con esta mentalidad filosófica y cultural, detectamos el valor del lenguaje y su traducción. En la Biblia belleza es sinónimo de: bueno, bien, bondad, agradable, hermoso, bello, etc.
La traducción ya implica que la belleza tiene un aspecto ontológico que va más allá (valor trascendente).
Hay una percepción de bueno en todo lo creado por Dios: “Y vio Dios que era bueno”.
La belleza estética conlleva el peligro de la idolatría (como es el caso en el pueblo hebreo)
En el A.T. lo bello es lo que se corresponde con la voluntad del Creador.
La criatura más bella (el hombre- a imagen y semejanza)
Dios hace portavoz al hombre de la belleza de que ha sido plasmado (a imagen y semejanza de Dios)
Dios no crea al hombre con una orden (Hágase.) como hasta ahora, lo crea con sus manos.
La criatura humana es para Dios la más hermosa de todas las criaturas.
La realidad del ser humano: Dios está en ti y tú no puedes estar sin él.
La restauración de la belleza: el Verbo encarnado y resucitado
Dado que la mejor expresión de la belleza es el ser humano (Dios se hizo hombre).
Dios ha escogido lo bello como manifestación de la belleza y la encarnación es un Dios que reafirma que lo más bello es el ser humano.
En la convivencia fraternal podemos herirnos, pero aun así hay la belleza necesaria para una mirada contemplativa.
A veces nuestros cánones de belleza nos impiden ver la belleza.
La voluntad de Dios da sentido a toda la vida de Jesús: “mi aliento, cumplir la voluntad de mi padre”.
La belleza es vida. La belleza resplandece en el misterio de la cruz. La belleza de un amor totalmente entregado, con el cumplimiento del proyecto y voluntad de Dios.
Todo se ha recapitulado en Cristo, el más bello de los hombres…
NATALIA PLA: LA BELLEZA NUESTRA DE CADA DÍA …
En lo ordinario, a veces, mora lo extraordinario. Para apercibirnos de ello conviene desarrollar una actitud contemplativa y cierto sentido de transcendencia que nos permitirán ver más hondo, más allá… La belleza de las cosas pequeñas, de lo cotidiano es una expresión de justicia, porque hace accesible a todo el mundo algo imprescindible para el sentido de la vida. La belleza unge lo cotidiano y supone un modo de oración, una cadencia que sostiene nuestra vida.
La belleza de las cosas pequeñas, a veces, se ve empañada por la imagen (aparentar), la opulencia y otros aspectos engañosos de la vida en que nos movemos.
La belleza es una de esas cosas de la vida que uno solo tiene si las da…
LOLA JARA: BELLEZA Y MÍSTICA EN EL LIBRO “MIS RELACIONES”.
Francisco Palau nos sorprende con una propuesta teológica y existencial que va más allá del tiempo y espacio cultural en el que le tocó vivir. Tanto en su vida como en su obra desarrolla el camino de la belleza. Él que comprendió a lo largo de una ininterrumpida noche de 40 años, que el misterio nunca se deja abrazar totalmente, percibe en la belleza una inmensidad de gracia y salvación en la que perderse y encontrarse. Efectivamente, pasó su vida en la búsqueda de la belleza y encontró en la Iglesia la belleza infinita que buscaba.
En este mundo desordenado y roto, confuso y desesperanzado… hacen falta maestros y profetas como F. Palau, que vengan a decirnos con la vida, que la belleza auténtica hay que buscarla dentro del corazón del hombre, maestros del espíritu, profetas de la comunión y del encuentro, que vengan a gritar con hechos de vida que Dios Trinidad habita dentro y que es bello en sí, con esa hermosura original que hace nueva todas las cosas (Ap 21, 5).
EDUARDO SANZ DE MIGUEL: LA IGLESIA COMO BELLEZA QUE IRRADIA AL COSMOS EN FRANCISCO PALAU
La tradición bíblica, litúrgica y espiritual canta la hermosura de Cristo y de su Iglesia. Pero, la mayoría de nuestros contemporáneos no lo ven. Solo tienen ojos para los escándalos causados por algunos eclesiásticos. Francisco Palau era contemplativo y sabía ver más allá de las apariencias y de los accidentes históricos, contemplando el misterio de la Iglesia en su origen (el eterno proyecto de Dios Trinidad) y en su destino (la perfecta consumación al final de los siglos)…