NUEVE DÍAS CON LA VIRGEN DEL CARMEN
- ¿Qué habrá visto el pueblo de Dios en la Virgen del Carmen? ¿Por qué el amor a Ella ha calado tan hondamente en todos los pueblos hasta convertirse su fiesta en la fiesta de todos, especialmente de los más pequeños y humildes?
- El Escapulario ha sido el humilde mensajero que ha llevado la intensa vida mariana vivida en la familia del Carmelo a todos los rincones de la tierra, a los niños que estrenan la vida y a los que ésta se les acaba y están a punto de estrenar la del cielo, a los hombres y mujeres del mar.
- La sencillez que se respira en torno a la Virgen del Carmen, la mirada atenta a todo lo humano que ha ido naciendo en los que están cerca de Ella, y la sintonía y acogida de la misión que María desempeña con respecto a la Iglesia y a la humanidad, todo esto junto, y mucho más, ha hecho que la herencia de la familia del Carmelo se haya convertido en un tesoro para la Iglesia.
- Esta intensa vida mariana, que se manifiesta en una oración confiada, en una alabanza entusiasta y en una imitación diligente, lleva a comprender que la forma más auténtica de devoción a la Virgen Santísima, expresada mediante el humilde signo del escapulario, es la consagración a su Corazón Inmaculado. En el corazón se realizan así una comunión y familiaridad cada vez mayores con la Virgen Santísima, como ‘nueva manera’ de vivir para Dios y de continuar aquí en la tierra el amor del Hijo Jesús a su madre María. (Carta de Juan Pablo II sobre el Escapulario, 4)
PISTAS DE LUZ
Consagrarse a María significa, más allá de un sentimentalismo estéril y transitorio, vivir con intensidad su vida mediante la oración confiada, la alabanza entusiasta y la imitación de su servicio de amor.
La consagración a María se traduce en una comunión y familiaridad cada vez mayor con la Virgen, en una nueva manera de continuar aquí en la tierra el amor de Jesús hacia su Madre.
Estar consagrados a María es tener una profunda sintonía con Ella, contar y cantar la experiencia de un Dios que tanto ama a este mundo.
TESTIMONIO
Como Ella, también nosotros debemos recibir a Dios en nuestros corazones, llevarlo dentro de nuestros corazones, alimentarlo y hacerlo crecer en nosotros de tal modo que Él nazca de nosotros y viva con nosotros como el Dios con nosotros. (Tito Brandsma)
ESCAPULARIO
Humilde signo de amor a la Virgen, que evangeliza a los pobres y sencillos.