3 de diciembre
«Miremos nuestras faltas y dejemos las ajenas, que es mucho de personas tan concertadas espantarse de todo; y por ventura de quien nos espantamos, podríamos bien deprender en lo principal; y en la compostura exterior y en su manera de trato le hacemos ventajas; y no es esto lo de más importancia, aunque es bueno, ni hay para qué querer luego que todos vayan por nuestro camino, ni ponerse a enseñar el del espíritu quien por ventura no sabe qué cosa es; que con estos deseos que nos da Dios, hermanas, del bien de las almas podemos hacer muchos yerros; y así es mejor llegarnos a lo que dice nuestra Regla: ‘en silencio y esperanza procurar vivir siempre’, que el Señor tendrá cuidado de sus almas. Como no nos descuidemos nosotras en suplicarlo a Su Majestad, haremos harto provecho con su favor. Sea por siempre bendito» (3Moradas 2,13).
- Cuando llevamos en la interioridad un deseo profundo, nuestros ojos están vueltos hacia dentro, no se entretienen en mirar superficialidades.
- La buena nueva de Jesús se anuncia con el testimonio. La transparencia de vida vale más que las palabras de reproche y de espanto ante los fallos de los demás.
- Los ojos abiertos son necesarios, pero para aprender de todo y de todos, no para sentirnos superiores y condenar. Si miramos con los ojos de Dios, todo es gracia.
- Y mucho silencio y esperanza a la hora de vivir, porque el Señor nos ama y cuida de nosotros.
4 de diciembre
«Para comenzar a hablar de las cuartas moradas bien he menester lo que he hecho, que es encomendarme al Espíritu Santo y suplicarle de aquí adelante hable por mí, para decir algo de las que quedan de manera que lo entendáis; porque comienzan a ser cosas sobrenaturales, y es dificultosísimo de dar a entender, si Su Majestad no lo hace, como en otra parte que se escribió hasta donde yo había entendido, catorce años ha, poco más o menos. Aunque un poco más luz me parece tengo de estas mercedes que el Señor hace a algunas almas, es diferente el saberlas decir. Hágalo Su Majestad si se ha de seguir algún provecho, y si no, no» (4 Moradas 1,1).
- Podemos comenzar el día pidiendo al Espíritu que hable en nosotros, que mire y obre en nosotros. El hace creíble nuestra vida de fe, la hace inteligible a nuestros contemporáneos.
- Somos testigos de las maravillas que hace Dios en quienes le abren la puerta, humildes testigos que dejan pasar su luz y su alegría.
- Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. No podemos quedarnos con los brazos cruzados. Nuestra fe es siempre misionera.
- El Espíritu se acerca a nosotros y nos toca por dentro, nos hace capaces de acoger al Dios vivo, nos enseña a hablar en la verdad para no engañar en las cosas de Dios.
5 de diciembre
«Como ya estas moradas se llegan más adonde está el Rey, es grande su hermosura y hay cosas tan delicadas que ver y que entender, que el entendimiento no es capaz para poder dar traza cómo se diga siquiera algo que venga tan al justo que no quede bien oscuro para los que no tienen experiencia; que quien la tiene muy bien lo entenderá, en especial si es mucha.
Parecerá que para llegar a estas moradas se ha de haber vivido en las otras mucho tiempo; y aunque lo ordinario es que se ha de haber estado en la que acabamos de decir, no es regla cierta, como ya habréis oído muchas veces; porque da el Señor cuando quiere y como quiere y a quien quiere, como bienes suyos, que no hace agravio a nadie» (4 Moradas 1,2).
- Lo que embellece nuestra vida es que en el más profundo centro de ella se esconde la presencia de Dios. La oración es dejar la ausencia para entrar en esta presencia.
- ¿Cómo dar testimonio de esta presencia de Dios en nosotros? ¿Cómo decir algo de Él? ¿Cómo expresar con nuestras palabras, pensamientos, imágenes su misterio?
- Nuestro testimonio es débil, nuestra palabra balbuciente. Pero en esa debilidad está la fuerza de Dios y la sabiduría de Dios.
- Dios da como quiere, cuando quiere, a quien quiere. Nunca lo compramos con nuestras obras. Su bondad garantiza nuestra dignidad. Al besar con su riqueza nuestra pequeñez nos brotan los cánticos y la danza.
6 de diciembre
«En estas moradas pocas veces entran las cosas ponzoñosas, y si entran no hacen daño, antes dejan con ganancia. Y tengo por muy mejor cuando entran y dan guerra en este estado de oración; porque podría el demonio engañar, a vueltas de los gustos que da Dios, si no hubiese tentaciones, y hacer mucho más daño que cuando las hay, y no ganar tanto el alma, por lo menos apartando todas las cosas que la han de hacer merecer, y dejarla en un embebecimiento ordinario. Que cuando lo es en un ser, no le tengo por seguro ni me parece posible estar en un ser el espíritu del Señor en este destierro» (4 Moradas 1,3).
- Las tentaciones pueden ser una gracia, no hay por qué mirarlas como algo negativo.
- Las tentaciones nos invitan a hacer una opción constante y radical por Dios, que está escondido en nuestro interior.
- Las tentaciones nos recuerdan nuestra fragilidad, que, abierta a la Palabra creadora, produce la vida nueva y nos hace iconos de Jesús.
- Dios es soberanamente libre ante nosotros, siempre está buscándonos, da sentido a nuestra oscuridad, es cimiento seguro de nuestra vida. La oscuridad vivida con Él es noche estrellada.
- Vivir es andar solos, apoyados en esta presencia de Dios. El Espíritu del Señor se esconde en nuestra humanidad, no la destruye.
7 de diciembre
«Pues hablando de lo que dije que diría aquí, de la diferencia que hay entre contentos en la oración o gustos, los contentos me parece a mí se pueden llamar los que nosotros adquirimos con nuestra meditación y peticiones a nuestro Señor, que procede de nuestro natural, aunque en fin ayuda para ello Dios, que hase de entender en cuanto dijere que no podemos nada sin El; mas nacen de la misma obra virtuosa que hacemos y parece a nuestro trabajo lo hemos ganado, y con razón nos da contento habernos empleado en cosas semejantes. Mas, si lo consideramos, los mismos contentos tendremos en muchas cosas que nos pueden suceder en la tierra: así en una gran hacienda que de presto se provea a alguno; como de ver una persona que mucho amamos, de presto; como de haber acertado en un negocio importante y cosa grande, de que todos dicen bien; como si a alguna le han dicho que es muerto su marido o hermano o hijo y le ve venir vivo. Yo he visto derramar lágrimas de un gran contento, y aun me ha acaecido alguna vez. Paréceme a mí que así como estos contentos son naturales, así en los que nos dan las cosas de Dios, sino que son de linaje más noble, aunque estotros no eran tampoco malos. En fin, comienzan de nuestro natural mismo y acaban en Dios.
Los gustos comienzan de Dios y siéntelos el natural y goza tanto de ellos como gozan los que tengo dichos y mucho más. ¡Oh Jesús, y qué deseo tengo de saber declararme en esto!; porque entiendo, a mi parecer, muy conocida diferencia y no alcanza mi saber a darme a entender. Hágalo el Señor» (4 Moradas 1,4).
- Si algo es el ser humano es ser buscador de alegrías. Pero las fuentes donde las busca se agotan y dejan a muchos sumidos en el sinsentido. Al esconderse las fuentes se eclipsa Dios y se eclipsa el ser humano.
- Las verdaderas alegrías tienen a Dios como fuente, nacen de Él. Proceden de lo íntimo de la fe, superan el pesimismo que nos rodea y que encamina a la destrucción.
- Tenemos que recuperar la importancia y la bondad de las crisis, de las noches oscuras (pequeñas o grandes), de las luchas espirituales para poder encontrarnos con Dios.
- Decir fe pura es decir confianza total en Dios, confiar hasta el final. Apoyarnos en Dios mismo, dejarle posibilidades de actuación en nosotros. En la pequeñez de nuestros signos la vida sigue.
8 de diciembre
«Ahora me acuerdo en un verso que decimos a Prima, al fin del postrer salmo, que al cabo del verso dice: Cum dilatasti cor meum. A quien tuviere mucha experiencia esto le basta para ver la diferencia que hay de lo uno a lo otro; a quien no, es menester más. Los contentos que están dichos no ensanchan el corazón, antes lo más ordinariamente parece aprietan un poco, aunque con contento todo de ver que se hace por Dios; mas vienen unas lágrimas congojosas, que en alguna manera parece las mueve la pasión. Yo sé poco de estas pasiones del alma que quizá me diera a entender, y lo que procede de la sensualidad y de nuestro natural, porque soy muy torpe; que yo me supiera declarar, si como he pasado por ello lo entendiera. Gran cosa es el saber y las letras para todo» (4 Moradas 1,5).
- La alegría de Dios es un terreno desconocido para nosotros.
- Cuando superamos nuestros niveles de pensamiento y nos pasamos a la manera de pensar de Jesús, entonces vamos del miedo a perder a la alegría de dar, del corazón apretado por la angustia al corazón ensanchado por el gozo.
- La oración es la oportunidad de dejarnos sorprender por Dios. Lo que Él nos ofrece es siempre regalo inmerecido. La entrada en escena de la gratuidad de Dios cambia todos nuestros esquemas.
- El Señor llega ensanchando nuestra interioridad. Es más ensanchador que ocupador. Su salario es el gozo profundo. Es como un gozo grande en el alma, como un río de agua viva.
9 de diciembre
«Lo que tengo de experiencia de este estado, digo de estos regalos y contentos en la meditación, es que si comenzaba a llorar por la Pasión, no sabía acabar hasta que se me quebraba la cabeza; si por mis pecados, lo mismo. Harta merced me hacía nuestro Señor, que no quiero yo ahora examinar cuál es mejor lo uno o lo otro, sino la diferencia que hay de lo uno a lo otro querría saber decir. Para estas cosas algunas veces van estas lágrimas y estos deseos ayudados del natural y como está la disposición; mas, en fin, como he dicho, vienen a parar en Dios, aunque sea esto. Y es de tener en mucho, si hay humildad para entender que no son mejores por eso; porque no se puede entender si son todos efectos del amor, y cuando sea, es dado de Dios.
Por la mayor parte, tienen estas devociones las almas de las moradas pasadas, porque van casi continuo con obra de entendimiento, empleadas en discurrir con el entendimiento y en meditación; y van bien, porque no se les ha dado más, aunque acertarían en ocuparse un rato en hacer actos y en alabanzas de Dios y holgarse de su bondad y que sea el que es, y en desear su honra y gloria. Esto como pudiere, porque despierta mucho la voluntad. Y estén con gran aviso cuando el Señor les diere estotro no lo dejar por acabar la meditación que se tiene de costumbre» (4 Moradas 1,6).
- Dios es diferente, no es ni nuestra idea, ni nuestro amor, ni nuestro proyecto. Él es el que es.
- Pretender encerrarlo en nuestra pequeñez y hacerlo a nuestra medida, es no dejarle ser lo que es.
- Dios se alegra de ser Dios para poder darse como Dios.
- La oración nos permite alabarle, alegrarnos de que sea un Dios de amor para nosotros.