DANOS LOS OJOS DE TU MIRAR, EL CUERPO DE TU ABRAZAR.
Hay miradas
que restauran toda falta cometida.
Y abrazos intemporales
que borran todo tipo de dolores
y heridas acumuladas.
Hay palabras
que omiten todo juicio y condena,
elevando dignidades
que interpelan a
nuestras propias sombras.
Hay caricias,
que sacian el anhelo de afectos
cruelmente ultrajados
y comercializados
por la lujuria y la mezquindad.
¡Oh Eterno!,
Danos los ojos de tu mirar,
el cuerpo de tu abrazar,
la voz de tu hablar,
las manos de tu acariciar,
y haremos posible en nosotros
una nueva humanidad.
Mar Galceran