Vigilia con los inmigrantes

EMIGRANTES Y REFUGIADOS NOS INTERPELAN. LA RESPUESTA DEL EVANGELIO DE LA MISERICORDIA

ACOGIDA

En camino

Lector/a: Millones de personas caminan de un sitio a otro. Lo llamamos flujos migratorios. Gentes de toda raza, pueblo, cultura, religión. ¿Qué buscan? ¿Qué les mueve? Todos somos caminantes. Pero hay muchos que caminan en condiciones muy difíciles, difíciles por lo que han dejado -¡tantas cosas queridas para ellos!- y difíciles por tantas puertas cerradas y miradas desconfiadas que encuentran en los caminos. Su único crimen es su instinto de vida y su deseo de libertad. La tierra, que es la casa común de todos, se ha llenado de fronteras y alambradas. Aunque todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, todavía no hemos descubierto el sencillo arte de vivir como hermanos. El cielo no sería cielo sin los inmigrantes, la tierra tampoco es tierra sin ellos.

Gesto y signo: los participantes caminan con naturalidad por el recinto, como signo de un mundo inmigrante.

Canción: Nabucco de Verdi.

Silencio

Lector/a: Estemos donde estemos, nos sentamos. Buscamos el silencio. No un silencio indiferente, ausente, cómplice. Sí un silencio que nos lleve a la interioridad. Tomad conciencia de vuestro cuerpo, con él entramos en contacto unos con otros. Acoged los pensamientos pero dejadlos ir, para entrar más adentro. Quizás el silencio os descubra la casa común del corazón, donde acontece el encuentro con todos los hermanos del mundo.

Momento de silencio: unos cinco minutos.

La luz de Jesús

Símbolo: Una persona entra llevando un cirio encendido.

Lector/a: Una luz viene a nuestro encuentro. Viene a los lejos y a los de cerca. Jesús se hace presente en medio de nosotros. Gracias a Él ya no somos extranjeros ni forasteros. Todos somos ciudadanos del Reino. Todos somos hermanos, hijos del mismo Padre. El Espíritu nos regala el vestido nuevo de la fraternidad.

Canción: De acogida, de familia humana:

JUNTOS CAMBIAREMOS EL MUNDO ESTE AÑO SI NOS UNIMOS, SI NOS AMAMOS, SI A TODOS DAMOS LA PAZ.

Gesto: Los participantes se levantan con calma y forman un círculo de fraternidad en torno a Jesús.

Lector/a: Formamos la comunidad al estilo de Jesús, como un oasis de misericordia. Acoger al otro es acoger a Dios. Todos juntos somos la mano larga con que nuestra Iglesia toca la carne llagada de Cristo en los pobres. Todos somos llamados a avanzar en el cultivo de la cultura de acogida e integración de estos nuestros hermanos. Que todos los inmigrantes se sientan en casa.

Momento musical alegre.

Lectura de la segunda parte del salmo 22:

Preparas una mesa ante mí

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa.

Tu bondad y misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término.

Gesto: Nos sentamos de otra manera, al estilo de la comunidad de Jesús, con mayor acogida hacia el otro.

ESCUCHA DE LA PALABRA

Gesto: Se oyen unos golpes como de alguien que llama a la puerta. Se oyen voces: ¿Hay alguien ahí? «Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguien me oye, entraré y haremos fiesta juntos».

Lector/a: Recordamos a María de Betania, que se puso a los pies de Jesús para escuchar. Recordamos a los que han escuchado la Palabra de Jesús y colaboran para crear un mundo de hermanos, que vaya más allá de las fronteras. Recordamos a María, la madre de Jesús y nuestra, que guarda la Palabra en el corazón.

Proclamación de la Palabra.

(Varias personas): «Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?

(Respuesta de Jesús): Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,37-40). «Uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos» (Mt 23,8)

Ecos de la Palabra en el grupo

ENCARNACIÓN DE LA PALABRA. Búsqueda samaritana de los inmigrantes

Cartel (se muestra a todos):EMIGRANTES Y REFUGIADOS NOS INTERPELAN. LA RESPUESTA DEL EVANGELIO DE LA MISERICORDIA.

Lectura de las palabras del Papa Francisco:

«Cada uno de nosotros es responsable de su prójimo; somos custodios de nuestros hermanos y hermanas, dondequiera que vivan. El cuidar las buenas relaciones personales y la capacidad de superar prejuicios y miedos son ingredientes esenciales para cultivar la cultura del encuentro, donde se está dispuesto no solo a dar, sino también a recibir de los otros. La hospitalidad, de hecho, vive del dar y recibir».

Gesto: Dos inmigrantes están en un lugar escondido.

Lector/a: Los inmigrantes son invisibles. Los inmigrantes son los pobres entre los pobres. Su derecho a vivir con dignidad está pisoteada. No se puede mirar para otro lado. Saber mirar es amar. Tenemos que superar el miedo e ir a su encuentro. Hay que buscarlos, aunque tengamos que dar un rodeo y desviarnos de los caminos de siempre. Escuchar su historia es escuchar a Dios. Sus historias nos interpelan. Aprendemos de ellos. Los miramos como hermanos.

Gesto: Dos personas encienden la luz del Cirio y salen a buscar. Los encuentran y los llevan al grupo para qué este escuche su relato.

Relato de los dos inmigrantes (unos cinco minutos cada uno). De dónde son. Cómo han venido. Qué han encontrado. Cómo quieren sentirse personas en medio de nosotros, no solo receptores de lo que necesitan.

Oración del grupo: peticiones, alabanzas, acción de gracias…

CANTO DEL MAGNIFICAT

Lector/a: Si dejamos sitio a Jesús en nuestra vida, las historias terminan de otra manera. Los sueños del Espíritu se hacen visibles. Así le pasó a María y lo cantó en el Magnificat. La acción de Dios en nosotros provoca la alegría, la danza solidaria, la mesa compartida.

Oración común:Padre nuestro

Símbolo: Flores y globos

Danza del Magnificat:

PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR (bis).

SE ALEGRA MI ESPIRITU EN DIOS MI SALVADOR (bis).

Porque ha mirado la humillación de su Sierva.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho tanto por mí.

Su nombre es santo

y su amor dura por siempre,

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo,

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos,

enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes,

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel su servidor,

acordándose de su amor

como lo había prometido a nuestros padres,

en favor de Abrahám y su linaje para siempre.

Abrazo de paz y bendición.

Equipo CIPE

VIGILIA CON LOS INMIGRANTES

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