La constancia en el camino espiritual

La constancia es una virtud íntimamente relacionada con la perseverancia, de la que se distingue, sin embargo, por la distinta dificultad que trata de superar; porque lo propio de la perseverancia es dar firmeza a la persona contra la dificultad que proviene de la prolongación de la vida virtuosa, mientras que a la constancia pertenece robustecerla contra las demás dificultades que provienen de cualquier otro impedimento exterior (las influencias de los malos ejemplos, malos consejos).

A la constancia y perseverancia se oponen dos vicios o peligros:

  • uno por defecto, la inconstancia (blandura), inclinarse a desistir fácilmente de la práctica del bien al surgir las primeras dificultades, provenientes, sobre todo, de tener que abstenerse de muchos gustos y complacencias…
  • y otro por exceso, la pertinacia o terquedad, del que se obstina en no ceder cuando sería razonable hacerlo.

EN LA VIDA ORDINARIA

Muy a menudo, las personas hacemos propósitos, nos comprometemos a algo o con alguien.
Y es maravillosa la capacidad nuestra para hacer propósitos con vistas a mejorar, para adquirir compromisos, para tomar decisiones; pero todo esto quedaría en humo, si no hubiera constancia. Sería destellos fugaces de ese sublime don que es el querer y el entender.

La constancia más elemental es mantenernos firmes en nuestras decisiones. Pero que sea una decisión buena, porque, si es mala, lo razonable es desecharla.

Alguna vez te has preguntado ¿de qué depende la constancia? ¿Es una virtud intrínseca del individuo o es una cuestión de convicción? Y me parece que es una buena pregunta que vale la pena responder.

La constancia, más que una virtud, es una actitud. Si acaso tienes duda de ello piensa en las veces que has querido conseguir algo que era muy especial en tu vida y lo obtuviste: una beca, un permiso para un baile o para un viaje, ¡hasta conseguir una pareja o ganar un regalo!

Ahora reflexionemos: ¿cuánto empeño pusiste para conseguirlo? Seguro que al obtener la primera negativa de tus padres, amigos, jefes o de la pareja, te desilusionaste un poco, quizá bajaste la guardia, pero te puedo asegurar que al final lograste lo que te propusiste porque hiciste hasta lo imposible por conseguirlo: venciste el miedo, libraste obstáculos y ¡fuiste constante en tu empeño!

Ahora bien, hay un detonador poderoso que motiva la constancia y ese detonador es el enfoque. Estoy convencido de que uno es constante y obtiene resultados sólo cuando se tiene bien claro lo que se quiere conseguir; de lo contrario, dispersaremos nuestra valiosa energía en todas direcciones.
Por consiguiente, persona constante es la que pone en práctica todo lo que sea necesario para llevar a cabo lo que ha decidido.

Y en la constancia hay que distinguir:

  • La decisión tomada.
  • Los medios para llevarla a cabo. Es fácil tomar decisiones.

Lo difícil es cumplirlas. Nos cansamos. Surgen dificultades imprevistas. Se nos apaga la primera ilusión. Nos desalientan las metas a largo plazo. Todos esos son los enemigos de la constancia: unos están dentro de nosotros y otros nos acosan desde fuera.

En el camino espiritual, hay que tener en cuenta estas dificultades. No nos tenemos que sorprender de ellas. Conociéndolas, las podremos combatir mejor. Para ello, la advertencia es que vamos a tener que echar mano, además de la gracia de Dios, de la fortaleza, de la fuerza de voluntad.

ASPECTOS A TENER ENCUENTA EN LA CONSTANCIA:

  • Debemos tener muy claro el contenido de nuestras decisiones, con el fin de que también nos sean patentes los medios a poner.
  • Hemos de ver con evidencia que los medios a poner son los adecuados y proporcionados para el éxito que pretendemos.
  • Es muy importante que demos a conocer nuestros propósitos a la persona idónea, para que nos oriente y aconseje.
  • Para evitar el desaliento, ante la lejanía en el tiempo del objetivo a conseguir, debemos marcarnos hitos intermedios, metas más cercanas, inmediatas.
  • Ante los posibles fallos en la constancia, debemos recordar que nos estamos traicionando a nosotros mismos, y debemos reflexionar sobre nuestra dignidad y el sentido de nuestra vida.
  • Recordar con frecuencia los propósitos que hemos hecho. Estoy seguro de que nadie quiere ser veleta que gira a capricho del viento, veleta constantemente inconstante. ¿Verdad que no?

VEAMOS QUÉ NOS DICEN TERESA DE JESÚS Y LA PALABRA DE DIOS

1.- El propósito del camino espiritual puede quedar en humo sin la constancia:

Santa Teresa dirá: «para comenzar este viaje divino, que es camino real para el cielo » y «ganar el gran tesoro » (C 21,1): «no os quedéis por el camino… antes morir que dejar de llegar al fin del camino » (C 20,2), «no parar hasta… llegar a beber de esta agua de vida» (C 21,2).

2.- La constancia elemental es: mantenerse en la resolución tomada

La meta que Dios nos propone:

  • Lo que Dios espera de nosotros: «Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo » (Lv 19,2).
  • La motivación que nos hace Jesús: «Vosotros sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5,48). Porque Dios nos ha «creado según su imagen y semejanza… » (Gn 1,26-27).
  • Según Santa Teresa, la meta de toda vida cristiana es la santidad: «No dejéis arrinconar vuestra alma, que en lugar de procurar santidad sacará muchas imperfecciones » (C 41,8), todos caminamos hacia «la fuente de agua viva «, que prometió Jesús a la Samaritana, «aunque de diferentes maneras» (C 19,2; 20,1; 21,6). Y «quien con más… humildad y limpieza de conciencia sirviese a nuestro Señor, esa será la más santa» (6M 8,10).

3.- Lo más fácil es:

Tomar decisiones. Ejemplos:

  • Estudiar una carrera…; casarse…; hacerse religioso o sacerdote…;
  • Decidirse a edificar «una casa» y que luego no se termina (Cf. Lc 14,30)…

4.- Para vivir la constancia hay que prever:

  • Las dificultades personales y externas:
  • (Ex 4,10) «Moisés dijo al Señor: Pero, Señor, yo no soy un hombre de palabra fácil… soy tardo en el hablar y torpe de lengua «.
  • (Jr 1,6) «¡Señor, mira que no sé hablar, pues soy un niño! «.

Externas:

  • (Lc 9,57-58) «uno le dijo tal Señor]: te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le contestó: las zorras tienen madrigueras y los pájaros del cielo nidos pero el H~o del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
  • (Jn 15,20) «Ningún siervo es superior a su señor. Igual que me han perseguido a mí os perseguirán a vosotros; y en la medida en que pongan en práctica mi enseñanza, también pondrán en práctica la vuestra».

5.- Para mejorar en constancia es conveniente:

Marcarse metas inmediatas, cada día, cada semana, cada mes…

  • «Amar al prójimo como a uno mismo» (Lv 19,18; Mt 22,39; Rom 13,9; Sant 2,8).
  • Liberarse de tantas cosas que nos esclavizan: «Renunciar a vuestra conducta de hombre viejo, corrompido por apetencias engañosas. De este modo os renováis espiritualmente y os revestís del hombre nuevo creado a imagen de Dios, para llevar una vida verdaderamente recta y santa » (Ef 4,22-24).
  • Y Santa Teresa, antes de proseguir en su enseñanza sobre la vida interior o camino espiritual y de la oración, advierte, «diré algunas cosas que son necesarias» (C 4,3) como medios inmediatos:
    • «la una es amor unos a otros «;
    • «otra, desasimiento de todo lo criado «, para hacer de Dios el centro de nuestra vida;
    • «la otra, verdadera humildad», dejar hacer a Dios (C 4,4). + Y otros ejemplos de metas: las tuyas…

6.- En la constancia hay que distinguir la decisión tomada y los medios para llevarla a cabo.

En el camino espiritual, los medios imprescindibles son:

  • La Palabra de Dios como alimento, luz y guía. María nuestra madre, «lo meditaba y lo guardaba en su corazón » (Lc 2,19.51)
  • Los sacramentos: Reconciliación y la Eucaristía.
  • La oración, «y no os engañe nadie en mostraron otro camino sino el de la oración» (C 21,6).

7.- La persona constante es la que pone en práctica lo necesario para conseguir lo decidido.

Una de esas maravillosas personas es Santa Teresa: «Determiné a hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo» (C 1,2).

8.- La constancia es una virtud difícil porque: nos cansamos también en el camino espiritual.

Y el Señor siempre nos está diciendo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras vidas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11,28-30).

9.- Para ser constante en el camino espiritual, hay que apoyarse en la fortaleza.

Para llegar a la meta que nos hemos propuesto: «Importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, …siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino…, siquiera se hunda el mundo» (C 21,2); «Si yendo por camino real y por camino seguro… os dicen hay tantos peligros y os ponen tantos temores, los que van sin camino… «, «tenedle a él por el mismo peligro y huid de él » (C 21,5.6).

10.- La falta de constancia se compara a una veleta movida por el viento.

Advertencia del Maestro: «El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no es apto para el reino de Dios » (Lc 9,62).

A LA LUZ DE LA SAGRADA ESCRITURA:

La escala que vio Jacob, como aparece en el capítulo 28 del Génesis, por la cual bajaban y subían ángeles, dice San Bernardo que denota el camino del Cielo, en el cual no hay que detenerse, sino subir o bajar. «Necesariamente -dice- has de descender o subir; si te detuvieres por fuerza has de caer. No debe llamarse bueno el que no procura ser mejor. Al punto que comenzares a no ser mejor, en el mismo momento dejas de ser en algo bueno, porque así como nuestro cuerpo crece o decrece, así nuestro espíritu en la virtud o decrece o crece».

Ejemplos:

1.- Constante se mostró Lot al tiempo que salía de Sodoma en no volver la cabeza atrás por habérselo mandado Dios, aunque oía el ruido de los miserables sodomitas, que se abrazaban con fuego del Cielo y daban gritos y voces terribles. El considerar que se le quemaban sus casas y lo más y mejor de su hacienda, que no pudo sacar de allí con la prisa que le dieron los ángeles a que saliese, incluso a pesar de que su mujer, por inconstante volvió la cabeza atrás y se quedó hecha estatua de sal, no fue parte para dejar de ir adelante hasta subir al monte con sus dos hijas, que también tuvieron parte en la constancia del padre; aunque dijésemos que, el temor los llevaba con tanta prisa y eso no les daba lugar para mirar ni dónde asentaban los pies y menos para volver a mirar atrás, con todo eso fueron de alabar en que nunca mirasen atrás en este viaje. (Gn 19).

2.- De los discípulos de Cristo dice San Lucas en el capítulo primero del libro de los Hechos de los Apóstoles, que perseveraban en oración todos juntamente con algunas santas mujeres y la Madre de Dios, esperando la venida del Espíritu Santo, hasta que vino y los ilustró de sus dones.

ALGUNOS LEMAS PARA LA CONSTANCIA:

«Ten paciencia con todas las cosas, pero ante todo contigo mismo» (Anónimo). «Ningún camino fácil te llevará a algo que merezca la pena» (Proverbio).
 
«Aquellas personas que no están dispuestas a pequeñas reformas, no estarán nunca en las filas de los hombres que apuestan a cambios trascendentales» (Gandhi).
 
«Algunos luchan un día y son buenos; otros luchan un año y son mejores; unos pocos luchan toda la vida: esos… son imprescindibles» (Bertolt Brecht).

Juan Díaz, carmelitade Bolivia
Burgos, 18 de marzo de 2003

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