ESTAMOS EN SÍNODO. SOMOS SÍNODO. ORAMOS POR EL SÍNODO

Comienza en este mes de octubre la última etapa del Sínodo: POR UNA IGLESIA SINODAL:  COMUNIÓN, PARTICIPACIÓN, MISIÓN.

Nuestros hermanos sinodales, convocados por el papa Francisco, están en Roma, abiertos al Espíritu para discernir los pasos que tiene que dar la Iglesia. Tienen en cuenta la riqueza aportada por toda la Iglesia en estos meses pasados acerca de la sinodalidad. Al pueblo de Dios le toca orar insistentemente por ellos.

En el número 318 de la revista ORAR , queremos participar en el Sínodo de la Sinodalidad por medio de la oración.

Sin oración no habrá sínodo, recuerda el papa Francisco. La Asamblea Sinodal es ante todo un acontecimiento espiritual de oración y de escucha del Espíritu Santo. No queremos estar al margen de esta hora de gracia.
Esta es la hora de caminar juntos y de prepararnos para acoger con alegría las respuestas de los hermanos y hermanas sinodales a preguntas que tienen que ver con la comunión, con la participación, con la misión.
Partiendo del documento Instrumentum Laboris, hemos preparado cuatro celebraciones orantes.

Las iremos publicando en la web del CIPE. Esperamos que os ayuden a orar al Espíritu por el Sínodo.

BENDICIÓN SINODAL

DIOS, nuestro Padre,
que muchas veces y en diversos modos
habló a nuestros padres por medio de los profetas
os guíe siempre a vosotros
y a toda la Iglesia en la fidelidad a su palabra
y en el discernimiento de su voluntad.
R. Amén.


El Hijo, enviado en la plenitud de los tiempos
para manifestar a todos
las riquezas de la misericordia del Padre
os custodie en comunión con él
y con los hermanos y hermanas.
R. Amén.


Que el Espíritu Santo os guíe a todos vosotros,
y en particular a la Asamblea sinodal
a reconocer los signos de los tiempos, para que,
adhiriéndose en todo a la voluntad de Dios
den abundantes frutos de unidad
para la vida de la Iglesia
y para el anuncio del Evangelio.
R. Amén.

ORACIÓN ADSUMUS

Estamos ante ti, Espíritu Santo,
reunidos en tu nombre.
Tú, que eres nuestro verdadero consejero:
ven a nosotros,
apóyanos,
entra en nuestros corazones.
Enséñanos el camino,
muéstranos cómo alcanzar la meta.
Impide que perdamos
el rumbo como personas débiles y pecadoras.
No permitas que la ignorancia
nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del discernimiento,
para que no dejemos que nuestras acciones
se guíen por prejuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti,
para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia,
sino que en nuestro peregrinaje terrenal
nos esforcemos por alcanzar la vida eterna.
 Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar,
en comunión con el Padre y el Hijo por los siglos de los siglos. Amén.

Pedro Tomás Navajas, carmelita

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