Las raíces del árbol

OBSERVAMOS UN ÁRBOL CON SUS RAÍCES AL AIRE.

Pareciera, si se le mira desde el bosque que hay detrás, sólidamente-asentado, firme y sin peligro, frondoso, fecundo… pero sus raíces están quedándose, preocupantemente, sin tierra. Si avanza esta pérdida, toda la solidez del árbol se vendrá abajo y no quedará nada de su firmeza aparente.

Los árboles son excelentes predicadores; una hermosa parábola del ser humano.

Nadie se puede sostener sin un suelo a los pies, sin una tierra. La historia del pueblo de Israel es la historia en busca de la tierra prometida.

Toda la vida es la búsqueda de «mi tierra», «mi lugar», en este presente.

Mis raíces necesitan sostenerse en una confianza firme y fiable.

La vida del ser humano es continua peregrinación hacia el hogar, la casa en la que asentar mis raíces.

  • ¿Qué dice este árbol a mi vida en este momento?
  • ¿Dónde están mis raíces?
  • ¿Qué me sostiene en este momento; dónde estoy arraigado?
  • ¿Cuido la tierra que me alberga, que me nutre? ¿Dónde está mi confianza?

(Artículo publicado en la Revista ORAR Nº 248)

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