Poemas a María en la fiesta de la Asunción

Madre del Nuevo Mundo

Estamos otra vez en el Principio
y nace el mundo, nuevo, del seno de tu Gracia,
hermosamente grande y sin fronteras.
¡Que callen los profetas fatídicos!
Cabemos todos juntos, hermanos,
en la mesa que el Padre ha abastecido.
¡Que calle todo miedo, para siempre!

Los átomos dispersos se engarzarán,
sumisos, en tu manto;
y el cielo, descubierto en mil caminos,
se hará pista a tus viajes de ida y vuelta -de Dios hasta los hombres-
¡nostalgia nuestra, Asunta!

…Dios llega al aeropuerto de la Historia;
a tiempo en todo Tiempo,
el heredado pulso de tu sangre.

Los sellos del Concilio acuñan tu figura
sobre la piel lavada de la Iglesia,
y llega una corona de voces alejadas,
en pleamar dichosa,
al pie de tu Misterio…

Estamos otra vez en el Principio
y ha empezado tu era:
¡por derecho de Madre tú patentas
la luz amanecida!

Pedro CASALDÁLIGA


Asunción

Plenitud de agosto,
vuelo de Asunción.
Bodega con mosto
de tu Corazón.

Rutas de Araguaia,
con mi pueblo en cruz.
Mi «seca» y tu playa:
la Paz de Jesús.

Lograda María,
llegada Asunción,
que reclama y guía
nuestra romería
de Liberación.

Pedro CASALDÁLIGA


A la Asunción de la Virgen María

Virgen pura, hoy quiere Dios
que subáis del suelo al Cielo,
pues cuando quisisteis vos,
Él bajó del Cielo al suelo.

Si en la tierra daros quiso
Dios del bien que allá tenía,
¿Qué os dará en el paraíso,
donde todo es alegría?.

El amor vuestro y de Dios
hoy se encuentran en el vuelo,
pues por Él a Dios vais vos,
y Él a vos vino del Cielo.

El Padre os da la corona,
el Hijo su diestra mano,
y la Tercera Persona
os da su amor soberano.

AIcanzáis, Virgen, de Dios
premios, honras y consuelo,
y por Él sois Cielo vos,
y Él por vos hombre en el suelo.

Juan López de Ubeda


A la Asunción de Nuestra Señora

¿Adónde va, cuando se va, la llama?
¿Adónde va, cuando se va, la rosa?
¿Adónde sube, se disuelve airosa,
hélice, rosa y sueño de la rama?

¿Adónde va la llama, quién la llama?
A la rosa en escorzo ¿quién la acosa?
¿Qué regazo, qué esfera deleitosa,
qué amor de Padre la alza y la reclama?

¿Adónde va, cuando se va escondiendo
y el aire, el cielo queda ardiendo, oliendo
a olor, ardor, amor de rosa hurtada?

¿Y adónde va el que queda, el que aquí abajo,
ciego del resplandor se asoma al tajo
de la sombra transida, enamorada?

Gerardo Diego


Orar ante el Icono de la Dormición de la Madre de Dios

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