3 de febrero
«De una cosa aviso mucho a quien se viere en este estado: que se guarde muy mucho de ponerse en ocasiones de ofender a Dios; porque aquí no está aún el alma criada, sino como un niño que comienza a mamar, que si se aparta de los pechos de su madre, ¿qué se puede esperar de él sino la muerte? Yo he mucho temor que a quien Dios hubiere hecho esta merced y se apartare de la oración, que será así, si no es con grandísima ocasión o si no torna presto a ella, porque irá de mal en peor. Yo sé que hay mucho que temer en este caso, y conozco a algunas personas que me tienen harto lastimada y he visto lo que digo, por haberse apartado de quien con tanto amor se le quería dar por amigo y mostrárselo por obras. Aviso tanto que no se pongan en ocasiones, porque pone mucho el demonio más por un alma de éstas que por muy muchas a quien el Señor no haga estas mercedes; porque le pueden hacer gran daño con llevar otras consigo, y hacer gran provecho, podría ser, en la Iglesia de Dios; y aunque no haya otra cosa sino ver el que Su Majestad las muestra amor particular, basta para que él se deshaga porque se pierdan; y así son muy combatidas y aun mucho más perdidas que otras, si se pierden.
Vosotras, hermanas, libres estáis de estos peligros, a lo que podemos entender; de soberbia y vanagloria os libre Dios; y de que el demonio quiera contrahacer estas mercedes, conocerse ha en que no hará estos efectos, sino todo al revés» (4M 3,10).
- Teresa despliega su dimensión profética. No está encerrada en sí misma. Ama a los demás. Quiere su bien. Esto le hace ponerse en la atalaya y decir su palabra comprometida. Unas veces anuncia, otras veces denuncia; aquí avisa. Es un lujo contar en la vida con personas así.
- No se fija en superficialidades. Va a la hondura del ser humano. El Señor, que con tanto amor se nos quiere dar por amigo y mostrárnoslo por obras, es el centro. Esa es la clave para vivir respondiendo al amor y, así, crecer.
- Esta alternativa de humanidad nueva que Dios ofrece es muy frágil. Este gozo de la vida que lleva a trabajar por el Reino no está afianzado todavía. Está como un niño que mama de los pechos de su madre. Lo bueno se puede corromper y quedar mucho más perdido. Hay que tener cuidado. Donde estaba naciendo una persona nueva, puede sobrevenir la despersonalización.
- El enemigo está dentro de nosotros. No es lo mismo obedecer al Señor de la verdad, que al señor de la mentira.
- Propone Teresa algo muy sensato: romper con el enemigo, alejándonos de las ocasiones. Está en juego seguir escuchando la música de fondo del amor gratuito de Dios en el corazón. Está en juego, que muchos perciban esa música y se pongan a danzar al ritmo de Dios.
- Gracias, Teresa, por avisarnos. Gracias a todos los que nos dicen palabras de atención; es una forma preciosa de expresarnos el amor de verdad.
4 de febrero
«De un peligro os quiero avisar (aunque os lo he dicho en otra parte) en que he visto caer a personas de oración, en especial mujeres, que como somos más flacas, ha más lugar para lo que voy a decir. Y es que algunas, de la mucha penitencia y oración y vigilias y aun sin esto, sonse flacas de complexión; en teniendo algún regalo, sujétales el natural y, como sienten contento alguno interior y caimiento en lo exterior y una flaqueza, cuando hay un sueño que llaman espiritual, que es un poco más de lo que queda dicho, paréceles que es lo uno como lo otro y déjanse embebecer. Y mientras más se dejan, se embebecen más, porque se enflaquece más el natural, y en su seso les parece arrobamiento; y llámole yo abobamiento, que no es otra cosa más de estar perdiendo tiempo allí y gastando su salud (a una persona le acaecía estar ocho horas), que ni están sin sentido, ni sienten cosa de Dios. Con dormir y comer y no hacer tanta penitencia, se le quitó a esta persona, porque hubo quien la entendiese, que a su confesor traía engañado y a otras personas y a sí misma, que ella no quería engañar. Bien creo que haría el demonio alguna diligencia para sacar alguna ganancia, y no comenzaba a sacar poca» (4M 3,11-12).
- Teresa sabe de qué habla. Buscando permanentemente quien la entendiera, orando, experimentando, ha adquirido mucha luz. Ha buscado la verdad. Ahora puede ayuda a discernir a los demás. Y lo hace en un tema complicado.
- Resulta que ha encontrado personas de mucha penitencia, oración, vigilias. Desde unos parámetros son personas irreprochables. Se embeben cuando sienten algún regalo interior. ¿Quién se puede meter con ellas, si parece que las rodea una aureola de santidad?
- Teresa se mete y discierne, sospecha. Se sitúa de una forma crítica. Valora tanto a los orantes, llamados a una relación amorosa con Dios, que no consiente que un tesoro tan bello se eche a perder.
- Lo que a esas personas les parece arrobamiento, Teresa lo llama, simple y llanamente, abobamiento. Así zanja la cuestión. Pierden tiempo y salud, y lo peor: pueden perderse ellas, estancarse en el camino. Necesitan dormir y comer y no hacer tanta penitencia. Necesitan tomar en serio las riendas de sus vidas y entrar en una historia de libertad. Necesitan coherencia y fidelidad a la verdad. Necesitan mirarse siempre en Jesús.
- ¡Qué importante es encontrar quien nos entienda para entendernos!
5 de febrero
«Hase de entender que cuando es cosa verdaderamente de Dios, que aunque hay caimiento interior y exterior, que no le hay en el alma, que tiene grandes sentimientos de verse tan cerca de Dios, ni tampoco dura tanto, sino muy poco espacio, bien que se torna a embebecer; y en esta oración, si no es flaqueza como he dicho no llega a tanto que derrueque el cuerpo ni haga ningún sentimiento exterior en él. Por eso tengan aviso que cuando sintieren esto en sí, lo digan a la prelada y diviértanse lo que pudieren y hágalas no tener horas tantas de oración sino muy poco, y procure que duerman bien y coman, hasta que se les vaya tornando la fuerza natural, si se perdió por aquí. Si es de tan flaco natural que no le baste esto, créanme que no la quiere Dios sino para la vida activa, que de todo ha de haber en los monasterios; ocúpenla en oficios, y siempre se tenga cuenta que no tenga mucha soledad, porque vendrá a perder del todo la salud. Harta mortificación será para ella; aquí quiere probar el Señor el amor que le tiene en cómo lleva esta ausencia, y será servido de tornarle la fuerza después de algún tiempo, y si no, con oración vocal ganará y con obedecer, y merecerá lo que había de merecer por aquí y por ventura más» (4M 3,13).
- Teresa está hablando con mujeres, conoce muy el alma femenina, pero su palabra verdadera vale para todos. En todo, pero sobre todo en las cosas de Dios, necesitamos ayuda para discernir. ¿Está Dios en mi oración? ¿Es verdadera mi oración? ¿Está Dios en mi vida? ¿Cuáles son las señales? No basta con decir que oramos. Es bueno preguntarnos sinceramente cómo es nuestra oración.
- Mira a las personas orantes con sentido común y con una inteligencia que Dios le ha dado para todo lo relacionado con la oración. Tiene olfato para percibir por dónde anda Dios. Todos lo tenemos, en mayor o menor medida. Hay experiencias orantes que nos huelen a poca verdad. Es importante aquí una alianza entre fe y razón.
- A estas personas que se embeben horas y horas en la oración y parece que están como desmayadas, Teresa no las caricaturiza ni se mofa de ellas, cosa que a veces ocurre. Se siente llamada a liberar. Busca la autenticidad de la experiencia. Inicia con esas personas la conquista de la libertad, de la autonomía, de la dignidad de la persona. Pone en el centro a la persona como experiencia única.
- Cuando esta oración es de Dios dura poco, no decae la persona en lo interior, crecen los deseos de estar con Dios, hay obediencia, en todo encuentra ocasión de mostrar el amor a Dios, sirve a Dios sirviendo a los demás en mil tareas.
6 de febrero
«También podría haber algunas de tan flaca cabeza e imaginación como yo las he conocido que todo lo que piensan les parece que lo ven; es harto peligroso. Porque quizá se tratará de ello adelante, no más aquí, que me he alargado mucho en esta morada, porque es en la que más almas creo entran, y como es también natural junto con lo sobrenatural, puede el demonio hacer más daño; que en las que están por decir, no le da el Señor tanto lugar. Sea por siempre alabado, amén» (4M 3,14).
- No tiene miedo Teresa, más que entrar en temas espinosos, lo que hace es acercarse con una inmensa compasión a las personas débiles, en las que se mezcla, por flaqueza, lo natural con lo sobrenatural. Como hacía Jesús. Sería más fácil dejar a las personas en su debilidad, pero no lo hace. Es posible poner luz en la oscuridad, salvar lo que parecía perdido. La oración, si no es libre, no es oración.
- Teresa es valiente para pensar, para actuar, para ser. Busca la comunión con las personas, nunca el dominio sobre ellas. Con la paciencia del amor acompaña sin suplantar. Hace espacio para que el otro sea.
- Va de abajo arriba, por eso el camino es lento y dice que se ha alargado mucho. Acompañar a las personas que se han extraviado por los caminos lleva más tiempo que dictar principios. La relación con Dios lleva a crecer como personas.
- No es de extrañar que termine el relato con una danza de alabanza al Dios que no sabe hacer otra cosa que el bien para nuestro bien. El camino se abre cuando comienza la alabanza.
7 de febrero
«¡Oh hermanas!, ¿cómo os podría yo decir la riqueza y tesoros y deleites que hay en las quintas moradas? Creo fuera mejor no decir nada de las que faltan, pues no se ha de saber decir ni el entendimiento lo sabe entender ni las comparaciones pueden servir de declararlo, porque son muy bajas las cosas de la tierra para este fin.
Enviad, Señor mío, del cielo luz para que yo pueda dar alguna a estas vuestras siervas, pues sois servido de que gocen algunas de ellas tan ordinariamente de estos gozos, porque no sean engañadas, transfigurándose el demonio en ángel de luz, pues todos sus deseos se emplean en desear contentaros» (5M 1,1).
- Entra en las quintas moradas y Teresa no sabe qué hacer, si hablar o callar. Dios es inabarcable en su grandeza de amor. Lo más hermoso es lo que no captamos ni acertamos a explicar. Cuando la palabra lo quiere decir todo, desnuda el misterio; por eso, el deseo de callar, el balbuceo, el callado amor.
- Terminará hablando para darnos a conocer la riqueza, los tesoros y deleites que Dios ha preparado para los que lo aman. Y lo hará yendo más allá de los límites del lenguaje, entrando en la fantasía del Espíritu. Sus sueños y visiones tocan las necesidades más hondas que llevamos dentro.
- Se responsabiliza de la propia vida y de la vida de las hermanas que están a su alrededor; es un deber que tiene que cumplir. Dar a conocer la verdad que uno ha encontrado es una señal de amor, de gratuidad, de entrega.
- El tema de la verdad-engaño que le acompaña en toda la travesía será determinante para lanzarse a la aventura de contar los nuevos paisajes de Dios. Pide luz al Espíritu y comienza la tarea de abrir futuro a la experiencia cristiana. Vamos nosotros a dejarnos sorprender por lo que nos cuenta esta mujer, apasionada por Dios y del ser humano. Necesitamos su canción mística.
8 de febrero
«Y aunque dije ‘algunas’, bien pocas hay que no entren en esta morada que ahora diré. Hay más y menos, y a esta causa digo que son las más las que entran en ellas. En algunas cosas de las que aquí diré que hay en este aposento, bien creo que son pocas; mas aunque no sea sino llegar a la puerta, es harta misericordia la que las hace Dios; porque, puesto que son muchos los llamados, pocos son los escogidos. Así digo ahora que aunque todas las que traemos este hábito sagrado del Carmen somos llamadas a la oración y contemplación (porque éste fue nuestro principio, de esta casta venimos, de aquellos santos Padres nuestros del Monte Carmelo, que en tan gran soledad y con tanto desprecio del mundo buscaban este tesoro, esta preciosa margarita de que hablamos), pocas nos disponemos para que nos la descubra el Señor. Porque cuanto a lo exterior vamos bien para llegar a lo que es menester; en las virtudes para llegar aquí, hemos menester mucho, mucho, y no nos descuidar poco ni mucho. Por eso, hermanas mías, alto a pedir al Señor, que pues en alguna manera podemos gozar del cielo en la tierra, que nos dé su favor para que no quede por nuestra culpa y nos muestre el camino y dé fuerzas en el alma para cavar hasta hallar este tesoro escondido, pues es verdad que le hay en nosotras mismas, que esto querría yo dar a entender, si el Señor es servido que sepa» (5M 1,2).
- ¡Vaya piropo de Teresa a las mujeres que la rodean! Bien pocas son las que no entran en estas moradas. Asomarse a la puerta y ver las maravillas de Dios ya es un don inmenso de su misericordia. Para nosotros, este relato es un desafío, porque Dios es el amante que todo lo que tiene y es lo pone en manos de los que ama. Pero nosotros tenemos que disponernos. En realidad, todo nuestro bien consiste en aprender a recibir.
- Teresa invita a entrar en la dinámica de la libertad-donación: disponernos con virtudes, creer que podemos gozar de Dios aquí en la tierra del propio corazón, que no quede por nuestra culpa, pedir ayuda para que tengamos fuerza y cavemos hasta hallar el tesoro escondido que llena de alegría a quien lo encuentra.
- Dios, que no quiere vencernos con la fuerza, nos hace una propuesta de amor y de vida plena y busca nuestra reciprocidad libre y amorosa. Él tiene la iniciativa gratuita. Nosotros podemos decir que sí. Nuestra actitud en la contemplación es siempre una respuesta a su llamada. En el vacío de nuestra interioridad nos está esperando Dios como plenitud. Nuestra sed reclama la plenitud del que solo sabe amar. Nuestras vidas son la escritura oculta, a veces ignorada, de una historia oculta, la del amor de Dios que espera.
9 de febrero
«Dije ‘fuerzas en el alma’, porque entendáis que no hacen falta las del cuerpo a quien Dios nuestro Señor no las da; no imposibilita a ninguno para comprar sus riquezas; con que dé cada uno lo que tuviere, se contenta. Bendito sea tan gran Dios. Mas mirad, hijas, que para esto que tratamos no quiere que os quedéis con nada; poco o mucho, todo lo quiere para sí, y conforme a lo que entendiéreis de vos que os han dado, se os harán mayores o menores mercedes. No hay mejor prueba para entender si llega a unión o si no nuestra oración. No penséis que es cosa soñada, como la pasada. Digo soñada, porque así parece está el alma como adormecida, que ni bien parece está dormida ni se siente despierta. Aquí con estar todas dormidas, y bien dormidas, a las cosas del mundo y a nosotras mismas (porque en hecho de verdad se queda como sin sentido aquello poco que dura, que ni hay poder pensar, aunque quieran, aquí no es menester con artificio suspender el pensamiento» (5M 1,3).
- Teresa está rodeada de gente sencilla, de pobres. Habla para ellos, escribe para ellos. La contemplación no es algo para superdotados. Es cuestión de amar, y todos pueden amar. No importan las fuerzas humanas, lo que vale es tener fuerzas en el alma. Dios es para los pobres y pequeños. A Dios no se la alcanza a fuerza de brazos; Él nos alcanza a fuerza de gracia. En el corazón del pobre se produce el encuentro y un caudal de agua mana inagotable mana dentro.
- El horizonte que pinta Teresa es espléndido. Dios ha guardado el mejor vino para el final, una fiesta nos espera. Queda asombrada ante este gran Dios, que se contenta con que cada uno dé lo que tiene, nada más, tampoco nada menos. Ante un Dios así no tiene sentido avergonzarse de la propia pequeñez, ni esconder el único talento en la tierra. Hay que mirar su grandeza, aunque quedemos dormidos a todas las cosas que antes nos ocupaban.
- Lo que vemos nos deja asombrados, sin palabras. Sin estrategias humanas, queda centrado en Dios todo nuestro ser. En medio de este asombro, vamos sacando lo que tenemos y somos par darnos a Dios del todo, sin hacernos partes, sin quedarnos con nada. Y al ir entendiendo lo que Dios nos da, se abre más y más nuestra puerta para recibir más y más. Queda una memoria agradecida en el corazón. Se cumple que al que tiene se le dará.