Y nos abrió su corazón. Cantaré y tocaré para ti

Ambientación

Nos unimos al salmista, que apresura con la música la aurora y espera la salida del sol, para que todo se inunde con su luz. La creación, reflejo de la gloria de Dios, nos invita a cantar y a tocar para Dios. La generosidad de Dios, manifestada en el supremo gesto de entrega del Corazón de Jesús, nos lleva a tocar la cítara y el arpa. «Cantar y entonar salmos es negocio de los que aman» (San Agustín).

«Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme. Voy a cantar y a tocar, despierta, gloria mía, despertad, cítara y arpa, despertaré a la aurora» (Salmo 56).

Oración

  • Te alabamos, Corazón de Jesús, porque nos has amado con amor eterno, te has abajado para mirarnos y con ese amor nos has atraído a ti. De este modo, nos has convertido en sacramento de tu amor.
  • Concédenos estar siempre abiertos a ti para recibir de tu fuente divina una inagotable abundancia de gracia. Sé Tú nuestro primer guía en la ruta del amor; condúcenos con dulzura hacia la luz.

  • Te adoramos, Corazón de Jesús, en silencio, porque ésta es la actitud que brota de nuestro interior al encontrarnos con tu pecho abierto donde dejas que nos recostemos.
  • Danos a beber del torrente de tus delicias.

  • Te damos gracias, Corazón de Jesús, por tu entrega a la Iglesia. Cuando nuestro corazón estaba abatido, nos llevaste a una roca inaccesible. Queremos habitar siempre en tu morada, refugiarnos al amparo de tus alas. Contigo la noche no es nunca completa, la soledad ausencia total de presencia. Siempre te muestras capaz de colmar nuestros deseos; sales a nuestro encuentro como mano abierta, ojos que miran, fuente que sacia nuestra sed.
  • Muéstranos la inmensa riqueza de tu gracia, tu bondad para con nosotros.

  • Te bendecimos, Corazón de Jesús, al recordar tus proezas en nosotros y en toda la creación, porque todo es un derroche de tu amor. Continúa haciendo maravillas en nosotros, porque esplendor y belleza son tu obra y tu generosidad dura por siempre.

Texto Bíblico

«Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados. Cantad y tocad para el Señor con todo vuestro corazón, y dad continuamente gracias a Dios Padre por todas las cosas en nombre de nuestro Señor Jesucristo» (Ef 5,19-20).

Himno

«Bendito seas, Dios y Padre nuestro, Padre del Señor Jesucristo, en quien nos bendijiste con toda bendición. Porque tú nos elegiste en el principio conforme a tu querer para tu gloria, para ser hijos tuyos en el Señor Jesús. El cual, para librarnos del pecado, se entregó por nosotros a la muerte; habiéndonos amado, nos amó hasta el fin. Por eso, cuantos fuimos bautizados, lo fuimos en la muerte del Señor: en el mar de su sangre fuimos sumergidos. Por él hemos nacido a la nueva vida, en su luz nos hizo hijos de la luz; hemos resucitado en su resurrección. Te pedimos, por tanto, Padre nuestro, que brille nuestra luz entre los hombres que sean nuestro traje las obras de la luz. Pues los que han resucitado en Jesucristo, con él han escondido en ti su vida y tienen por herencia las obras de lo alto». (Himno de los bautizados)

Jaculatoria

«Sea el Señor tu delicia, y El te dará lo que pide tu corazón» (Sal 36).

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