El callado amor

Vigilia de oración con San Juan de la Cruz

Palabras de acogida.

¡Bienvenidos a esta vigilia de oración con san Juan de la Cruz!

Acercarse a este hombre de Dios es toda una garantía para encontrar luz en este camino de la oración. Orante de los pies a la cabeza, maestro de los caminos del Espíritu, enamorado de Dios, hizo de su vida un todo orante.

Aprovechó, como los grandes orantes, la noche para encontrase con su Dios. Los rincones escondidos de todo lugar, las ermitas de los caminos, la naturaleza entera con sus mil huellas del Amado, supieron de su susurro enamorado. De viaje por los caminos, en la oscuridad y estrechez de la cárcel, en la enfermedad, buscó con un corazón limpio al Señor. Con la Biblia, su libro más querido, al hilo de la Liturgia, celebrando la Eucaristía, ante imágenes -sobre todo ante la Cruz-, fue aprendiendo el lenguaje del callado amor que es el que más agrada a Dios.

Aprovechó cada encuentro con sus hermanos de comunidad para invitarles al trato con Dios. Y a cada persona que se topó con él le habló de las excelencias de la oración. De pie, postrado, de rodillas, buscó al que amaba su alma, aceptó el dolor de la purificación y adoró al Dios humanado en el Santísimo Sacramento. En el lecho de su muerte quiso que pusieran en sus oídos las canciones de amor del esposo a la esposa del Cantar de los Cantares.

Con el mismo interés, con que acudía a tratar de Dios con quienes le pedían ayuda, se acerca a nosotros para acompañarnos al encuentro con Dios. Podremos estar lejos de Dios, confesaremos nuestra incapacidad para orar, andaremos enredados en mil apegos sin poder ir adelante; no importa; para cada uno tiene una palabra de aliento, un consejo, una certeza. Escuchemos una de sus páginas para se vaya desengañando y despertando nuestro corazón.

«¡Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas!, ¿qué hacéis?, ¿en qué os entretenéis? Vuestras pretensiones son bajezas y vuestras posesiones miserias. ¡Oh miserable ceguera de los ojos de vuestra alma, pues para tanta luz estáis ciegos, y para tan grandes voces sordos, no viendo que, en tanto que buscáis grandezas y gloria, os quedáis miserables y bajos, de tantos bienes, hechos ignorantes e indignos!» (C39,7)

Fiándonos de Juan de la Cruz, nos dejamos llevar de su mano, y seguimos sus pasos.

I.- ÁBRETE AL VIENTO DEL ESPÍRITU PARA QUE SE DESPIERTEN LOS AMORES EN TU CORAZÓN.

Canto: Cuando cesan los ruidos, comienza la canción del corazón, se desatan las lenguas del Espíritu y Dios es cercanía en viva voz.

Textos intercalados con el canto:

«Detente, cierzo muerto;
ven, austro, que recuerdas los amores, aspira por mi huerto,
y corran su olores,
y pacerá el Amado entre las flores»

«Por este aire entiende el alma al Espíritu Santo, que la inflama toda, la regala, aviva y levanta al amor de Dios’ (C17,4)

«Mucho es de desear este divino aire del Espíritu Santo y que pida cada alma aspire por su huerto pra que corran divinos olores de Dios» (C17,9)

2.- ENTRA EN LA NOCHE

(Suena de fondo el poema cantado de la Noche. Se van apagando las luces. Se leen los cuatro puntos siguientes con calma, dejando un espacio de silencio después de cada uno).

* Limpia tu corazón, purifica tu conciencia, pon tu mente de veras en Dios y glorifícalo (3S 40,2).

(Pausa de silencio).

* Ponte en soledad para no perderte en el bullicio de otras voces o compañías que no sean la de Dios (3S 36,3).

* Recógete en tu interior, para orar en el templo vivo de tu corazón, donde está Dios. Ahí deséalo, adóralo (C1,8).

* Libera tu espíritu y ponte en paz para que Dios te hable en la soledad (Ll 3,34).

3.- CONTEMPLA LA HERMOSURA DIVINA

(Se cantan o se leen con música de fondo algunas estrofas del Cántico B)

11. Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

12. ¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!

14. Mi Amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,

15. la noche sosegada
en par de los levantes del aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

26. En la interior bodega
de mi Amado bebí, y cuando salía
por toda aquesta vega,
ya cosa no sabía;
y el ganado perdí que antes seguía.

27. Allí me dio su pecho,
allí me enseñó ciencia muy sabrosa,
y yo le di de hecho
a mí sin dejar cosa;
allí le prometí de ser su Esposa.

28. Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.

36. ‘Gocémonos Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte y al collado
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura’.

4.- RETÍRATE A TRATAR A SOLAS CON DIOS

(Mientras se entona el canto, se expone el Santísimo).

Canto: QUE BIEN SE YO LA FONTE QUE MANA Y CORRE, AUNQUE ES DE NOCHE.

Aquella eterna fonte está escondida, que bien sé yo do tiene su manida. AUNQUE ES DE NOCHE.

Sé que no puede ser cosa tan bella, y que cielos y tierra beben de ella, AUNQUE ES DE NOCHE.

(Se leen estos textos despacio. Tras ello hay un silencio más largo de adoración, sólo interrumpidocon el canto)

* Hablemos palabras al corazón, bañadas en dulzor y amor, de que Tú bien gustas.(Dichos 1)

* Conténtate con una advertencia amorosa y sosegada en Dios (1N10,4)

* Pon los ojos sólo en El (2S 22,5)

Canto: EL LENGUAJE QUE EL MAS OYE SOLO ES EL CALLADO AMOR.

5.- ORACIÓN DE ALMA ENAMORADA

(Recitada por todos)

¡Señor Dios, amado mío!
Si todavía te acuerdas de mis pecados
para no hacer lo que te ando pidiendo,
haz en ellos, Dios mío, tu voluntad,
que es lo que yo más quiero,
y ejercita tu bondad y misericordia
y serás conocido en ellos.
Y si es que esperas a mis obras
para por ese medio concederme mi ruego,
dámelas tú y óbramelas,
y las penas que tú quisieras aceptar,
y hágase.
Y si a las obras mías no esperas,
¿qué esperas, clementísimo Señor mío?;
¿por qué te tardas?
Porque si, en fin, ha de ser gracia
y misericordia la que en tu Hijo te pido,
toma mi cornadillo, pues le quieres,
y dame este bien,
pues que tú también lo quieres.
¿Quién se podrá librar
de los modos y términos bajos
si no le levantas tú a ti
en pureza de amor, Dios mío?
¿cómo se levantará a ti el hombre,
engendrado y criado en bajezas,
si no le levantas tú, Señor,
con la mano que le hiciste?

No me quitarás, Dios mío,
lo que una vez me diste
en tu único Hijo Jesucristo,
en que me diste todo lo que quiero.
Por eso me holgaré que no te tardarás
si yo espero.

¿Con qué dilaciones esperas,
pues desde luego
puedes amar a Dios en tu corazón?
Míos son los cielos y mía es la tierra;

mías son las gentes,
los justos son míos y míos los pecadores;
los ángeles son míos,
y la Madre de Dios y todas las cosas son mías;
y el mismo Dios es mío y para mí,
porque Cristo es mío y todo para mí.
Pues ¿qué pides y buscas, alma mía?

Tuyo es todo esto, y todo es para ti.
No te pongas en menos
ni repares en meajas
que se caen de la mesa de tu Padre.
Sal fuera y gloríate en tu gloria,
escóndete en ella y goza,
y alcanzarás las peticiones de tu corazón

Bendición del Santísimo.

Rezo del Padrenuestro.

Texto: Para hallar a Dios de veras no basta sólo orar con el corazón y la lengua, ni tampoco ayudarse de beneficios ajenos, sino que también junto con eso, es menester obrar de su parte lo que es en sí. Porque más suele estimar Dios una obra de la propia persona que muchas que hacen otros por ella (C3,2)

Canto de despedida: ADONDE NO HAY AMOR PON AMOR Y SACARAS AMOR.

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