La familia: Lugar para comunicar la fe

ACOGIDA ANIMADOR

Bienvenid@s. Buenas tardes a todos. Recordad la imagen de la Virgen del Carmen u otras imágenes de la Virgen. Está con los brazos abiertos, dando a Jesús, el fruto de su vida creyente. Ella es la gran comunicadora de la fe, la mujer que nos educa en el camino de Jesús: «Haced lo que El os diga».

Tocamos hoy un tema delicado: la comunicación de la fe. ¡Cuántos padres y madres de familia llevan dentro el dolor de no haber acertado a transmitir la fe a sus hijos! ¡Cuántos padres y madres, capaces de comunicar casi todo, no han sabido decir lo que para ellos era más importante: su fe! Quisiéramos, esta tarde, consolar, animar, fortalecer, dar alegría y esperanza a todos vosotros. Vuestra presencia aquí es emocionante. Como niños, aunque tengáis muchos años, queréis seguir aprendiendo a comunicar la fe.

¡Qué hermoso signo! Los niños y los jóvenes, de alguna manera, no siempre verbal, nos piden: «Antes de iros, decidnos, por favor, lo que sabéis». Antes de que queden domesticadas sus preguntas más limpias, nos gritan: «Dadnos lo que os ha hecho vivir con tanto amor y tanta entrega!. Vamos a tener presente a cada una de vuestras familias. Sobre ellas invocamos al Espíritu. Donde no podemos entrar, El entra. A donde no podemos llegar, El llega. El Espíritu habla hoy de Jesús a quien quiere oír.

ESPÍRITU SANTO, VEN, VEN… Ven Espíritu, tú que mantienes vivo el recuerdo de Jesús en medio del mundo. Tú, que te haces presente en las familias, y enseñas a comunicarnos las cosas más íntimas. Ven, sobre nuestras familias, sobre los padres, sobre los educadores de la fe. Danos tu fortaleza para esta tarea, apasionante, pero nada fácil.

GESTO: Puestos de pie acogemos los símbolos que hoy nos van a acompañar: La Jarra de agua, la luz, un anciano que ha dado mucho pero que se siente llamado a darlo todo. Acogiendo estos signos acogemos a Dios, que ha querido ser como el fuego que se pasa de unas casas a otras para que nadie experimente el frío de la soledad y del sinsentido, para que todos descubran el amor. (Se escucha la canción: No guardes tu vida.

TESTIMONIOS

Para hablar del tema de hoy tenemos a dos personas que hablan de Dios con su vida, con su sonrisa, con sus ganas de vivir, con su confianza a pesar de todo. Son Maribel y Sole. Maribel vive en Lerma y Sole en Covarrubias. Son madres y, por tanto, educadoras. Son maestras y, por tanto educadoras. Son catequistas y, por tanto, educadoras.

Llevan dentro el tesoro de la experiencia de Dios y, por tanto, son educadoras, llamadas a dar a luz a Jesús en este mundo difícil. Ser educadoras de la fe no significa tener éxito, tampoco Jesús lo tuvo. Significa estar ahí, conscientes de su misión, a la espera, con confianza. Haciendo y mostrando a Dios también en medio de los fracasos. Viviendo todo con paz y alegría. Gente así son un regalo.

Antes de daros la palabra, quiero leer un relato de Arun Gandhi y poner ante vuestros una imagen muy familiar en Burgos. Primero la imagen. Se trata de las cigüeñas. Cuando quieren enseñar a volar a sus crías despliegan una y otra vez sus alas para que los cigüeños aprendan. Y dan saltos sobre el nido para que sus crías se atrevan a vivir. Y el relato…

El Dr. Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi y el fundador del Instituto M.K. Gandhi para la vida sin violencia, en una de sus conferencias, compartió la siguiente historia como un ejemplo de la vida sin violencia en el arte de educar de sus padres: Yo tenía 16 años y estaba viviendo con mis padres en el instituto que mi abuelo había fundado a 18 millas en las afueras de la ciudad de Durban, en Sudáfrica, en medio de plantaciones de azúcar. Estábamos bien adentro del país y no teníamos vecinos, así que a mis dos hermanas y a mí siempre nos entusiasmaba el poder ir a la ciudad a visitar amigos o ir al cine. Un día mi padre me pidió que le llevara a la ciudad a asistir a una conferencia que duraba el día entero. Como iba a la ciudad, mi madre me dio una lista de cosas del mercado que necesitaba y mi padre me pidió que me hiciera cargo de algunas cosas pendientes como llevar el auto al Taller. Cuando me despedí de mi padre, él me dijo: – Nos vemos aquí a las 5 p.m. y volvemos a la casa juntos. Después de completar todos los encargos, me fui hasta el cine más cercano, y me enfoqué tanto con la película, (una película de John Wayne), que me olvidé del tiempo. Eran las 5:30 p. m. cuando me acordé. Corrí al taller, conseguí el auto y corrí hasta donde mi padre me estaba esperando. Eran casi las 6 p.m. Él me preguntó con ansiedad: – ¿Por qué llegas tarde? Me sentía mal por eso y no le podía decir que estaba viendo una película de John Wayne. Entonces le dije que el auto no estaba listo y tuve que esperar. Esto lo dije sin saber que mi padre ya había llamado al taller. Cuando se dio cuenta que había mentido, me dijo: – Algo no anda bien en la manera que te he criado, pues no te he dado la confianza de decirme la verdad. Voy a reflexionar qué es lo que hice mal contigo. Voy a caminar las 18 millas a la casa y pensaré sobre esto. Así que vestido con su traje y sus zapatos elegantes, empezó a caminar hasta la casa por caminos que ni estaban cementados ni iluminados. No lo podía dejar solo, así que yo conduje 5 horas y media detrás de él. Viendo a mi padre sufrir la agonía de una mentira estúpida que yo había dicho, decidí desde ahí que nunca más iba a mentir. Muchas veces me acuerdo de este episodio y pienso: ¿si me hubiese castigado de la manera que generalmente se castiga a los hijos, hubiese aprendido la lección? No lo creo. Hubiese sufrido el castigo y hubiese seguido haciendo lo mismo, pero esta acción de no violencia fue tan fuerte que la tengo impresa en la memoria como si fuera ayer. Esto es el poder de la vida sin violencia. Dr. Arun Gandhi

Y ahora vuestra palabra… PowerPoint: Plegaria de un adolescente

El lenguaje de los símbolos. (Mientras se escucha la canción: No guardes tu vida).

  • Una persona recoge el cántaro y lo levanta… Tres personas se acercan a beber y les ofrece su agua.
  • Una persona levanta su luz en alto. Tres personas se acercan a encender su luz en la suya.
  • Un hombre de edad abre sus manos, queriendo dar su vida, lo que tiene. Todos van entrelazando las manos para descubrir que nunca es uno tan pobre que no tenga algo para dar, y nunca uno es tan rico que no necesite la fe de los demás, para seguir siendo amigos de Dios.

PISTAS PARA COMUNICAR LA FE EN FAMILIA

  • Alimenta tu fe. Nadie da lo que no tiene.
  • Habla de Dios con tu sonrisa, con tu bondad, con tu compasión.
  • No escondas tu fe. Se te ha dado gratis para darla gratis.
  • Respeta los procesos y las decisiones de los demás.
  • Sé como una fuente que nunca se cansa de dar.
  • Cuenta siempre con Dios, o mejor, recuerda que Dios cuenta contigo.

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