Animador/a: Bienvenidos/as. Sentíos a gusto en este encuentro. El arciprestazgo es la familia de todos. Y en toda familia puede brotar la oración, porque lo que embellece a la familia es la presencia de Dios en medio de ella. Comenzamos con un relato. Los relatos nos ayudan a limpiar nuestra sensibilidad, preparan nuestro corazón para un encuentro; son muestras de aliento del Espíritu en el camino.
Relato(Con música de fondo).
«Raúl Follerau solía contar una historia emocionante: visitando una leprosería en una isla del Pacífico se sorprendió que, entre tantos rostros, muertos y apagados, hubiera alguien que había conservado unos ojos claros y luminosos que aún sabían sonreír y que se iluminaban con un «gracias» cuando le ofrecían algo. Entre tantos cadáveres ambulantes, sólo aquel hombre se conservaba humano. Cuando preguntó qué era lo que lo que mantenía a este pobre leproso tan unido a la vida, alguien le dijo que observara su conducta por las mañanas. Y vio que, apenas amanecía, aquel hombre acudía al patio que rodeaba la leprosería y se sentaba enfrente del alto muro de cemento que la rodeaba. Y aparecía durante unos cuantos segundos otro rostro, una cara de mujer, vieja y arrugadita, que sonreía. Entonces el hombre comulgaba con esa sonrisa y sonreía también. Luego el rostro de la mujer desaparecía y el hombre iluminado, tenía ya alimento para seguir soportando una nueva jornada y para esperar a que mañana regresara el rostro sonriente. Era -le explicaría después el leproso- su mujer. Cuando le arrancaron de su pueblo y le trasladaron a la leprosería, la mujer le siguió hasta el poblado más cercano. Y acudía cada mañana para continuar expresándole su amor. Al verla cada día, comentaba el leproso, sé que todavía vivo» (J.L. Martín Descalzo).
Animador/a: (Con música de fondo y ojos cerrados)
Cierra ahora por un momento tus ojos, para que puedas ver por dentro. Visualiza los rostros de los que forman tu familia. Descubre lo bueno que hay en ellos, el misterio que los embellece. Toda familia es lugar de Dios. Visualiza la familia de Nazaret: a Jesús, a José y a María.
PARTIENDO DE LA REALIDAD
Animador/a: Las luces y las sombras andan juntas. En la familia de cada uno de nosotros hay mucho de don y de gozo, pero no falta el dolor, las preocupaciones. Solo partiendo de la realidad podemos caminar, podemos orar. Vamos a pisar tierra, vamos a abrir nuestra tierra para que el Alfarero haga maravillas.
Lector 1: ¡La familia!
Lector 2: Mucho dolor: Hay muchas personas que tienen a la familia lejos.
Lector 1: ¡La familia!
Lector 2: Un don, un regalo de Dios, que «no es soledad sino familia» (Juan Pablo II)
Símbolo: Una persona entra con un pan hecho de muchos granos de trigo.
Lector 1: ¡La familia!
Lector 2: Muchas grietas: muchas familias se han roto, se están rompiendo.
Lector 1: ¡La familia!
Lector 2: Un gozo: ¡»Qué hermoso convivir unidos»!
Símbolo: Otra persona entra con unas flores que embellecen el ambiente.
Lector 1: ¡La familia!
Lector 2: Una vida, a veces, sin misterio: Hay muchas familias sin espacio para la intimidad, sin espacio para Dios, sin espacio para los pobres.
Lector 1: ¡La familia!
Lector 2: Una tarea. Hay cosas de Dios que sólo las puede anunciar una familia.
Entra una familia, simbolizando a todas las familias del Arciprestazgo.
PASOS PARA UNA ORACIÓN EN FAMILIA
1.- LA ACOGIDA
Animador/a:
Hacemos todos la señal de los cristianos: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Realizamos un gesto de cercanía de unos para con otros. Intercambiamos los saludos con las personas que están más cerca. Nos juntamos los que estamos más dispersos, más en las orillas. Formamos un grupo con sabor a familia, donde todos tienen sitio, palabra y tarea. En la familia, todos somos importantes, todos nos podemos comunicar. Vamos a intentar lograr un clima de familia, donde pueda circular la vida y brotar la oración. Nos damos la mano unos con otros. Miramos y acogemos lo que cada uno lleva en el corazón. Miramos y acogemos a nuestras familias: sus esfuerzos, anhelos, trabajos, vivencias. Miramos y acogemos a nuestro grupo. Es un signo de comunión y de búsqueda. Estamos en camino, realizando juntos el Proyecto de Pastoral de la Familia, que pretende recrear la espiritualidad bebiendo en las fuentes del encuentro con Dios. Miramos el mundo con los ojos abiertos y vemos sus luces y sus sombras, sus gozos y sus penas y acogemos su gran deseo de paz que se convierte en clamor. Para una familia cristiana nada humano nos es ajeno.
Canto:
Todos unidos, formando un solo cuerpo, un pueblo que en la Pascua nació. Miembros de Cristo en sangre redimidos, Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza del Espíritu que el Hijo desde el Padre envió. El nos empuja, nos guía y alimenta, Iglesia peregrina de Dios. SOMOS EN LA TIERRA SEMILLA DE OTRO REINO, SOMOS TESTIMONIO DE AMOR, PAZ PARA LAS GUERRAS Y LUZ ENTRE LAS SOMBRAS, IGLESIA PEREGRINA DE DIOS.
2.- EL PERDÓN SIEMPRE A MANO Animador/a:
- Necesitamos este momento para curar toda herida.
- ¿Cómo podemos llamarnos familia si no nos hacemos cargo de las situaciones de debilidad de los hermanos?
- Cuando se rompe el amor y la alegría puede brotar la semilla del perdón y de la alegría, en medio de la familia.
Escenificación:
a) Aparece uno disfrazado con una máscara. Da unos pasos en medio del grupo El grupo le dice: «Nos gusta como eres. Quítate la máscara». Y la persona, que llevaba la máscara, se la quita.
b) Aparece uno, con cara triste, con una vela apagada. El grupo le dice: «Nos duele que estés triste. ¿Nos dejas que encendamos tu vela?» Se enciende la vela.
c) Aparece uno abrazando un montón de cosas (ropa, libros, flores, música…), como queriéndolo todo para sí. El grupo le dice: «¿Sabes una cosa? Serás más feliz si aprendes a compartir». El que acumulaba comparte las cosas.
3. LA FAMILIA, ABIERTA A LA PALABRA, QUE RECREA LA VIDA
Animador/a:
Os invito a hacer un momento de silencio para que esta familia del Arciprestazgo, y cada una de las familias, abramos el oído y escuchemos la Palabra. Dios es el que nos hace familia. Escuchar la Palabra es escuchar el amor de Dios.
Lectura de la Palabra: Col 3, 12-17 (Se lee muy despacio)
Hermanos: Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Animador/a: Vamos a escuchar ahora el testimonio de dos personas que nos van a invitar a cultivar en familia alguna de las actitudes y valores del texto proclamado. Ahora nos toca a todos compartir el eco de estas palabras. En grupos de tres o cuatro personas, sin movernos mucho, compartimos palabras de aliento, de esperanza, de ánimo, de fortaleza, que nos brotan de dentro. Así, mediante el diálogo y la escucha de lo mejor que tenemos, construimos entre todos la vida de nuestra familia.
Canto:
JUNTOS CANTANDO LA ALEGRÍA DE VERNOS UNIDOS POR LA FE Y EL AMOR. JUNTOS SINTIENDO EN NUESTRAS VIDAS LA ALEGRE PRESENCIA DEL SEÑOR
4.- ORACIÓN: DIOS FAMILIA
Animador/a:
Todo nuestro encuentro es de oración, pero ahora nuestra oración se hace más explícita. La dirigimos a Dios Trinidad, a quien llamamos Dios Familia.
DIOS FAMILIA Tú que eres familia de amor infinito, enseña a nuestras familias a vivir unidas en el amor.
DIOS FAMILIA, Tú que vives la pluralidad como riqueza, borra en nuestras familias todo deseo de poder, de superioridad y de individualismo.
DIOS FAMILIA Enséñanos a perdonarnos, a compartir nuestros dones, a vivir con alegría y en comunión.
DIOS FAMILIA Tu mirada está siempre dirigida hacia el otro, orienta nuestras miradas hacia el más necesitado. Que siempre reine en nuestros hogares la paz, la justicia y la generosidad.
DIOS FAMILIA Te damos gracias por la familia, sacramento del amor de Dios, fuente y santuario de la vida, cuna del amor y de la fidelidad, escuela de ternura, trasmisora de la fe, lugar donde se fragua el futuro de la humanidad.
DIOS FAMILIA Derrama tu gracia y tu bendición sobre todas las familias del mundo, especialmente en las más necesitadas. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
Animador/a:
Con las manos unidas oramos, como si la pronunciáramos por primera vez, la oración que Jesús nos enseñó, la oración de la familia: Padre nuestro…