Decir María, con Teresa de Jesús, es acentuar algunos aspectos que señala el evangelio. Te invito a leer esta cita de Lucas: 1, 26-56. Despacio, saboreando el sentido de lo que lees, entrando en el contenido del texto. Y con María escucha en tu interior esas palabras, que ella vivió de forma muy singular:
ALÉGRATE
Nuestra vocación es la alegría. Nos revestimos de esa alegría de María, la misma que santa Teresa quería en sus comunidades.
«Procúrese a los principios andar con alegría y libertad, que hay algunas personas que parece se les ha de ir la devoción si se descuidan un poco» (V 13,1).
LLENA DE GRACIA
Mujer amada de Dios. Nosotros somos para Dios seres llenos de gracia. Se goza en nosotros, nos quiere como no podemos imaginar, aunque pocos lo saben.
«Fue tan grande su misericordia, que a nadie quitó procurase venir a esta fuente de vida a beber. Bendito sea por siempre» (C 20, 2).
NO TENGAS MIEDO
El Espíritu Santo vendrá sobre ti: El Señor nos conoce. Se lo dijo a María, porque ella no se sentía fuerte. Nos lo dice a nosotros, siempre tentados por muchas clases de miedos.
YO SOY, no hayas miedo» (6M 3, 5)
PARA DIOS NADA HAY IMPOSIBLE
De hecho, en la vida de María lo imposible se va a hacer posible. Como puede suceder en la tuya, si te fías, si tienes fe como ella.
«Bien sabe su Majestad que sólo puedo presumir de su misericordia y, ya que no puedo dejar de ser la que he sido, no tengo otro remedio sino llegarme a ella y confiar en los méritos de su Hijo y de la Virgen, madre suya, cuyo hábito indignamente traigo y traéis vosotras. Alabadle, hijas mías, que lo sois de esta Señora verdaderamente, y así no tenéis para qué os afrentar de que sea yo ruin, pues tenéis tan buena madre; imitadla y considerad qué tal debe ser la grandeza de esta Señora y el bien de tenerla por patrona, pues no han bastado mis pecados y ser la que soy para deslustrar en nada esta sagrada orden» (3M 1, 3).