MOTIVACIÓN
Monitor
En este tiempo tan convulso y tenso, lleno de amenazas y desastres naturales, dividido y necesitado de paz y esperanza, Teresa de Jesús nos convoca para orar, para orar por la paz. Vimos momentos difíciles en el mundo, las noticias de guerras son alarmantes, todos los pueblos se arman y se preparan para lo que pueda suceder, para lo peor. El papa Francisco alza su voz pidiendo “al Señor con insistencia que nuestra tierra pueda ver florecer la fraternidad y supere las heridas, los miedos y divisiones”.
Teresa de Jesús, mujer contemplativa, sensible a los problemas de su tiempo nos invita hoy a orar los dolorosos acontecimientos que golpean nuestra tierra; a poner ante el Señor las heridas de los pueblos que emigran, el sufrimiento de las gentes en los campos de refugiados, las grietas que el planeta tierra, nuestra casa común, sufre por los incendios, sequías e inundaciones.
Por eso hoy, unidos a ella, mujer de esperanza, vamos a «tratar» con Dios, el amigo verdadero, la realidad que nos rodea y abruma. Necesitamos luz, esperanza, paz.
Pausa de silencio.
Nos hacemos conscientes de la Presencia de Dios en nosotros, de su Espíritu divino derramado en nuestros corazones y le invocamos que alumbre nuestra oscuridad y pacifique nuestro interior.
Canto: VEN, ESPÍRITU. VEN, ESPÍRITU. VEN, ESPÍRITU.
1. «ESTASE ARDIENDO EL MUNDO»
Monitor
El tiempo de Teresa también estuvo atravesado por conflictos, luchas y guerras de religión, divisiones en la sociedad y en la Iglesia. Pero esta valiente mujer de Dios, no se queda parada ni indiferente, sino que decide hacer lo poquito que ella y sus hermanas pueden hacer en aquella situación. Este es su grito al Señor:
Teresa
¡Oh hermanas mías en Cristo!, ayudadme a suplicar esto al Señor, que para eso os juntó aquí; este es vuestro llamamiento, estos han de ser vuestros negocios, estos han de ser vuestros deseos, aquí vuestras lágrimas, estas vuestras peticiones… Estase ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, como dicen, pues le levantan mil testimonios, quieren poner su Iglesia por el suelo, ¿y hemos de gastar tiempo en cosas que por ventura, si Dios se las diese, tendríamos un alma menos en el cielo? No, hermanas mías, no es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia” (Camino de perfección (V), c. 2, 5).
Pausa de silencio
Monitor
“Estase ardiendo el mundo… no es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia”.
Presentemos al Señor nuestro mundo herido por las guerras, la ambición, el orgullo, el poder, la amenaza nuclear, la tiranía de la abundancia, el individualismo, la indiferencia, la pérdida de valores…
Canto En nuestra oscuridad – Taizé.
Oramos con las palabras del papa Francisco:
Monitor
“Señor, Dios de paz, escucha nuestra súplica.
Hemos intentado muchas veces y durante muchos años resolver nuestros conflictos con nuestras fuerzas, y también con nuestras armas; tantos momentos de hostilidad y de oscuridad; tanta sangre derramada; tantas vidas destrozadas; tantas esperanzas abatidas… Pero nuestros esfuerzos han sido en vano. Ahora, Señor, ayúdanos tú. Danos tú la paz, enséñanos tú la paz, guíanos tú hacia la paz. Abre nuestros ojos y nuestros corazones, y danos la valentía para decir: «¡Nunca más la guerra!»; «con la guerra, todo queda destruido. Infúndenos el valor de llevar a cabo gestos concretos para construir la paz. …
Canto En nuestra oscuridad enciende la llama de tu amor, Señor.
… Señor, Dios de Abraham y los Profetas, Dios amor que nos has creado y nos llamas a vivir como hermanos, danos la fuerza para ser cada día artesanos de la paz; danos la capacidad de mirar con benevolencia a todos los hermanos que encontramos en nuestro camino. Haznos disponibles para escuchar el clamor de nuestros ciudadanos que nos piden transformar nuestras armas en instrumentos de paz, nuestros temores en confianza y nuestras tensiones en perdón…
Canto En nuestra oscuridad enciende la llama de tu amor, Señor.
… Mantén encendida en nosotros la llama de la esperanza para tomar con paciente perseverancia opciones de diálogo y reconciliación, para que finalmente triunfe la paz. Y que sean desterradas del corazón de todo hombre estas palabras: división, odio, guerra. Señor, desarma la lengua y las manos, renueva los corazones y las mentes, para que la palabra que nos lleva al encuentro sea siempre «hermano», y el estilo de nuestra vida se convierta en shalom, paz, salam. Amén” (Oración por la paz, Jardines Vaticanos, 8 de junio de 2014)
Canto En nuestra oscuridad enciende la llama de tu amor, Señor.
2. CRISTO ES NUESTRA PAZ
Se enciende una vela y se mantiene en alto durante la lectura de la Palabra.
Proclamación de la Palabra: Efesios 2, 14-19
Lector
“Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que los separaba: la enemistad. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y decretos, para crear, de los dos, en sí mismo, un único hombre nuevo, haciendo las paces. Reconcilió con Dios a los dos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, a la hostilidad. Vino a anunciar la paz: paz a vosotros los de lejos, paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre por medio de él en un mismo Espíritu. Así pues, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”
Canto de paz
Nos dice Teresa de Jesús en uno de sus Poemas:
Teresa
“En la cruz está la vida
y el consuelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
En la cruz está «el Señor
de cielo y tierra»,
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra.
Todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo”.
Nos dice Teresa de Jesús:
“¡Paz, paz!, hermanas mías, dijo el Señor, y amonestó a sus Apóstoles tantas veces. Pues creedme, que si no la tenemos y procuramos en nuestra casa, que no la hallaremos en los extraños. Acábese ya esta guerra; por la sangre que derramó por nosotros lo pido yo a los que no han comenzado a entrar en sí; y a los que han comenzado, que no baste para hacerlos tornar atrás” (Moradas Segundas, cap. Único, 9)
Pausa de silencio
Decimos todos:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
‘La paz os dejo, mi paz os doy’,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
3. NADA TE TURBE…. SOLO DIOS BASTA
Monitor
La última palabra no la tiene el mal sino el Amor. Teresa nos invita a confiar en Dios, a poner los ojos en Cristo, nuestro bien. Quien tiene a Dios, tiene la paz, nada le turba. Quien tiene a Dios nada le falta. Él es nuestra paz y pacifica nuestro corazón.
La palabra de Teresa de Jesús es luz para nuestro camino:
“Estando un día muy penada por el remedio de la Orden, me dijo el Señor: «Haz lo que es en ti y déjame tú a Mí y no te inquietes por nada; goza del bien que te ha sido dado, que es muy grande; mi Padre se deleita contigo y el Espíritu Santo te ama» (Relación 13).
Pausa de silencio
«Oh, amor fuerte de Dios! ¡y como no le parece que ha de haber cosa imposible a quien ama! ¡Oh dichosa alma que ha llegado a alcanzar esta paz de su Dios, que esté señoreada sobre todos los trabajos y peligros del mundo, que ninguno teme, a cuento de servir a tan buen esposo y Señor!» (Conceptos, 3, 4).
Decimos todos con Teresa de Jesús:
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia todo
lo alcanza.
Quien a Dios tiene
nada le falta.
Solo Dios basta.
Rezamos el Padre nuestro
Oramos con el papa Francisco a Santa María, Reina de la Paz:
“Oh María, Madre de Dios y Reina de la Paz,
durante la pandemia nos reunimos en torno a ti
para pedir tu intercesión.
Te pedimos que ayudes a los enfermos
y des fuerza al personal médico;
imploramos misericordia para los moribundos
y que seques las lágrimas de los que sufren en silencio y soledad…
Estamos ante ti, Reina de la Paz, para suplicarte:
concédenos el gran don de la paz,
y haz que acabe pronto la guerra,
que desde hace decenios hace estragos
en diversas partes del mundo,
y que ahora ha invadido también el continente europeo.
Somos conscientes de que la paz
no puede ser solo el resultado de las negociaciones
ni una consecuencia de los acuerdos políticos,
sino que es sobre todo un don pascual del Espíritu Santo.
Hoy elevamos nuestros corazones a Ti, Reina de la Paz:
intercede por nosotros ante tu Hijo,
reconcilia los corazones llenos de violencia y venganza,
endereza los pensamientos cegados
por el deseo de enriquecimiento fácil,
que tu paz reine en toda la tierra”
(Papa Francisco, 31 de mayo de 2022).
Canto:
ID AMIGOS POR EL MUNDO ANUNCIANDO EL AMOR.
MENSAJEROS DE LA VIDA DE LA VIDA, DE LA PAZ Y EL PERDÓN.
SED AMIGOS, LOS TESTIGOS DE MI RESURRECCIÓN.
ID LLEVANDO MI PRESENCIA. CON VOSOTROS ESTOY.
CIPE
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