Nuestra familia se reúne una vez a la semana para orar juntos. El domingo, después del desayuno, tenemos la celebración doméstica de Laudes. Lo hacemos de la siguiente manera:
- Lectura de los salmos.
- Lectura breve leída por Daniel.
- Responsorio lo lee Belén.
- Proclamación del Evangelio: unas veces lo leo yo y otras lo lee Antonio.
- Padrenuestro.
- Peticiones y beso de la Paz.
Después de leer el Evangelio, lo comentamos. Los niños dicen lo que recuerdan de la Eucaristía del día anterior. Comentan lo que les ha pasado durante la semana, lo que no les ha gustado o no les ha salido bien o aquello con lo que han disfrutado etc… Antonio y yo les damos una palabra siempre enfocada desde la fe o al menos eso intentamos. Poco a poco vamos viendo cómo escuchan más, cómo la Palabra va penetrando en ellos. Muchas veces pensamos que no se enteran de nada pues se les ve distraídos lo mismo en Laudes que en la Eucaristía; pero resulta que sí que se enteran, incluso los pequeños. Cuando todos eran más pequeños la mayor parte del tiempo lo pasábamos mandando callar y que estuvieran quietos pero ya se portan mejor y los que ya saben leer participan también en las lecturas. Espero que nuestra experiencia anime a otras familias a orar en familia. Elisa y Antonio