Cuarto grado de oración:
TRASFORMACIÓN DE LA VIDA PERSONAL.
NUEVOS VALORES DE LA VIDA CRISTIANA.
EN LA ATALAYA DE LAS VERDADES. (Caps. 20-21)
En el Capítulo 20 Teresa se ha propuesto «tratar de la diferencia que hay de unión a arrobamiento», pero abandona ese proyecto expositivo del «cuarto grado», y pasa al narrativo autobiográfico para contar el propio «cuarto grado», forcejeando por explicárselo a sí misma y al lector.
Temas tratados:
- Qué es arrobamiento y cuáles sus efectos.
- En qué consiste la pena de ausencia de Dios.
- Cuál es la nueva tabla de valores en la vida de Teresa y del místico.
«Consideremos ahora que esta agua postrera es tan copiosa que, si no es por no lo consentir la tierra, podemos creer que se está con nosotros esta nube de la gran Majestad acá en esta tierra… Coge el Señor el alma, digamos ahora, a manera que las nubes cogen los vapores de la tierra, Y levántala toda de ella… y sube la nube al cielo y llévala consigo, y comiénzala a mostrar cosas del reino que le tiene aparejado. No sé si la comparación cuadra, mas en hecho de verdad ello pasa así»
Personalidad nueva: dimensión teologal
- Siente a Dios entrañado en la propia vida
- Vive su «recio martirio sabroso»
- Levantar la bandera por Dios
Su relación con todo lo creado, personas y cosas.
- «Querría dar voces para dar a entender verdades…»
- «Fatígase del tiempo en que miró puntos de honra…»
- «Ríese de sí, del tiempo que tenía en algo los dineros y codicia de ellos…».
- «Ve de los deleites tan gran ceguedad, y cómo con ellos compra trabajo, aun para esta vida, y desasosiego. ¡Qué inquietud! ¡Qué poco contento! ¡Qué trabajar en vano!»
En definitiva, Teresa ha adquirido un nuevo concepto y nueva experiencia de lo que es señorío y libertad en la vida
El Capítulo 21: Final del cuarto grado de oración. Teresa se siente «subida a una atalaya adonde se ven verdades»
Tres planos:
- La acción de Dios sobre el místico (sobre Teresa)
- El autorretrato de ella a esa altura de la vida
- Rasgos fisonómicos del místico del cuarto grado.
La acción de Dios sobre el místico (sobre Teresa) es el hecho salvífico fundamental. Percibir esa acción divina es la quintaesencia de la experiencia del místico. Es su típica experiencia de la gracia de Él, que parecía quedar en sordina, como si esa gracia fuese sólo una componente secundaria de la vida del creyente en Cristo.En el místico, en cambio, pasa esa gracia a primer plano.
El orante adquiere personalidad bien definida
- Con clara visión de sí mismo y de su emplazamiento terrestre y social
- Capaz de relativizar lo efímero y valorar lo absoluto.
- La experiencia mística está lejos de hacer de él un ausente o un trasnochado.
- Es capaz de responsabilizar a los gobernantes de lo que pasa en la sociedad.
- El místico se siente investido de funciones de profeta, como un vocero de Dios.
- Enclavado y encarado con las realidades terrestres.
- En la apreciación de Teresa, dos arquetipos del místico serían Pablo y la Magdalena: hombre y mujer.
- A la vez, el estado del místico tiene algo de anticipo escatológico.
(Esquemas del Libro de la Vida, ed. de Tomás Álvarez. Monte Carmelo Burgos2004)