«Nadie puede decir: ‘¡Jesús es Señor!’ sino por influjo del Espíritu Santo. ‘Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!’. Este conocimiento de fe no es posible sino en el Espíritu Santo. Para entrar en contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido atraído por el Espíritu Santo. Él es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Mediante el Bautismo, primer sacramento de la fe, la vida, que tiene su fuente en el Padre y se nos ofrece por el Hijo, se nos comunica íntima y personalmente por el Espíritu Santo en la Iglesia» (CIC 683).
El Espíritu Santo con su gracia es el ‘primero’ que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva que es: ‘que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo (CIC 684).
Creer en el Espíritu Santo es profesar que el Espíritu Santo es una de las personas de la Santísima Trinidad Santa, consubstancial al Padre y al Hijo, ‘que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria’ (CIC 685).
Ficha 11
F. 11 CREO EN EL ESPÍRITU SANTO
Ficha 12