CUANDO EL DOLOR SE HACE ORACIÓN
¿Qué pasa cuando se rompe el diálogo? ¿Qué hacer cuando las bombas matan las palabras? ¿Qué hacer cuando la rabia y el rencor parece que crecen por dentro? Esta es la historia del 11 M Tu historia también, la de todos. Todo comenzó en una mañana. Las gentes iban al trabajo, al estudio. Con las ilusiones de siempre, con las tareas de cada día. De repente el terror, la barbarie, la sinrazón. Muertos, heridos, llanto, miedo, estupor. Las noticias van llegando a todos. El corazón se encoge. Los muertos crecen, las familias preguntan, el llanto se extiende, también el rencor. ¿Quién ha podido hacer esto? Y de repente, cuando parece que el mal es más fuerte, y el odio más poderoso, y la sinrazón la que se instala en el centro, surge lo mejor del ser humano, aparece la bondad escondida. Mil rostros se convierten en luz en la noche más negra. Miles de manos se ofrecen para ayudar, la sangre se da, se da la vida, se comparte la mejor humanidad haciendo que el mal retroceda, arrinconando al terror. Es un silencio dolorido pero solidario. Todos estamos con las víctimas. Y de repente. Brota la oración. Se asoma a los labios, se hace luz en miles de velas, se hace caricia en tantos ramos de flores. Se ha roto la vida, se han roto las familias, pero no se ha roto la fe, ni la esperanza, ni el amor. Y sale todo como un grito ante el Dios de la vida. En las oraciones de tantos sale lo mejor del ser humano, se agradece a Dios tanta caricia suya hecha ayuda. Se dicen los nombres de los muertos al Dios que lleva todo nombre grabado en su corazón. En medio del dolor se abre paso la esperanza. En medio de la muerte, abajado, levantándolo todo, está el Dios de la vida. Miles de gargantas rezan en silencio. Padre nuestro.
ORAR EN UN MUNDO SIN FRONTERAS
¿Quién puede detener las nubes en el cielo? ¿Quién pude detener el ímpetu del mar? ¿Quién puede detener en vuelo de una gaviota? Si la naturaleza tuviera fronteras sería como un águila sin alas, como un portón cerrado. Pero la naturaleza no tiene fronteras es toda ella un canto a de libertad. En cada rincón de la tierra se encuentra la huella de la unidad. Si Dios tuviera fronteras no sería Padre ni Madre. No sería casa abierta No sería mesa común donde se parte el pan. Pero Dios no tiene fronteras. Es un regazo acogedor Es una casa con flores En una comunión abierta Pero En el mundo hay muchas fronteras y muros. En nuestro corazón también hay fronteras. Estos sí, estos no Pobres, ricos Hombres, mujeres Sabios, ignorantes El Espíritu nos desafía a cruzar fronteras, derribar muros ¿Quién se pondrá a vivir sin fronteras? Danos un corazón grande para amar, sólo así seremos hijos tuyos, Señor. y podremos cantar. Señor, Dios nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
UNA IGLESIA CON SABOR A VIDA DE FAMILIA
Como una familia Así es el sueño de Dios Formar un pueblo presente en todas las razas de la tierra Frente a la degradación y el individualismo, Una comunidad reunida en torno a Jesús. Una comunidad de creyentes convocados por Jesús. Una casa de oración. Junto con María, en la apertura al Espíritu. Para hacer la experiencia de un Dios que nos ama y que desea que tratemos con él como un amigo. Lugar de la alegría. Porque se recuerda la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte. Donde hay alegría, hay vida, hay esperanza, está presente Dios. Lugar de comunión. Donde se potencie la espiritualidad de la comunión: cada hermano es un don para todos, porque es imagen de Dios. Donde se trabaje por una fraternidad inclusiva, donde todos encuentren sitio, palabra y tarea. Voz de la humanidad. Donde se escuche la voz de los sin voz. El Espíritu nos concede el don de estar entre los excluidos y de afirmar dignidades pisoteadas. En contraste con el mundo. La comunidad no pertenece a la lógica del mundo. Quiere el mundo con otro rostro, al estilo del Magnificat. Las comunidades-contraste son luz para el mundo. Con un estilo de vida. Donde los gestos sencillos y las palabras de verdad son lo normal. ¡Qué hermoso convivir los hermanos unidos! Todos unidos formando un solo cuerpo, un cuerpo que en la Pascua nació; miembros de Cristo en sangre redimidos, Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza del Espíritu que el Hijo desde el Padre envió, El nos conduce, nos guía y alimenta, Iglesia peregrina de Dios. Somos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio de amor. Paz para las guerras y luz entre las sombras Iglesia peregrina de Dios. Rugen tormentas y a veces nuestra barca parece que ha perdido el timón. Miras con miedo, no tienes confianza, Iglesia peregrina de Dios. Una esperanza nos llena de alegría; presencia que el Señor prometió. Vamos cantando, El viene con nosotros, Iglesia peregrina de Dios. Todos nacidos en un solo bautismo, unidos en la misma comunión. Todos viviendo en una misma casa, Iglesia peregrina de Dios. Todos prendidos en una misma suerte, ligados a la misma salvación somos un cuerpo y Cristo es la Cabeza Iglesia peregrina de Dios.
DANOS TU PAZ
Tú Dios mío estás donde se te deja entrar. ¿Te hemos dejado entrar estos días en nuestro corazón? Tú te identificas con la suerte de los más perdidos. ¿les hemos dejado entrar estos días en nuestro corazón? Tú estás siempre en el corazón de nuestra asamblea. ¿Somos capaces de reconocerte aquí, en medio de todos? Nos hemos dado tiempo y espacio para discernir cosas importantes. Hemos compartido la belleza de la oración en común. Hemos escuchado los testimonios que nos hacen vivir. Hemos abierto nuestra ventana para respirar tu amor. Nos hemos colocado en la fuente de la vida. Te presencia ha despertado lo mejor de nosotros mismos. Tu Espíritu ha soplado sobre nuestras brasas, ha alimentado nuestra esperanza. Y ahora, ¿qué hacer? ¿Cómo convertir en danza la susurrante música de tu Espíritu? ¿Cómo sacar a la luz el Reino que está dentro de nosotros? Nos duele en el alma el injusto reparto de la riqueza, la dignidad pisoteada, la falta de paz. Pero, ¿qué hacer? No queremos vivir como antes. Queremos hablar de ti con la vida. Pero, ¿cómo hacerlo? Tu palabra resuena en nuestros oídos: Lo que hacéis a uno de estos mis pequeños hermanos a mí me lo hacéis. Tu vida es un don. ¿Qué tienes que no hayas recibido?. Que todos seáis uno. Que todos tengan pan, casa, vestido. Animo. Estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. ¿Cómo viviremos a partir de ahora? ¿Cambiará en algo nuestra vida? ¿Qué mundo construiremos entre todos? Los conflictos se resolverán con el amor, con el odio jamás (Gandhi). Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor (San Juan de la Cruz). Posa, Señor, tu mirada sobre nosotros. Gracias por tu presencia y por todos los que hablan de ti con la vida. Te alabamos por las semillas de paz y de justicia que has sembrado en nuestros corazones. Danos a cada uno sitio, tarea y palabra para construir la nueva civilización del amor. María, cuídanos.