Oración para iniciar la jornada
«Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero». «Vuélvete a mí y ten misericordia, como acostumbras con los que aman tu nombre. Guía mis pasos según tu promesa, para que no me domine ninguna maldad. Amén».
Dios perdona de esta manera: (1) Busca al pecador para perdonarle. (2) Se alegra perdonando. (3) Perdona siempre.
Lee atentamente este texto:
Saulo persiguió hasta la muerte a los cristianos. Estando una vez de camino le envolvió un resplandor del cielo; cayó a tierra y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Él preguntó: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues» Saulo se levantó ciego del suelo; un hombre que venía, le impuso las manos y le dijo: «Saulo, hermano mío, vengo de parte de Jesús para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo». En el acto recobró la vista y fue bautizado. Y enseguida se puso a predicar proclamando que Jesús es el Hijo de Dios» (Cfr. Hch 9).
Para tu reflexión:
Conversión es cambio de dirección, de nosotros a Dios con la ayuda de Cristo. «No creo en Dios», dicen muchos, pero la Biblia responde: «Dios cree en ti», así como creyó en Saulo, al cual hoy conocemos bajo el nombre de San Pablo.
Símbolo
A lo largo del Camino has ido quitando peso de la mochila. Hoy te proponemos que alivies también tu «mochila interior». Si no has traído una piedra, toma ahora una que te ofrece el Camino, una que dejarás mañana en la Cruz de Ferro. Coge tu piedra en la mano y mientras caminas, pregúntate: ¿Cuántas veces he sido yo un peso para los demás? y ¿cuántas veces les has hecho sufrir? Haz de la piedra un símbolo de todo lo que quieres dejar al pie de la Cruz, de todo lo que has hecho a otros y de todo lo que te han hecho a ti. Traslada todo lo que te pesa a la piedra para dejarlo una vez para siempre a los pies de Aquél que te ama y te perdona.
Actitudes
Sé consciente de la piedra, siente su peso. ¿Qué te pesa a ti? Díselo a la piedra y díselo a Dios. En el monasterio de Rabanal, en uno de los actos litúrgicos, hay también la posibilidad de bendecir el propósito de dejar atrás lo que te pesa, de reconciliarte con Dios, contigo, con los hermanos. Si puedes y quieres, aprovecha esta posibilidad de dejarte ayudar, de dejarte querer.
Oración
Libra mis ojos de la muerte; dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino, pido un milagro para verte.
Haz de esta piedra de mis manos una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva y ábrela al bien de mis hermanos. Amén.