ORAR con Imágenes

Santa Teresa era amiga de imágenes que movieran a devoción, y se aprovechaba de ellas para la oración, invitando a sus hijas a ir «de lo pintado a lo vivo».

Le resultaba difícil centrar la mente «porque no me dio Dios talento de discurrir con el entendimiento ni de aprovecharme con la imaginación, que la tengo tan torpe que aun para pensar y representar en mí, como lo procuraba, traer la humanidad del Señor, nunca acababa» (V 4, 7.)

Siguiendo esta sugerencia teresiana de saber servirnos de la humanidad de Jesucristo, de su rostro, su mirada, y también de la naturaleza, con la que tanto disfrutaba y se gozaba,

Vamos a orar con imágenes, observando con calma, mirando, admirando, contemplando…

Sin defendernos, dejando que cada una de ellas nos hable en su propio lenguaje. Tratamos de acogerlas, dejando que a su manera nos prediquen, que sean como una brisa fresca en la cara y se extienda hacia el interior. Tal vez alguna de ellas tiene algo fundamental que comunicarme en este momento, algo que necesito vivir, despertar, espabilar, reconocer, soltar…

1. PREPARANDO MI TIERRA… me hago receptivo, disponible. Quiero acoger en este momento lo que tú, Dios mío, quieres de mí, de nosotros, de mi comunidad. Esta es mi mayor alegría: que Tú seas la Palabra que mueve los hilos y los entresijos de mi dinamismo interior. «Habla, Señor, que tu siervo escucha…». Aquí me tienes, queriendo desarmarme, descalzo, a la espera; lleva tú las riendas…

2. OBSERVACIÓN-CONTEMPLACIÓN: observo la imagen… sin tratar de atraparla, sin etiquetarla, percibo los matices, sin pulsar rápidamente «me gusta, no me gusta», sólo deja que sea lo que es, respírala. Se va pasando de lo particular, de los matices, a lo general, la unidad de la imagen, como un todo. Y, poco a poco, más al fondo, introduciéndote en la escena, dejándote atraer, implicándote. Vas dejando de mirar tú, para dejarte mirar, déjate introducir en la vida que late en ella. Cede en tu actitud de observador y déjate atraer, déjate… Sin defenderte.

3. CLAVES y PISTAS para orar: en algún momento oportuno, se hace una breve explicación de la imagen, sin demasiados detalles. Guiando la oración en voz alta manteniendo un diálogo con los que están presentes, sin usurpar el diálogo fundamental entre la gracia y el orante, propiciando el encuentro con el Señor. Alguna pregunta que interpele, que nos recuerde que la imagen habla de mi historia, de mi vida. Esa imagen está dentro de mí y yo estoy dentro de ella.

4. SILENCIO: a solas y sin prisa, se guarda la imagen con los ojos interiores…

5. COMPARTIR: después de haber orado y guardado silencio, expresamos cuál es la imagen que ha hablado a mi corazón, la que dice verdad de mí en estos momentos… hacemos ejercicio de comunicación honda.

Ofrecemos 10 imágenes

  • LAS RAÍCES DE ÁRBOL
  • MADURACIÓN PARA UN NUEVO NACIMIENTO
  • NIDO DE CIGÜEÑA
  • ANILLOS DE VIDA
  • RESURRECCIÓN
  • EL AGUA CON SU DANZA Y SU CANCIÓN
  • EL OYENTE DE LA PALABRA DIVINA
  • LA TRINIDAD MISERICORDIOSA
  • MUJER EN CUCLILLAS
  • FLOR DEL DESIERTO
  • JUAN EN EL PECHO DE CRISTO
  • LA VIRGEN DE LA CONTEMPLACIÓN
  • CRISTO DE BURGOSde Santa Teresa

(Artículo publicado en la Revista ORAR Nº 248)

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