Domingo de Ramos

Lectura orante del Evangelio: Lucas 22,14-23,56

«Vive Cristo, esperanza nuestra, y él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida… ¡Él vive y te quiere vivo!» (Papa Francisco, Vive Cristo 1)

«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros»

«Estas son las señales del amor» (4 Moradas 1,7). ¡Qué palabras, dichas en medio de un silencio sobrecogedor! Así es Jesús. Convierte su cruz en entrega. Así de transparente suena el Evangelio en su cuerpo entregado por el pueblo. Así revela el rostro de Dios. Su entrega es consecuencia de su estilo de vivir amando y entregando la vida. Todo en Jesús tiene sabor a entrega y amor. Así denuncia toda manera de vivir egoísta y ajena a los pobres. Como Jesús, son felices los que saben entregar la vida. La entrega es el fundamento de nuestro ser de cristianos. Lo que somos no muere jamás. Jesús, tu entrega sostiene nuestra fe. Queremos vivir como tú.

«El primero entre vosotros pórtese como el menor»

Así es Jesús; convierte su cruz en servicio. ¡Cómo le recuerdan estas palabras! Así de loco y sorprendente suena el Evangelio, demasiado peligroso para los que ostentaban el poder y tenían en sus manos el dinero; por eso lo mataron. El servicio en los finales es consecuencia de su estilo de vivir siempre con el delantal puesto para servir. Como Jesús, son felices los que saben servir. Lo nuevo es el servicio. El fundamento de nuestro ser de cristianos es el servicio. Jesús, tu minoridad abaja nuestros aires de grandeza.

«Orad para no caer en la tentación»

Así es Jesús; convierte su cruz en oración, como hizo en cada momento de su vida. Le importa más ser fiel al Padre que salvar la vida. En medio de la prueba, invita a un diálogo amoroso con el Padre. Como Jesús, son felices los que oran en la luz y en la noche. La oración confiada es el fundamento de nuestro ser, el lugar donde descubrimos las señales del amor. Toda oración amorosa es signo de vida. No nos dejes caer en la tentación.

«Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen»

Así es Jesús; perdona desde la cruz. Así de hermosa aparece su solidaridad amplia. La misericordia, que predicó por los caminos, la vive hasta el final. Así nos revela al Dios de la ternura. Así denuncia todos los odios que secan la vida. Como Jesús, son felices los que saben perdonar, los que llevan el corazón tocado por la bondad de Dios. Todo perdón es signo de vida, aire fresco que todo lo renueva. El perdón es el fundamento de nuestro ser de amigos de Jesús. Creemos en ti, Jesús crucificado, con el perdón en los labios.

«Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu»

Así es Jesús; en la cruz le brota una fuente de confianza en el Padre. Se atrevió a creer en un Dios distinto. Sus palabras son un susurro de abandono confiado. Así grita el Evangelio cuando ya no le queda aire para respirar. En el final, Jesús revela al Dios amigo, que solo sabe amar. Como Jesús, son felices los que saben confiar a pesar de todo. Cuando confiamos en Dios una aurora de alegría acecha en medio de la noche. Nuestra señal es tu cruz.

¡Feliz Semana Santa, camino de la Pascua! – CIPE –

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