Todos resucitaremos con Él

¡Cristo ha resucitado, todos resucitaremos con El!

TEXTOS PARA NARRAR A LOS NIÑOS: Mt 28, 1-10

El día siguiente, muy de mañana, al amanecer, las mujeres corren a la tumba de Jesús, ven a un ángel resplandeciente, lleno de luz que les dice:

«¿Buscáis a Jesús, el crucificado? No está aquí, ¡ha resucitado! como lo había dicho» El ángel añadió:»venid y ved el lugar donde lo colocaron, ¡ya veis, no está! Id, corred a anunciarlo a los Apóstoles». Dejándolo todo, las mujeres llenas de gozo corrieron a anunciar la gran noticia a los apóstoles. Mientras iban de camino Jesús vino a su encuentro y les dijo: «No tengáis miedo, id a anunciar a mis hermanos, que vayan a Galilea, allí también, me verán resucitado»

¡Sí, Cristo ha resucitado está vivo para siempre!

Gestos:

  • Buscaremos en familia y con los niños: ¿Cómo vivir y testimoniar de la Resurrección de Cristo? ¿Qué tenemos que hacer para ser portadores y comunicar la Buena Noticia de Jesús?
  • Renovaremos nuestra fe en Jesús: «Creo en ti Jesús»
  • Cantaremos cantos de resurrección, adornar nuestras casas con flores, ¡Que brillen en nuestras familias, nuestros grupos y comunidades la luz y el gozo de la Resurrección!.
  • A lo largo de la semana leeremos las diferentes apariciones de Jesús: a María Magdalena, a los discípulos de Emaús, a Tomás.
  • Jesús nos invita a todos a ser sus Testigos

Oración:

Un adulto explica a los niños y proclama con gozo una parte del Pregón Pascual

¡Exulten los coros de los ángeles en el cielo!, ¡Desborde la alegría por toda la creación!, Goce también la tierra, inundada de tanta claridad. La luz radiante venció a las tinieblas.
 
¡Cantemos la victoria de Cristo sobre el mal, la Victoria del amor y de la Vida, para todos los pueblos redimidos. ¡Gloria a ti Jesús resucitado!
 
Aclamemos con nuestras voces y todo el afecto del corazón a Dios invisible, Padre todopoderoso, y a su único Hijo, Jesucristo
 
¡Que noche tan dichosa! en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo!
 
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
 
Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!…
 
¡Que noche tan dichosa! en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino!

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