La Palabra, luz en mis senderos

SEMANA DE ESPIRITUALIDAD: TERCER DÍA

1. ACOGIDA. ENSAYO DE CANTOS

Buenas tardes. Bienvenidos/as a esta Semana de Espiritualidad que prepara la familia del Carmen. No pocas veces, nuestros senderos son visitados por la oscuridad. No vemos ni sabemos por dónde caminar. La Palabra viene como luz para nuestros caminos. La Palabra viene como amor para nuestro corazón. La Palabra viene como alegría y para ir por la vida caminando y cantando. La Palabra es luz, porque se hace humanidad, habla nuestro lenguaje, ha tomado nuestra carne. La Palabra es Jesús. De El recibimos gracia tras gracia. En esta celebración nos acompaña la presencia de María, a quien la Iglesia llama «Virgen oyente de la Palabra». En Caleruela hay una imagen de la Virgen, no muy bella estéticamente, pero muy significativa. Le han retirado los cabellos y le han hecho una oreja tan grande como la cara, para significar que María es la mujer de la escucha, la mujer que le abre de par en par la vida al Dios que llama a su puerta. El Espíritu nos empuja a escuchar la Palabra. Vuestra presencia aquí, en esta tarde, indica una actitud de apertura (puerta que se abre desde el corazón) a la Palabra. Bienvenidos/as.

(Momento de música)

2. CORO HABLADO

Primer coro:

Cuando uno está perdido, busca…
Cuando uno está solo, busca…
Cuando uno está herido, busca…
Cuando uno es frágil, busca…

 

La humanidad ansía libertad
La humanidad ansía alegría
La humanidad ansía justicia
La tierra, reseca por la sed,
se agrieta y busca el agua viva.

Segundo coro:

Dios, en su plenitud, nos busca…
Dios, en su amor total, nos busca…
Dios, en su alegría desbordante, nos busca…
Dios, en su comunión, nos busca…

 

Su Palabra, sale, como lluvia, a fecundar la tierra.
En su Palabra,
Dios nos lo dice todo,
nos lo entrega todo.
Su Palabra nos cuenta su intimidad amorosa.
Su Palabra se hace carne en el seno de María.
La Palabra es Jesús:
ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres.

Tercer coro:

Cuando se produce el encuentro
y la Palabra acampa entre nosotros
Dios y el ser humano se alegran.
Cuando la Palabra besa la tierra brotan los frutos,
todos los dispersos se reúnen en familia,
y la Iglesia se engalana con una fecundidad insospechada.

 

Cuando la Palabra de Dios es acogida,
la tierra se convierte en su cuna,
el corazón en su regazo,
los seres humanos ya son hijos e hijas de Dios,
el Espíritu derrama en abundancia sus dones.
Y María nos ofrece el fruto bendito de su vientre.

Cuarto coro

El sol ya ha salido.
Abre tu ventana
para que el sol de la Palabra entre en tu casa.
La Palabra es para ti
La Palabra es para que tengas vida abundante.

 

La Palabra es buena noticia para ti.
La Palabra nunca se repite.
Trae siempre frescura y novedad,
porque nace de Dios que es la «eterna novedad».

 

¡Ojalá se despierte en ti el deseo
de encontrar manantiales abundantes para tu sed!
¡Ojalá digas con María: «Hágase en mí según tu Palabra».

3. UNA CANCIÓN Y UN GESTO DE JESÚS

Entramos en una historia de escucha, que nos regala el pueblo de Israel. SHEMA…

ESCUCHA ISRAEL: EL SEÑOR ES NUESTRO DIOS. UNO ES EL SEÑOR.

La belleza y hondura de unos gestos. A Jesús, cuando Jesús va por los caminos, le duele que haya tanta gente con el oído cerrado. Le da pena porque no puedan oír el amor del Padre. Y si no oyen el amor, tampoco pueden cantar. En una ocasión, Jesús había dejado el territorio de Tiro, y pasaba por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar. Le piden que le imponga las manos. Jesús, apartándolo de la gente, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es, «Ábrete». Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad» (Marcos 7,31-37).

El perfume de un hermano, Agustín de Hipona, que llena de buen olor toda la casa. El santo confiesa: ‘Buscaba yo por el orgullo lo que sólo podía encontrar por la humildad. Henchido de vanidad, abandoné el nido, creyéndome capaz de volar y sólo conseguí caer por tierra… Deseaba y ansiaba la liberación; sin embargo, seguía atado al suelo, no por cadenas exteriores, sino por los hierros de mi propia voluntad… A pesar de que estaba ya convencido de la verdad de la fe, solo salían de mí palabras vanas y perezosas. Te decía: ‘Lo haré pronto, poco a poco; dame más tiempo. Pero ese ‘pronto’ no llegaba nunca, las dilaciones se prolongaban, y el ‘poco tiempo’ se convertía en mucho tiempo’. En tanto que se repetía esto y lloraba amargamente, oyó la voz de un niño que cantaba en la casa vecina una canción que decía: ‘Tolle lege, tolle lege’ (Toma y lee, toma y lee). Agustín empezó a preguntarse si los niños acostumbraban repetir esas palabras en algún juego, pero no pudo recordar ninguno en el que esto sucediese. Entonces le vino a la memoria que San Antonio se había convertido al oír la lectura de un pasaje del Evangelio. Interpretó pues, las palabras del niño como una señal del cielo, dejó de llorar y se dirigió al sitio en que se hallaba Alipio con el libro de las Epístolas de San Pablo. Inmediatamente lo abrió y leyó en silencio las primeras palabras que cayeron bajo sus ojos: ‘No en las riñas y en la embriaguez, no en la lujuria y la impureza, no en la ambición y en la envidia: poneos en manos del Señor Jesucristo» (Confesiones de San Agustín).

4. LA PALABRA SE HACE HUMANIDAD

Procesión con la Palabra.

Canto: LÁMPARA ES TU PALABRA PARA MIS PASOS, LUZ EN MI SENDERO.

Se coloca la Palabra en un ambón adornado.

Se proclama el texto de la Anunciación: Lucas 1,26-38

PowerPoint de imágenes con los textos del Evangelio

5. PASOS PARA ORAR LA PALABRA

«Muchas veces y de muchas maneras habló Dios…» (Hebreos 1,1)

El Espíritu es quien inspira y guía este proceso de lectura que hace la comunidad.

(La Palabra se mantiene en alto en medio de la comunidad. Según se van explicando cada uno de los pasos, una persona se pone de pie con una lámpara encendida).

Moisés ante la zarza. Descálzate… Acércate con asombro… (Ex 3,5).

Sitúate sin prisas, sin ruidos, ante una Presencia, ante un Rostro. En cada página bíblica está el Señor esperando a alguien que quiera sentarse a escucharlo con calma; las páginas bíblicas son lugares de encuentro y de diálogo.

Siéntate a la mesa con Jesús que quiere compartir contigo su intimidad (cf. Jn 15,15; Mt 5,1; Jn 4,6).

Espera la llegada de la Palabra con una atención amorosa.

Jeremías ante la Palabra. Mastica… Da vueltas en tu mente a la Palabra (Jr 15,16).

A veces no nos es fácil identificarnos con las oraciones bíblicas. Para superar estas dificultades precisamos el contacto constante, desinteresado con la Biblia. Y la ayuda de guías que nos enseñen a gustar los parajes misteriosos de Dios. «Dame alguien que me guíe» (Hch 8,31).

Vida y Biblia se entrelazan. La vida necesita la Biblia y la Biblia busca la vida. Ambas testimonian el paso creador de Dios que creó la vida e inspiró la Escritura, dejándolo todo vestido de hermosura. La Biblia alimenta nuestra fe, nuestra esperanza, nuestro amor, animando así nuestro caminar.

Que tu mente se llene de los ecos de la Palabra.

María de Betania y la escucha atenta. Escucha… con atención amorosa (Lc 10,39).

Toda la Biblia tiene como finalidad ofrecer a la humanidad un diálogo amoroso con la Palabra eterna y cercana del Padre, con Jesucristo, quien con sus enseñanzas y acciones se convierte en fuente de vida y lugar de encuentro con el Dios vivo.

La escucha supone disponibilidad. Quien decide escuchar tiene que hacer espacio y silencio en su interior; abrir no sólo los oídos, sino la mente y el espíritu; ponerse en actitud de diálogo; en deseo de compartir alegrías, penas, dudas, seguridades; supone, voluntad de compromiso.

Santa María y el corazón para la Palabra. Guardaen abrazo amoroso(Lc 2,19).

El Espíritu actúa en la Escritura (2Tim 3,16). Por la Palabra, el Espíritu se comunica con nosotros, nos inspira y crea en nosotros los sentimientos de Jesucristo, ora en nosotros con gemidos inefables y produce en nosotros la libertad (cf 2Cor 3,17).

«La Palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que espada de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas, y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón» (Hb 4,12).

La Iglesia misionera. Id al mundo entero y anunciad… (Mt 28,28). Al alimentarnos de la Palabra, nos convertimos en servidores de la Palabra. Quien ha encontrado verdaderamente a Cristo no puede tenerlo solo para sí, debe anunciarlo (NMI 40).

Hasta que al final de los tiempos la Palabra creadora, que salió a contar al mundo el amor de Dios, una a la humanidad en un abrazo lleno de gozo, en el que se muestre ya sin sombras, ni lágrimas que Dios es todo en todo. «El Espíritu y la novia dicen: «¡Ven!» El que lo oiga, que repita: «¡Ven!» el que tenga sed y quiera, que venga a beber de balde el agua de la vida. El que atestigua esto responde: «Sí, vengo en seguida». Amén. ¡Ven, Señor, Jesús!» (Apocalipsis 22,17.20).

6. UN PRECIOSO TESTIMONIO DE SANTA TERESA EN EL LIBRO DE LA VIDA 25,18-19

«Pues estando en esta gran fatiga, solas estas palabras bastaban para quitármela y quietarme del todo: No hayas miedo, hija, que Yo soy y no te desampararé; no temas. Paréceme a mí, según estaba, que era menester muchas horas para persuadirme a que me sosegase y que no bastara nadie.

Heme aquí con solas estas palabras sosegada, con fortaleza, con ánimo, con seguridad, con una quietud y luz que en un punto vi mi alma hecha otra, y me parece que con todo el mundo disputara que era Dios. ¡Oh, qué buen Dios! ¡Oh, qué buen Señor y qué poderoso! No sólo da el consejo, sino el remedio. Sus palabras son obras. ¡Oh, válgame Dios, y cómo fortalece la fe y se aumenta el amor!

Es así, cierto, que muchas veces me acordaba de cuando el Señor mandó a los vientos que estuviesen quedos, en la mar, cuando se levantó la tempestad y así decía yo: ¿Quién es éste que así le obedecen todas mis potencias, y da luz en tan gran oscuridad en un momento, y hace blando un corazón que parecía piedra, da agua de lágrimas suaves adonde parecía había de haber mucho tiempo sequedad? ¿Quién pone estos deseos? ¿Quién da este ánimo? Que me acaeció pensar: ¿de qué temo? ¿Qué es esto? Yo deseo servir a este Señor. No pretendo otra cosa sino contentarle. No quiero contento ni descanso ni otro bien sino hacer su voluntad. Pues si este Señor es poderoso, como veo que lo es y sé que lo es, y que son sus esclavos los demonios (y de esto no hay que dudar, pues es fe), siendo yo sierva de este Señor y Rey, ¿qué mal me pueden ellos hacer a mí? ¿Por qué no he yo de tener fortaleza para combatirme con todo el infierno?

Tomaba una cruz en la mano y parecía verdaderamente darme Dios ánimo, que yo me vi otra en un breve tiempo, que no temiera tomarme con ellos a brazos, que me parecía fácilmente con aquella cruz los venciera a todos. Y así dije: «ahora venid todos, que siendo sierva del Señor yo quiero ver qué me podéis hacer».

7. ANGELUS

El Ángel del Señor anunció a María… Y concibió del Espíritu Santo.

He aquí la esclava del Señor… Hágase en mí según tu Palabra.

La Palabra se hizo carne… y acampó entre nosotros.

Dios te salve, María…

Canto final, como un aplauso a la Palabra: Amén, amén, amén

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