De la mano de Santa Teresita

Mirando las cosas sagradas con Teresita

MOTIVACIÓN:

He leído en algún lugar, que la fidelidad creativa de santa Teresita se manifiesta en que con su vida y doctrina ha puesto a la Iglesia a mirar de nuevo al Evangelio. Y es que la mirada de Teresita es un gran tesoro para nosotros. Hoy queremos recorrer con ella, con su mirada, en este final de Año Eucarístico, todos los objetos sagrados relacionados con la Eucaristía. Partimos de ellos para llegar a comprender qué espera Jesús de nosotros para poder darse como se da en la Eucaristía. Seguro que algunos han mirado alguna vez con envidia al cáliz, al corporal o a la pequeña llave del sagrario. Su cercanía y relación con Jesús Eucaristía la deseamos todos nosotros. Teresita también puso su mirada penetrante en ellos y fue lejos, los quiso imitar. Escuchémosla explicándonos con su encantadora sencillez, las sugerentes reflexiones que produjo en ella esa mirada.

I.-POEMA: Mis deseos junto a Jesús escondido en su prisión de Amor.

Llave del sagrario.

Pequeña llave yo te tengo envidia, porque puedes abrir cada día la prisión de la Eucaristía morada del amor de Dios. Mas yo puedo, ¡qué dulce maravilla, con solo un impulso de mi fe, abrir también el sagrario y esconderme muy cerca del gran Rey.

Lámpara del santuario

Yo quisiera en el santuario consumirme muy cerca de mi Dios, brillar siempre misteriosamente como lámpara que arde ante el Señor. ¡Oh felicidad..¡ siento en mí un fuego con el que puedo ganarle cada día un buen número de almas a Jesús, quemándolas con su Amor

Piedra del altar.

Cada aurora que comienza me produce envidia, ¡Oh piedra sagrada del altar! como en el establo bendito quiere nacer en ti el Dios eternal… ¡Ay, dígnate escuchar lo que te pido!: ven a mi alma, dulce Salvador… no quiero ser una piedra fría, sino el latido de tu corazón.

El corporal

¡Oh , corporal rodeado de ángeles! qué envidia me da tu misión: sobre ti como sobre los humildes pañales veo a Jesús mi único tesoro. Cambia mi corazón, Virgen María en un puro y bello corporal que pueda recibir la Hostia consagrada donde escondido está tu Cordero.

La Patena.

Patena santa, yo te envidio, sobre ti Jesús viene a descansar. Que su grandeza infinita se digne abajarse hasta mí… Jesús colmando mi esperanza sin esperar a que llegue la tarde de mi vida viene a mí, con su presencia me convierto en custodia viva

El cáliz.

También te envidio a ti, dichoso cáliz, donde adoro la divina sangre… mas puedo en la santa Misa recogerla cada día. Jesús quiere más a mi alma que los sagrados vasos de oro el altar se convierte en el Calvario donde por mí, su sangre se sigue derramando.

La viña.

¡Oh Jesús, viña santa y sagrada, tú lo sabes Rey Divino soy un racimo maduro que han de cortar para ti… sufriendo en el lagar yo te probaré mi amor. Mi único gozo será inmolarme cada día.

Los granos de trigo.

¡Oh qué gran suerte la mía! He sido escogida entre los granos de trigo que por Jesús su vida perderán… ¡Qué grande es mi contento! Tu esposa querida soy, ven a vivir en mí, Amado mío ¡Oh ven! tu belleza me ha encantado ven a transformarme en Ti…

II.- PASO A PASO…

  • Lee despacio la poesía
  • Medita en tu corazón cómo quiso ser santa Teresita: vino, pan, llave, cáliz, patena, corporal, altar y lamparita.
  • Mira cada símbolo, son todos sencillos, dialoga con ellos, interiorízalos, déjales que te hablen a ti también.
  • Mira tu vida, ¿cómo puedes utilizarla para imitarlos? ¿Qué actitudes eucarísticas puedes desarrollar?

III.- ESCUCHA LA PALABRA DE DIOS:

«Danos nuestro pan de cada día» (Lc. 11, 3). «En verdad os digo: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.» ( Jn. 12, 24). «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida.»» (Jn. 8, 12). «¿De dónde podemos sacar, en este lugar desierto, el pan que necesitan?» (Mc. 8,4). «Durante la comida Jesús tomó pan, y después de pronunciar la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad; esto es mi cuerpo.» (Mc. 14,22). «Yo soy la vid y vosotros las ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no podéis hacer nada.» (Jn. 15, 5). «Yo soy la puerta: el que entre por mí estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará alimento.» (Jn. 10, 9). «Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed.» (Jn. 6, 35). «Tomó luego una copa, y después de dar gracias se la entregó; y todos bebieron de ella. [24] Y les dijo: «Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que será derramada por una muchedumbre.» (Mc. 14, 23). «¿Podéis vosotros beber la copa que yo tengo que beber?»» (Mc. 20, 22). «La copa de bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo ? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo ?» (1ª Cor. 10,16). «Sed imitadores míos, hermanos, y fíjaos en los que siguen nuestro ejemplo. [18] Porque muchos viven como enemigos de la cruz de Cristo; os lo he dicho a menudo y ahora os lo repito llorando.» (Flp. 3,17). «Levantemos la mirada hacia Jesús, que dirige esta competición de la fe y la lleva a su término. El escogió la cruz en vez de la felicidad que se le ofrecía; no tuvo miedo a la humillación y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios» (Heb. 11,2). «Entonces Pilato les entregó a Jesús y para que fuera puesto en cruz.» (Jn. 19, 16). «Dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa» (Lc. 2,6). «Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con los aromas, según la costumbre de enterrar de los judíos.» (Jn. 19, 40). » La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido» (Salmo 118, 22). » Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edifico su casa sobre roca.» (Mt. 7, 24). » Vosotros sois la luz del mundo… Brille así vuestra luz delante de los hombres…» (Mt. 5, 14.16).

  • Ahora quédate en silencio,en su presencia, mírale como te mira. Su mirar es amar.
  • Y para terminar canta: «Al pie del tabernáculo» del cassette Corazón de arpa, del grupo mexicano Jésed.

Teresa Gárriz

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