¿Cómo orar?
En esta segunda ficha nos hacemos esta pregunta: ¿cómo orar? No basta saber lo que es oración, queremos descubrir el cómo.
Podríamos responder enumerando una serie de indicaciones que hay que tener en cuenta para orar. Pero la oración no es una técnica, es un don, que nos concede Cristo.
La oración cristiana tiene su fundamento, modelo, descripción en la persona y en la vida de Jesús. Por eso la referencia a El es fundamental para nuestra oración.
Oramos desde la nueva condición de hijos de Dios que nos ha conseguido Jesús. Más aún, oramos incorporados a él. La doxología con que concluyen las plegarias eucarísticas expresa esto de una forma muy bella: «Por Cristo, con él y en él; a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén».
“Por Cristo, con él y en él;
a ti Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos. Amén”.
Los ojos puestos en Jesús
Para saber cómo orar hay que mirar a Jesús, hay que descubrir cómo vive, hay que asomarse a su corazón para descubrir lo que lleva dentro.
El Nuevo Testamento nos ha conservado el gesto repetido de Jesús orante, algunas de sus oraciones y enseñanzas sobre nuestra oración. La oración es un hecho real de personas creyentes, antes que una noción o un mandamiento.
Recorramos algunos momentos del evangelio de san Lucas:
- 3,21-22: Jesús ora pidiendo la fuerza para llevar adelante su misión.
- 5,15-16: Cuando el éxito no es el criterio que rige una vida, sino que es el encuentro con el Padre el que centra la vida de Jesús.
- 6,12-13: Oración prolongada de Jesús en la noche para preparar una decisión importante que va a tomar.
- 9,28-29: Momento de oración de Jesús en el monte con sus discípulos, para que comprendan su misión como Mesías-siervo que entrega la vida.
- 11,1.5-12: La vida nueva de Jesús está sostenida por una oración nueva, que trata a Dios como a amigo, y que anima el Espíritu Santo.
- 22,41: Jesús ora de rodillas al Padre en los momentos decisivos de su vida. Pone el designio de amor del Padre por encima de cualquier designio propio.
- 23,34.46: Jesús ora por los enemigos, que le están destruyendo. Pone en manos del Padre, con un grito, su vida.
A tener en cuenta
- Jesús ora para estar con el Padre. Sólo él colma todo su ser. Jesús es orante por sí mismo. Vive la oración como realización constante y espontánea de su condición filial: Es el Hijo y encuentra la expansión de su ser en su relación con el Padre. Esta relación la expresa por medio de la alabanza, acción de gracias, petición.
- Jesús ora para acoger el plan de amor del Padre para toda la humanidad. Con el Padre y ante el Padre, vive los momentos cruciales de su existencia: Padre, te doy gracias; Padre, pase de mí este cáliz; Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. No es cosa de un momento. Han transcurrido largas horas, noches enteras, en ese trato familiar.
- Jesús ora para escuchar de labios del Padre las palabras de consuelo profundo: “Tú eres mi Hijo, el amado”. “Yo estoy contigo”. Como todos los profetas, como María, como todos los que han sido invitados a vivir el proyecto salvador de Dios y a derramar sobre el mundo la misericordia entrañable del Padre.
- Jesús ora para vivir la vida nueva de entrega eucarística; animado siempre por el Espíritu. La oración de Jesús está profundamente arraigada en su obra apostólica. Ora en los momentos decisivos de la implantación de su reino: en el bautismo, en el tabor, en el desierto, en la elección de los apóstoles, por la fidelidad de Pedro, la oración sacerdotal, la oración del huerto.
- Jesús nos enseña a orar. Jesús habla también de nuestra oración, y establece las bases, los contenidos, las expresiones.
- Bases: Dios es Padre de todos, escucha y se interesa por cada uno de sus hijos, y quiere hacerles el bien. Jesús es nuestro hermano y ora en nosotros y con nosotros.
- Contenidos. Son muchos: agradecimiento y alabanza, adoración, petición de perdón, petición de bienes espirituales y temporales.
- Expresiones: que sea sobria y sincera, humilde y confiada, perseverante; y que a las palabras acompañen las obras y la vida entera de la persona.
En esta oración, en esta vida de Jesús, nos quiere meter a nosotros el Espíritu.

Momento de Oración
- En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(Se pone en medio del grupo un icono de Jesús, lo suficientemente grande, para que todos lo puedan mirar. Se puede acompañar con música de fondo)
Invocación trinitaria y mariana
- Padre nuestro, vuelve a repetirnos, para que nos resuene dentro, tu voz desde la nube: “Este es mi Hijo, el Elegido. Escuchadlo a él” (Lc 9,35).
- Señor Jesús, tú eres el camino, la verdad y la vida para que nos podamos acercar al Padre y a los hermanos (Jn 14,6).
- Espíritu Santo, mantén vivo en nuestros corazones y en el seno de las comunidades el recuerdo vivo de Jesús (Jn 14,26).
- Santa María, en el cruce de miradas que mantienes con nosotros, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Texto bíblico: Lucas 3, 21-22
– Jesús pide fuerza al Padre para llevar adelante su misión.
– Mantiene una comunicación definitiva y permanente con Dios.
– Jesús recibe la plenitud del Espíritu, que crea el hombre nuevo.
- Canto:
Tened la ternura de Jesús
con el hermano que vive a vuestro lado.
Tened la ternura de Jesús.
Sed su palabra y la fuerza de su abrazo
Repitamos juntos la oración de Jesús: Padre nuestro.
El que ora como Jesús alegra el corazón del Padre y extiende la fecundidad del reino por toda la tierra
2.- OREMOS COMO JESÚS ORÓ – Ficha 2