29 de octubre
«Ya os dije otra vez que es como una lima sorda, que hemos menester entenderle a los principios. Quiero decir alguna cosa para dároslo mejor a entender.
Pone en una hermana unos ímpetus de penitencia, que le parece no tiene descanso sino cuando se está atormentando. Este principio bueno es; mas si la priora ha mandado que no hagan penitencia sin licencia, y le hace parecer que en cosa tan buena bien se puede atrever, y escondidamente se da tal vida que viene a perder la salud y no hacer lo que manda su Regla, ya veis en qué paró este bien.
Pone a otra un celo de la perfección muy grande. Esto muy bueno es; mas podría venir de aquí que cualquier faltita de las hermanas le pareciese una gran quiebra, y un cuidado de mirar si las hacen, y acudir a la priora; y aun a las veces podría ser no ver las suyas por el gran celo que tiene de la religión. Como las otras no entienden lo interior y ven el cuidado, podría ser no lo tomar tan bien» (1M 2,16).
- Para recorrer el camino de la oración y relacionarnos con Dios es necesario entendernos -pensar bien- y encontrar quien nos entienda. No son fáciles ninguna de las dos cosas.
- No todos los deseos que sentimos, aunque estén disfrazados de espiritualidad, son experiencia de Dios.
- Actuar por libre en las cosas de Dios no es bueno; nos puede llevar a la pérdida de la salud y a juzgar a los demás distanciándonos de ellos.
- La verdad, la sencillez, la humildad nos ayudan a experimentar a Dios, nos despiertan a la experiencia personal e interior de la fe.
30 de octubre
«Lo que aquí pretende el demonio no es poco, que es enfriar la caridad y el amor de unas con otras, que sería gran daño. Entendamos, hijas mías, que la perfección verdadera es amor de Dios y del prójimo, y mientras con más perfección guardáremos estos dos mandamientos, seremos más perfectas. Toda nuestra Regla y Constituciones no sirven de otra cosa sino de medios para guardar esto con más perfección. Dejémonos de celos indiscretos, que nos pueden hacer mucho daño. Cada una se mire a sí. Porque en otra parte os he dicho harto sobre esto, no me alargaré» (1M 2,17).
- La oración nos abre a la experiencia de Dios amor. El criterio de verdad de esa experiencia es el amor al prójimo.
- Hay estilos de vida, por muy perfectos que nos parezcan, que no son verdaderos. La verdad es el amor, no el juicio a los demás.
- Orar es estar en el amor de Dios, acoger su mirada de amor, dejando a un lado los celos indiscretos.
- Lo importante: dejarse amar para poder amar. Los demás cuidados hay que dejarlos olvidados.
31 de octubre
«Importa tanto este amor de unas con otras, que nunca querría que se os olvidase; porque de andar mirando en las otras unas naderías, que a las veces no será imperfección, sino, como sabemos poco, quizá lo echaremos a la peor parte, puede el alma perder la paz y aun inquietar la de las otras: mirad si costaría caro la perfección. También podría el demonio poner esta tentación con la priora, y sería más peligrosa. Para esto es menester mucha discreción; porque, si fuesen cosas que van contra la Regla y Constitución, es menester que no todas veces se eche a buena parte, sino avisarla, y si no se enmendare, al prelado. Esto es caridad. Y también con las hermanas, si fuese alguna cosa grave; y dejarlo todo por miedo si es tentación, sería la misma tentación. Mas hase de advertir mucho (porque no nos engañe el demonio) no lo tratar una con otra, que de aquí puede sacar el demonio gran ganancia y comenzar costumbre de murmuración; sino con quien ha de aprovechar, como tengo dicho. Aquí, gloria a Dios, no hay tanto lugar, como se guarda tan continuo silencio; mas bien es que estemos sobre aviso» (1M 2,18).
- No ver otra cosa que ruina, anunciar calamidades, colocarse en la atalaya para condenar a los demás, murmurar defectos de los otros… es hacerle un flaco favor al Dios, que solo sabe amar.
- Los profetas de calamidades frenan la historia, los que tienen hacia todo una mirada compasiva hacen avanzar la historia.
- La oración se levanta sobre cimientos de paz y no de inquietud.
1 de noviembre
«Ahora vengamos a hablar cuáles serán las almas que entran a las segundas moradas y qué hacen en ellas. Querría deciros poco, porque lo he dicho en otras partes bien largo, y será imposible dejar de tornar a decir otra vez mucho de ello, porque cosa no se me acuerda de lo dicho; que si lo supiera guisar de diferentes maneras, bien sé que no os enfadaríais, como nunca nos cansamos de los libros que tratan de esto, con ser muchos» (2M 1).
- El amor es una experiencia en crecida. Detenerse es perderse. Dios quiere escribir su amor a través de nosotros.
- Hablar de estas cosas de oración, de lo que Dios desea obrar en nuestra interioridad, aunque no sea fácil porque nos falta lenguaje, es una parábola que invita a entrar más adentro en la espesura.
- Entrar más adentro es tocar nuestra nada y eso nos asusta, pero es nuestra nada la que Dios quiere besar y embellecer con su amor.
2 de noviembre
«Es de los que han ya comenzado a tener oración y entendido lo que les importa no se quedar en las primeras moradas, mas no tienen aún determinación para dejar muchas veces de estar en ella, porque no dejan las ocasiones, que es harto peligro. Mas harta misericordia es que algún rato procuren huir de las culebras y cosas emponzoñosas, y entender que es bien dejarlas.
Estos, en parte, tienen harto más trabajo que los primeros, aunque no tanto peligro, porque ya parece los entienden, y hay gran esperanza de que entrarán más adentro. Digo que tienen más trabajo, porque los primeros son como mudos que no oyen, y así pasan mejor su trabajo de no hablar, lo que no pasarían, sino muy mayor, los que oyesen y no pudiesen hablar. Mas no por eso se desea más lo de los que no oyen, que en fin es gran cosa entender lo que nos dicen. Así éstos entienden los llamamientos que les hace el Señor; porque, como van entrando más cerca de donde está Su Majestad, es muy buen vecino, y tanta su misericordia y bondad, que aun estándonos en nuestros pasatiempos y negocios y contentos y baraterías del mundo, y aun cayendo y levantando en pecados (porque estas bestias son tan ponzoñosas y peligrosa su compañía y bulliciosas que por maravilla dejarán de tropezar en ellas para caer), con todo esto, tiene en tanto este Señor nuestro que le queramos y procuremos su compañía, que una vez u otra no nos deja de llamar para que nos acerquemos a Él; y es esta voz tan dulce que se deshace la pobre alma en no hacer luego lo que le manda; y así como digo es más trabajo que no lo oír» (2M 2).
- Maravilla la humildad y dulzura de nuestro Dios que se abaja para hablarnos al oído del corazón.
- Cuanto más entramos en la interioridad y verdad de nuestra vida mejor oímos las llamadas de Dios.
- Dios tiene en tanto que le queramos y procuremos su compañía que, por muchas maneras, nos llama a tratar de amistad con Él.
- Dios, en nosotros, es una fuente de alegría. Lo que nos pide es que estemos alegres.
3 de noviembre
«No digo que son estas voces y llamamientos como otras que diré después sino con palabras que oyen a gente buena o sermones o con lo que leen en buenos libros y cosas muchas que habéis oído, por donde llama Dios, o enfermedades, trabajos, y también con una verdad que enseña en aquellos ratos que estamos en la oración; sea cuan flojamente quisiereis, tiénelos Dios en mucho. Y vosotras, hermanas, no tengáis en poco esta primera merced ni os desconsoléis aunque no respondáis luego al Señor, que bien sabe Su Majestad aguardar muchos días y años, en especial cuando ve perseverancia y buenos deseos. Esta es lo más necesario aquí, porque con ella jamás se deja de ganar mucho. Mas es terrible la batería que aquí dan los demonios de mil maneras y con más pena del alma que aun en la pasada; porque acullá estaba muda y sorda, al menos oía muy poco y resistía menos, como quien tiene en parte perdida la esperanza de vencer; aquí está el entendimiento más vivo y las potencias más hábiles: andan los golpes y la artillería de manera que no lo puede el alma dejar de oír. Porque aquí es el representar los demonios estas culebras de las cosas del mundo y el hacer los contentos de él casi eternos, la estima en que está tenido en él, los amigos y parientes, la salud en las cosas de penitencia (que siempre comienza el alma que entra en esta morada a desear hacer alguna), y otras mil maneras de impedimentos» (2M 3).
- Dios enseña verdades. Lo hace de muchas maneras. Conviene estar atentos.
- Dios tiene en mucho los ratos que pasamos con Él.
- Dios es paciente, sabe esperarnos muchos días y años.
- Con perseverancia y deseos vencemos el ruido que producen en nosotros las insinuantes llamadas que nos invitan a saciar nuestra sed de alegría en las fuentes de la superficialidad y el egoísmo.
- Un Amor nos espera. Y cuanto más se ama, más se ora.
4 de noviembre
«¡Oh Jesús, qué es la baraúnda que aquí ponen los demonios, y las aflicciones de la pobre alma, que no sabe si pasar adelante o tornar a la primera pieza! Porque la razón, por otra parte, le representa el engaño que es pensar que todo esto vale nada en comparación de lo que pretende; la fe la enseña cuál es lo que le cumple; la memoria le representa en lo que paran todas estas cosas, trayéndole presente la muerte de los que mucho gozaron estas cosas, que ha visto: cómo algunas ha visto súbitas, cuán presto son olvidados de todos, cómo ha visto a algunos que conoció en gran prosperidad pisar debajo de la tierra y aun pasado por la sepultura él muchas veces, y mirar que están en aquel cuerpo hirviendo muchos gusanos, y otras hartas cosas que le puede poner delante; la voluntad se inclina a amar adonde tan innumerables cosas y muestras ha visto de amor, y querría pagar alguna: en especial se le pone delante cómo nunca se quita de con él este verdadero amador, acompañándole, dándole vida y ser. Luego el entendimiento acude con darle a entender que no puede cobrar mejor amigo, aunque viva muchos años; que todo el mundo está lleno de falsedad, y estos contentos que le pone el demonio, de trabajos y cuidados y contradicciones; y le dice que esté cierto que fuera de este castillo no hallará seguridad ni paz; que se deje de andar por casas ajenas, pues la suya es tan llena de bienes, si la quiere gozar; que quién hay que halle todo lo que ha menester como en su casa, en especial teniendo tal huésped que le hará señor de todos los bienes, si él quiere no andar perdido, como el hijo pródigo, comiendo manjar de puercos» (2M 4).
- Encrucijada: pasar adelante o volver atrás, entrar más adentro o salir fuera. La amistad con Dios es lo mejor, pero los vientos son contrarios.
- Encrucijada: hundirse en la cosa única, que es el Amigo, o desparramarse y secarse como el agua en el desierto.
- Encrucijada: leer la vida como una muestra incesante de amor de Dios o leerla desde el vacío y la falsedad.
- Encrucijada: gozar de la paz que mana, como una fuente, del corazón o nadar en la inquietud e insatisfacción permanentes.
- Encrucijada: vivir con Dios, dulce huésped del alma, o quedarse en una soledad que no es sonora.