12. El Dios de María

Mirando a la vida

  • Son más los que salen cada mañana a buscar el rostro de Dios, que los que descubren cómo Dios trata amorosamente de abrirse paso hasta el corazón humano.
  • Dios sigue siendo bandera discutida. Unos dicen: «Para enriquecer a Dios debe empobrecerse el hombre; para que Dios sea todo, debe el hombre ser « (Feuerbach). Pero otros, contemplando a Jesús dijeron: «Siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza» (San Pablo).
  • Algunos lo ven como un ser lejano, distante, ajeno al bien de los hombres y mujeres del mundo. Pero otros descubren que su gozo y su gloria se realizan con más plenitud allí donde de modo más verdadero y auténtico se realiza nuestra humanidad.
    Más que señor es servidor de sus criaturas: «La ternura de Dios es tan grande que se entrega al alma como si él fuese su siervo y ella fuese su Señor» (San Juan de la Cruz).

Desde la vida

Relato:

«El sacerdote preguntó a María, la resucitada:

– ¿Viste a Dios?

– ¡Sí! ¡Eso… no se olvida!

– ¿Cómo era Dios?

– ¡Alegre!»

(J.L. Martín Descalzo)

Texto Bíblico

«Su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación…
Se alegra mi espíritu en Dios , mi salvador»

(Lc 1, 46.49-50).

Comentario

  • Cuando decimos que Dios es santo queremos decir que Dios es amor. Y en el amor él da siempre el primer paso. Cuando el amor llamó a las puertas del corazón de María, el Espíritu se hizo en ella plenitud de gracia, el Padre presencia de amor, y el Hijo carne de su carne.
  • Cuando decimos que Dios es misericordioso queremos decir que nos ama hasta el extremo. María dejó hablar a Dios en su vida, y Dios se hizo cercano. Apareció la vida y se hizo visible el Amor.
  • Cuando decimos que Dios es salvador queremos decir que nos cura las heridas y nos capacita para amar. Si amamos nos convertimos en creadores, en personas libres. María salió del encuentro con Dios más nueva, más libre, con más capacidad de crear, más llena de esperas.
  • Cuando nos alegramos en Dios estamos diciendo que él es la fuente de nuestra vida, su sentido más profundo. María, mujer-testigo de Dios, pone flores en nuestra ventana y nos recuerda que Dios entra en la historia para quitar peso a todo oprimido y embellecer la vida de todo ser humano.

Palabra de la Iglesia: «La Virgen María ha sido propuesta siempre por la Iglesia a imitación de los fieles… porque en sus condiciones concretas de vida ella se adhirió total y responsablemente a la voluntad de Dios; porque acogió la palabra y la puso en práctica; porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio; porque fue la primera y la más perfecta discípula de Cristo» (Marialis Cultus, 35).

Palabra de los santos: «Mirar Dios es amar y hacer mercedes» (San Juan de la Cruz).

Canto

PROCLAMA MI ALMA LA SALVACIÓN, ALELUYA.

PORQUE EL SEÑOR ME VISITO, ALELUYA.

Y EN MI CASA SE HOSPEDO

Y SU AMOR ME ENAMORO, ALELUYA.

Oración

María: Tú que estuviste abierta a los planes de Dios,

Tú que te dejaste conducir por la fuerza del Espíritu Santo,

Tú que fuiste consecuente con lo que un día prometiste:

Enséñanos a acoger y responder a Dios, a presentarnos a Él

con nuestras manos abiertas para amar,

a entregarle nuestra vida para anunciar el Evangelio,

a decirle SÍ y a ser luz y sal para el mundo.

Compromiso

«No caigas en el error de que sólo se hacen méritos con los grandes trabajos. Hay pequeños servicios: poner una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña. El servir no es una faena de seres inferiores. Dios, que es el fruto y la luz, sirve. Y te pregunta cada día: ¿Serviste hoy?» (Gabriela Mistral)

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