Segundo día: La Palabra entre los amigos de Betania
1.- Acogida.
«Descubrámonos los unos a los otros, porque somos huéspedes los unos de los otros«. Acogemos a las personas que vienen a participar en la Semana de Espiritualidad. Una buena acogida desbloquea las resistencias interiores y capacita para el encuentro con los demás y con Dios.
2.- Ensayo de cantos:
- Lámpara es tu Palabra para mis pasos,
- Luz en mi sendero.
3.- Presentación del tema del día
Buenas tardes. Bienvenidas, bienvenidos.
Seguimos celebrando la Semana de Espiritualidad, que tiene como título: «Volver al Evangelio» De este modo nos unimos a toda la Iglesia que en este año siente el empuje del Espíritu para acercarse con nuevo impulso a la Palabra. Además, el tiempo de Cuaresma es un tiempo siempre propicio para abrir el oído y escuchar a nuestro Dios.
Hoy queremos presentaros el tema: LA PALABRA ENTRE LOS AMIGOS DE BETANIA. Hemos preparado montajes para recorrer, en la medida de lo posible, aquellos lugares que pisó y miró Jesús, lugares que tantos de nosotros hemos recorrido con inmensa emoción.
Nuestro hermano, Pedro Sáiz, carmelita, ha preparado una enseñanza sobre el tema.
Finalmente celebraremos todo con una sencilla escenificación.
4.- Entrada solemne de la Palabra
Una vez que todos están sentados, suena una música alegre. Y una persona entra en la asamblea con la Palabra. Lo hace despacio. Se detiene tres veces, en las que la asamblea canta: Lámpara es tu Palabra para mis pasos. Luz en mi sendero.
Coloca la Palabra en el ambón y proclama el texto escogido para este día:
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenia una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano. Pero el Señor le contestó: Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán (Lc 10,3842).
Una vez proclamada la Palabra, se vuelve a cantar el cántico de entrada.
5.- PowerPoint: Betania
6.- Enseñanza: Pedro Sáiz, La Palabra entre los amigos de Betania
7.- Un relato escenificado: SAMAR
Se necesitan siete personas y una plantita
Hoy, en Betania hay un muro.( 6 personas forman un muro)
Enormes placas fabricadas de cemento
con garitas de vigilancia permanente.
El muro dificulta los desplazamientos,
rompe la hospitalidad y la acogida.
Y entonces, ¿qué queda?
En sus paredes se hace visible el terror
Muchos lo consideran injusto
Obreros de Betania que antes iban a trabajar a Jerusalén, ya no lo pueden hacer.
De Betania a Betfagé, el camino de Jesús el día de Ramos, queda cortado por el muro o por alambradas.
En Betania, florece una historia de amor, como la de Jesús
Son los pequeños milagros que brotan también en Tierra Santa.
(Entra la que hace de Samar, abre la muralla y ensancha el espacio. Ella se pone en medio y levanta la plantita)
«Yo paso por este mundo una sola vez,
si hay un bien que hacer, un favor, una acción,
permíteme, oh Dios, hacerla ahora,
porque no paso por aquí más que una vez».
Estas son las palabras que Samar se repite siempre. Samar Sahhar es palestina cristiana, vive en Betania desde 1971, año en que sus padres se trasladaron allí desde Jerusalén. Desde los treinta y tres años se encarga de un orfanato, una obra que su familia empezó adaptando una habitación, una vieja estancia utilizada para las ovejas para poder acoger a diez niños. Mientras su padre decía: «10 y no más, ya no más!», los servicios sociales israelíes seguían mandándole niños. Después, con la adquisición de un terreno, se construyó un nuevo edificio y se abrió con ello la posibilidad de albergar también a niños palestinos. «Ha sido la realización de un sueño».
Para Samar no hay diferencia de origen:
«¿En qué idioma llora un niño?» era la respuesta de sus padres a los que les preguntaban cómo era posible que ellos, que eran cristianos, cuidaran a tantos niños musulmanes. Hoy su «casa» en Betania está llena de niños que comen al tiempo que te miran con ojos asombrados y llenos de curiosidad. Niños que se acercan y que quieren que les des la mano o que les cojas en brazos. No tienen padres, y Samar se ha convertido en la madre de todos ellos.
Espacio para todos «Aquí en Tierra Santa, en el lugar en el que Jesús trajo su amor para todos, en donde vivió, es una lástima que exista esta guerra. Debemos buscar siempre personas que puedan estrecharse la mano por un futuro para este mundo. Hay espacio para todos», y entre estas personas ella ha elegido a los más inocentes.
Recuerda a uno de estos niños: «un niño que se había criado con nosotros y que se fue al Líbano. Allí le dijeron que matara a los cristianos. La respuesta fue: ¿Cómo puedo matar cristianos, cuando las personas que más me han querido han sido justamente ellos, mi familia de Betania?». Samar se detiene a pensar:«Ellos continúan nuestra historia, con el deseo y la curiosidad de ver las cosas tal como son».
La suya es una gran responsabilidad: cuida de más de cien niños, setenta y dos niños y treinta y una niñas, que viven en áreas separadas. Después del orfanato masculino nació una casa femenina por la necesidad de ayudar a las niñas y a las mujeres, porque en toda Palestina no hay estructuras de acogida para ellas:
«Empecé albergando a las hermanas de los varones que estaban con nosotros, y cuando los servicios sociales me enviaron una familia, sentí la responsabilidad de aceptar no solo a los hombres, sino también a las mujeres que tienen necesidad de una casa. He creado una nueva estructura y la he llamado «Lázaros», porque siempre le pido a Dios que vuelva a dar la vida a estas mujeres en Palestina, como hizo Jesús con su amigo Lázaro».
El pan en un garaje
La historia de Samar está verdaderamente llena de milagros. Uno de estos es la panadería «más grande de Betania». La idea: ganar algo de dinero para el orfanato, dar de comer a los niños y crear puestos de trabajo para algunos palestinos. Samar firma un contrato de 75.000 dólares con un israelí de Tel Aviv para comprar la maquinaria.
«No tenía dinero y me asustaba la idea de terminar en prisión, pero al final se ha pagado todo y doy gracias a Dios por ello».
El alquiler de un local en la calle principal es demasiado alto. Encuentra un garaje, un lugar muy aislado: «Lo he transformado y arreglado para convertirlo en una panadería. Todos me decían que estaba loca y que aquello no funcionaría. Para sorpresa mía, cuando construyeron el muro, la calle en la que está el garaje se convirtió en la calle principal de la ciudad. Hay quien ha venido a mi despacho y me ha dicho:
«Pero tú, ¿trabajas con Sharon?». Y yo le he respondido: «No, con alguien más poderoso: trabajo con Jesús». El israelí al que le compró la maquinaria no quería ir a instalarla a territorio palestino. Después de mucha insistencia consintió hacerlo: «No iría por un millón de dólares, pero por ti, Samar, lo haré». Al finalizar las obras hay una fiesta, una comida en un restaurante de Betania. Han hecho un gran sacrificio para participar. A la misma mesa se sentaban musulmanes, judíos y cristianos:
«Comimos juntos » cuenta Samar » y fue un hermoso testimonio también para todos mis chicos».
Engendrar en el significado de la vida El hecho de ser madre de tantos niños es una gran ayuda. Samar vive, desde el año 71, una experiencia de virginidad «para vivir mejor la maternidad con los niños». Una palestina cristiana, madre de cien niños, una mártir. Y justamente el testimonio de su caridad y su misma presencia en aquella tierra constituyen un signo de paz y de cambio para todos los hijos que ha engendrado.
8.- Símbolos:
– El símbolo del perfume
Breve explicación: Samar ha escuchado la Palabra de Jesús, ha recibido el perfume del Espíritu y lleva la ternura del Padre cruzando toda frontera, como hacen los pájaros y las nubes, uniendo todas las manos al servicio de la vida limitada. Ella, y las gentes en las que el Espíritu pone perfume, llenan de evangelio los caminos, ponen paz en los conflictos, encuentran salida para las encrucijadas. Ahora Samar perfuma a algunos de nosotros, para que el Reino de Jesús se extienda.
Gesto: Samar perfuma las manos de algunos de los presentes. (Música de fondo).
Con una plantita en medio, se canta y se danza: «Escucha, Israel, el Señor es nuestro Dios»