La sed profunda del ser humano es ser feliz
Buscamos la perla preciosa, el encuentro con Dios, en el silencio y también las circunstancias concretas que nos toca vivir.
La verdad que anhelamos la escuchamos en el silencio del corazón donde Dios nos dice una palabra, única y personal.
¡Escúchale!
Esa palabra, ilumina el camino de los que anhelamos vivir el tesoro en el corazón de una vida cotidiana, en una situación normal de trabajo, ajetreo y ocupaciones diversas.
Hay un camino que hacer por uno mismo.
Travesía en la que no valdrán brújulas, ni maestros, ni libros, ni medallas de pasadas victorias…
Soledad sin sonidos muchas veces.
Escuchar bien los adentros de nuestra confusión y no buscar consuelos engañosos, lejos del camino de nuestra verdad.
¡Confía!
“Aunque camine por cañadas oscuras nada temo porque Tú vas conmigo” (Salmo 22).
Dios te espera en el camino. ¡Párate!
Dios nos sale al encuentro en cada rincón del camino.
En cada encrucijada nos espera pacientemente.
Todo es presencia del Dios escondido.
Él nos sale al paso en la fragilidad de nuestro barro, de nuestro tiempo.
Escucha su callado amor.