«Considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas. Que si bien lo consideramos, hermanas, no es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice El tiene sus deleites…
Y en el centro y mitad de todas éstas tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma…
La puerta para entrar en este castillo es la oración y consideración, no digo más mental que vocal, que como sea oración ha de ser con consideración; porque la que no advierte con quién habla y lo que pide y quién es quien pide y a quién, no la llamo yo oración, aunque mucho menee los labios» (Santa Teresa de Jesús 1M 1.3.7).
El alma es de cristal,
castillo luminoso,
perla oriental.
Palacio real,
con inmensas moradas
donde morar.
Centro y mitad,
está en medio del alma,
la principal.
En ella pasan
las cosas más secretas
de Dios y el alma.
Es de cristal, castillo luminoso, perla oriental.
Siempre obligada
la oración es la puerta
de las moradas.
En ella habita
el Rey que da a la esposa
vida infinita.
Es de cristal, castillo luminoso, perla oriental.
Hay una fuente
y el árbol de la vida
y Dios viviente.
Es de cristal, castillo luminoso, perla oriental.
En ella pasan
las cosas más secretas
de Dios y el alma.
Partitura musical en el DOC. PDF