¿Por qué evitamos el cara a cara de la relación, y la vivimos mediatizándola (escuchándonos en el rol, en los juegos de palabras, en discusiones ideológicas …)? El proceso compromete tu persona entera, tu afectividad. Si es aquí donde has detectado tu principal problema personal (ocurre así casi siempre), no te limites a analizar las relaciones. Sería una trampa, un mecanismo de racionalización, que te da la ilusión de vivir la realidad.
Pregúntate qué relación te ayuda más a vivir el proceso. Sé tú mismo en la relación. Compromete tu afectividad, expresa tus sentimientos. No dependas del ser aprobado. ¿Dejas al otro que sea él mismo? Aprende a escuchar, a no juzgar, a que el otro se sienta aceptado, valorado, querido.
No idealices. El amor auténtico percibe la persona y sus límites; no se alimenta de expectativas. Si el proceso madura, irás diferenciando diversos niveles de relación, no por discriminación, sino porque la afectividad va siendo más real, y no a todos se ama igual ni de la misma manera.