CAMINO CON LOS EVANGELIOS DE LA CUARESMA

Cada semana, leemos atentamente con los niños el texto del Evangelio del domingo correspondiente, se lo explicamos.
Después se recorta el círculo correspondiente al evangelio, se colorea y se une a continuación formando una cadena.
Empezaremos La cadena el miércoles de ceniza y la terminamos con el domingo de Ramos y el domingo de la Resurrección.

DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA

Jesús en el desierto Lucas 4, 1-13

“En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante
cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
—«Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.»
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
—«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras».»
Jesús le contestó:
—«Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios».»
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión”.

PREGUNTAS PARA EL DIALOGO CON LOS NIÑOS

¿Por qué Jesús va al desierto? ¿Qué sintió? ¿Con quién se encontró? ¿Cuáles son las tentaciones que encuentra? ¿Son las mismas que las que podemos encontrar nosotros? ¿Podríamos nombrar algunas de las tentaciones que nos vienen? ¿Cómo podemos vencerlas?

Oración del Primer Domingo de Cuaresma

Nos has llamado, Señor para ser tus amigos y seguirte con bondad. Ayúdanos a no caer en la tentación y danos fuerza para cumplir tu voluntad.
Señor, amigo bueno, Tú siempre quieres cumplir la voluntad de tu Padre, y tu deseo es que vivamos siempre como hijos de Dios.
Queremos escuchar tu Palabra, Palabra que da la vida eterna y que es alimento para nuestras vidas. Caminaremos seguros junto a Ti.
Danos la fuerza para vencer la pereza, la envidia, la desobediencia
y sobre todos ayúdanos, Señor Jesús a vivir como a Ti te agrada, cumpliendo siempre tu voluntad.

DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA

Jesús en el Tabor Lucas 9,28-36

“En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:
«Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:
«Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle».
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto”.

PREGUNTAS PARA EL DIALOGO CON LOS NIÑOS

¿Con quién se va Jesús al Tabor? ¿Para qué van? ¿Qué ocurre mientras oraban? ¿Quiénes conversan con Él mientras ora? ¿Qué proponen los apóstoles a Jesús? ¿Qué les dijo la voz? ¿Nos lo dice también a nosotros?

Oración del Segundo Domingo de Cuaresma

Señor, Tú te has transfigurado, enseñas a tus discípulos que la muerte no es el final del camino, que resucitarás. Sabemos que el camino es a veces costoso y difícil, pero como a los discípulos en el Tabor, queremos escuchar la voz del Padre:
 “Este es mi Hijo Amado escuchadle”.
Señor eres el Camino, la Verdad y la Vida. Ayúdanos a caminar junto a Ti.   

DOMINGO TERCERO DE CUARESMA

La higuera Lucas 13, 1-9

Y Jesús les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: «Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?» Pero el viñador contestó: «Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas»».

PREGUNTAS PARA EL DIALOGO CON LOS NIÑOS

¿Qué pasó a la higuera? ¿Qué dijo Jesús al viñador? ¿Qué le contestó Jesús? ¿Qué te surgiere las palabras del viñador? ¿Qué supone en nosotros cavar, echar estiércol para dar frutos? ¿Qué quiere decir dar fruto?

Oración del Tercer Domingo de Cuaresma

Señor eres un Dios paciente, no tienes prisas, sabes esperar, conoces nuestros corazones, nuestra tierra, sabes que convertirse no es fácil, no es rápido. Necesitamos tiempo y necesitamos tu ayuda. Sin ti no podemos hacer nada.
Queremos como la higuera dar frutos.
Queremos trabajar nuestra tierra, día y noche, hacer todo lo que nos pides y esperas de nosotros, pero Tú Señor, ponle el abono, remuévala, riégala, sigue teniendo

DOMINGO CUARTO DE CUARESMA

EL hijo pródigo Lucas 1-3. 11-32

Jesús les dijo esta parábola:
– «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:
«Padre, dame la parte que me toca de la fortuna».
El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitando entonces, se dijo:
«Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”.
Se levantó y vino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo:
«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. «
Pero el padre dijo a sus criados:
«Sacad en seguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado».
Y empezaron a celebrar el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo.
Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó:
«Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud».
Él se indignó y no quería entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Entonces él respondió a su padre:
«Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado».
El padre le dijo:
«Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado»».

PREGUNTAS PARA EL DIALOGO CON LOS NIÑOS

¿Podríais  contar la parábola? ¿Con quienes nos identificamos? ¿Cuál es la actitud del Padre? ¿Con que gestos acoge a su hijo? ¿Qué significa? ¿A que nos invita? paciencia con nosotros hasta que germine la semilla y dé muchos y buenos frutos.

Oración del Cuarto Domingo de Cuaresma

Al caer de la tarde un día, el hijo pródigo volvió, su padre le esperaba con los brazos grandes abiertos con el perdón. Le dio vestido nuevo y una cena caliente, hubo fiesta en casa.
Señor, aquí estamos, míranos, somos tus hijos pródigos, volvemos a casa necesitados y mendigando tu perdón.
Tú, nos buscas y nos esperas siempre. 
Nos tiendes la mano y nos levantas, aunque caigamos una y otra vez.
Señor, lávanos, purifícanos, cambia nuestros corazones de piedra en corazón de carne.
Haznos semejantes a Ti.  

DOMINGO QUINTO DE CUARESMA

La mujer pecadora Juan 8,1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
– «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
– «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
– «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
– «Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
– «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

PREGUNTAS PARA EL DIALOGO CON LOS NIÑOS

¿Qué hace Jesús al amanecer? ¿Dónde se retira? ¿Por qué todo el pueblo acudía a Él? ¿Qué ocurrió en el templo? ¿Qué dice Jesús a los que acusan a la mujer? ¿Y qué ocurrió?  ¿Con quién se quedó Jesús? Y que le dice a la mujer? ¿A qué nos invita este pasaje del Evangelio?

Oración del Quinto Domingo de Cuaresma

ACCIÓN DE GRACIAS
¡Gloria a ti que por nosotros haces maravillas!

Grandes cosas hace el Señor por nosotros,
deposita en nuestros corazones la semilla de su Palabra
y nos sacia con el pan de la Eucaristía.
¡Gloria a ti que por nosotros haces maravillas!
Señor, somos tu pueblo, tu familia queremos pregonar tu alabanza.
Te cantamos nuestro agradecimiento.
¡Gloria a ti que por nosotros haces maravillas!
Estábamos perdidos en el desierto de la vida.
Nos levantas, nos perdonas como perdonaste al hijo pródigo, a la mujer pecadora.
¡Gloria a ti que por nosotros haces maravillas!
¡Nuestra boca se llena de risas y nuestros labios de cantares en este día.
¡Gracias Señor por amarnos tanto!
¡Gloria a ti que por nosotros haces maravillas!

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