Con el hermano que vive a nuestro lado: Tened la mirada de Jesús

SEMANA DE ESPIRITUALIDAD

«Juntos andemos»
Acompasar nuestros pasos al paso de Jesús

1. SALUDO – ACOGIDA

Buenas tardes. Bienvenidas, bienvenidos al encuentro. Hoy vamos a detenernos en la mirada de Jesús. Desde el comienzo nos sentimos mirados por Jesús. «Mira que te mira», se decía muchas veces Santa Teresa. «Mira que te mira», nos dice a nosotros. Deja las prisas, los agobios, los problemas del día. Serénate. Este rato es un tiempo que te dedicas a ti misma, a ti mismo. «Mira que te mira», Jesús. Nosotros nos olvidamos de mirarle, pero Él siempre nos mira, nos ama con infinita ternura. Respira profundamente. Llama al Espíritu Santo, que es el aire que llena tu interioridad. Siéntete en comunión con este grupo de hermanas y hermanos que se preparan para la fiesta de la Pascua.

Cantamos: Mira que te mira, mira que te mira, mira, mira que te mira, mira que te mira.

Relato del anciano a la puerta de la ciudad.

Recorre tus miradas. Hay miradas que expresan ternura, atención, cariño hacia los demás. Hay miradas que revelan ausencia o indiferencia. Algunos ojos reflejan una ironía que paraliza; otros, una alegría que estimula. Hay miradas que hielan, y también las hay que fascinan. Ojos desorbitados por la ira, y ojos que expresan desprecio o una superioridad despectiva. Hay miradas limpias, luminosas; las hay turbias y causan turbación sobre quienes se fijan.

¿Cómo es tu forma de mirar?

¿Cómo es tu mirada por dentro?

Abre los ojos y estrena la mirada desde el corazón. «Solo se bien con el corazón» (Principito). Aprender a mirar con la luz que el Espíritu pone en tu interior. Atrévete a mirar a los demás como Jesús, para que tu mirada los deje vestidos de hermosura. Abre los ojos y mira con el corazón. Fíjate en algo que no habías observado cuando entraste en la sala.

Canto: Tened la mirada de Jesús…

2.ILUMINACIÓN EVANGÉLICA: LA MIRADA DE JESÚS

3.ACERCAMIENTO DEL TEMA A LA REALIDAD

Seguro que muchas de vosotras y vosotros habéis visto la película La Vida es Bella. Entre muchos detalles de belleza que encontramos en ella, nos vamos a fijar en la forma de mirar la vida que el padre enseña a su hijo. Están en un campo de concentración. Todo huele a muerte. La tristeza hiela los rostros. Pero en medio de todo ese ambiente, acontece el milagro.

Proyección de una escena de La vida es bella

Después de la proyección hay un comentario entre los asistentes. ¿Quién ve mejor la realidad? ¿Quién hace mejor lectura? Quizás pueda parecer que la lectura que hace el padre, por amor, para que su hijo vea la vida de otra manera es irreal, utópica, sin embargo es lo más parecido al Evangelio. Jesús hizo una lectura de toda la debilidad humana y la expresó con la belleza inaudita de las bienaventuranzas. ¿Y la vida de fe, esperanza y amor? ¿Qué otra cosa hace un creyente sino ver la vida del revés?

4.MOMENTO DE ORACIÓN

Canto:Dame, Señor, tu mirada

Luces para el camino.

Canto: El mirar de Dios es amar

  • Quisiera mirar con tu mirada, Señor. Como miraste a la Samaritana, la mujer de la sed que te pidió que le dieras de beber el agua viva. Como miraste a la mujer adultera, la que encontraste en el suelo y tú levantaste con una mirada limpia, creadora, sin condena. Como miraste a Pedro después que te negó, estrenando de nuevo la llamada que un día le hiciste en Cafarnaúm, cuando pescaba en la barca de su padre.
  • Quisiera mirar con tu mirada, Señor. Como miraste a los pecadores y a los enfermos, dándoles gratuitamente una dignidad que nunca habían saboreado. Como miraste al joven rico, al que invitaste a estrenar una nueva manera de vivir, siguiéndote en la fascinante aventura del Reino. Como miraste al ciego de nacimiento, con una ternura y un deseo de luz que traspasó las fronteras de la ceguera. Como miraste a los leprosos, cuando con tus ojos y manos tocaste su carne herida y despreciada y los pusiste en el centro de tu compasión.
  • Danos el regalo de que nuestros ojos se parezcan a los tuyos. Cuando tú nos miras, pones en nosotros ojos nuevos, ojos que empiezan a parecerse a los tuyos. «Te pareces a mí, porque yo te miro. Te pareces a mí, porque yo te amo. Me parezco a ti, porque yo te miro. Me parezco a ti, Jesús, porque yo te amo.

El texto completo en el PDF

ILUMINACIÓN EVANGÉLICA: LA MIRADA DE JESÚS

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