Hijo del rey David y de Betsabé. La historia de Salomón se narra en el Primer Libro de los Reyes, 1-11, y en el Segundo Libro de las Crónicas, 1-9. Sucedió a su padre, David, en el trono de Israel hacia el año 970 a. C. (1 Reyes 6,1).
Salomón se nos presenta como el prototipo del hombre que busca a Dios al buscar la sabiduría. También él es un buscador de Dios. De un Dios a veces invocado. De un Dios ciertamente adorado. De un Dios al fin abandonado. En ello está la gloria y la miseria del hombre-Salomón.
La sabiduría en el A. T. se basaba en seguir los mandamientos. «Salomón amó a Yahvé, andando en los estatutos de su padre David» (1 Reyes 3,3). Él tenía claro que «La Ley de Yahvé… hace sabio al sencillo» (Salmo 19,8). «Él [Dios] halló todos los caminos de la sabiduría, y la ha dado a Jacob, su siervo, a Israel, a quien ama. Así apareció en la tierra la sabiduría y ha vivido con los hombres» (Baruc 3,37-38).
La «rectitud» y «justicia» que se difundía en la sociedad al aplicar la Ley de Dios lograba la prosperidad de del reino, alcanzando el mayor esplendor de la monarquía israelita. Salomón mantuvo en general la paz con los reinos vecinos.
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