DANIEL DE PABLO MAROTO. Carmelita Descalzo. «La Santa»
Los genios de la humanidad son «grandes» no sólo porque tienen ideas luminosas, deslumbrantes, grandiosos proyectos y realizaciones, sino por sus intuiciones, que brotan posiblemente de su inconsciente y de las que no son siempre conscientes de su trascendencia futura. Somos nosotros, lectores y analistas racionales, los que descubrimos, en la secuencia de los siglos, la grandeza y el valor de sus hallazgos. Releyendo los escritos de santa Teresa, analizando su quehacer de fundadora, descubro que algunas de sus obras son auténticas intuiciones que, después de siglos, somos capaces de apreciar en su justa grandeza.
1 – El valor social y religioso de la cultura. Nacida en tiempos del humanismo renacentista, carente, como mujer que era, de una formación académica correspondiente a su talento, intuyó que las «letras», el conocer y el saber no eran sólo armas para triunfar en la vida (de ello vivió despreocupada), sino para «vivir en la verdad». Por eso buscó, en su ignorancia, «maestros» totales, de buena vida y entendimiento, pero, sobre todo, «letrados», profesores de universidad, teólogos y exegetas de la Sda. Escritura. Admira ver cuántos talentos enseñaron y admiraron a una mujer, de grado inferior en el escalafón social y de muy inferior cultura. En mi opinión, con ese gesto Teresa se vengó de la misoginia de su tiempo y la superó, al menos en su persona. No logró hacer escuela, pero es un modelo para el estudio…
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Artículo publicado en http://www.ocdcastilla.org/