. Alégrate de poder dedicar unos minutos de tu precioso tiempo para leer con atención el Evangelio. Tienes delante un texto de Lucas. Habla de un camino en busca de luz en compañía de Jesús. . Dios tiene ganas de comunicarse contigo. Se manifiesta de muchas maneras. Es amigo de darse. Lo importante es que tú estés abierto/a para recibir sus dones. La oración es un excelente manera de comunicaros mutuamente. . En el texto te vas a encontrar con palabras cargadas de simbolismo: montaña, gloria, muerte, tiendas, nube, voz. . El centro del evangelio es la figura de Jesús a quien el Padre presenta como su Hijo. Jesús aparece como una moneda con dos caras: una que habla de su muerte por amor en Jerusalén y la otra que habla de gloria, de triunfo, de vida para siempre. . Merece la pena que leas y ores este evangelio. Puedes quedar fascinado/a por la belleza de Jesús. Ojalá que tu camino cristiano de cada día se revista de esperanza y de alegría y te entren ganas de contar a todos lo que has visto y oído.
<*> LEER EL TEXTO:Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: -«Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: -«Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. <*>ENTRAR EN EL TEXTO Un tiempo con Dios.Jesús es amigo y a la vez guía de sus discípulos. Sabe que necesitan una experiencia gozosa y transparente de Dios, que les abra los ojos para entender a Jesús y para entender su propia vida de seguidores. Al igual que hizo Dios con Abrán, al que sacó fuera de su tienda para que mirara al cielo, Jesús saca fuera a los que serán protagonistas de la primera comunidad y los lleva a la montaña para hacer allí una experiencia de oración. Para Lucas el monte siempre es un lugar donde se da la comunicación de Jesús con el Padre y donde el Padre sale gratuitamente al encuentro de todos los que lo buscan. Los discípulos se dejan guiar por Jesús y se ponen en camino. Caminan para entender mejor la vida, para intuir por dónde van las nuevas sendas. Mientras oraba.Como es frecuente en Lucas la descripción de Jesús en oración suele preceder a un acontecimiento de particular importancia. En esta apertura al Padre y a su proyecto Jesús se transfiguró. La escena anticipa la resurrección, a través de la muerte, que es vista como un paso. Mientras Jesús ora lo penetra la gloria de Dios y su rostro y vestidos quedan transfigurados luminosamente. Su rostro alude al rostro de Moisés cuando bajó del monte con la cara radiante de haber hablado con Dios. El color blanco, brillante, de sus vestidos muestra la condición divina de Jesús. La conversación con Moisés y Elías.Jesús dialoga con Moisés, que representa la Ley, y con Elías, que representa a los Profetas. Hablan del éxodo de Jesús, o sea, de su camino hacia el Padre, camino que pasa por la muerte en Jerusalén y culmina con la ascensión. La mención del éxodo recuerda la liberación de Israel, y hace ver que la pascua de Jesús va a ser el gran acontecimiento liberador para el Nuevo Testamento. El éxodo, muerte, es una cara del misterio de Jesús. La gloria.Los discípulos se caen de sueño. Lo mismo les ocurrirá en el Huerto de los Olivos, antes de la Pasión. No quieren saber nada de la muerte de Jesús. La pasión les consterna y les aterra. Pero cuando se despiertan ven su gloria, que es la otra cara del misterio, y se les acrecienta la esperanza y el gozo. El final no es la muerte sino la luz. La gloria de Jesús invita a los discípulos a ver las cosas de distinto modo. El horizonte de Jesús no es puramente negativo: sufrimiento, reprobación, muerte. En la gloria contemplan los secretos del reino de Dios, ven la hermosura, el poder, la dignidad de Jesús, su condición de Hijo y Amado. Las tiendas.Es Pedro quien habla. Piensa en las tiendas en las que encontraban refugio los pastores de vida nómada e incluso algunos destacamentos militares. Pedro parece asociar su propia experiencia de estar con Jesús transfigurado en la montaña con el gozo y la euforia de esa celebración festiva de las chozas, la fiesta de la recolección o la cosecha, la fiesta más sagrada y la más importante de Israel. La experiencia de la nube.La nube es un elemento de la escenografía apocalíptica, símbolo de la presencia y de la gloria de Dios. Recuerda la nube que se posaba sobre la tienda del encuentro como manifestación de Dios. La nube es un elemento que transporta a los personajes a la presencia de Dios. La voz.No se dirige al mismo Jesús como en la escena del bautismo, sino a los discípulos que lo acompañan; ellos necesitan ahora la revelación. Dios es gratuito. Sale al encuentro de los discípulos, lucha amorosamente por abrirse paso hasta el corazón humano. El escuchar a Jesús establece la auténtica oposición entre lo antiguo y lo nuevo, entre la figura y la realidad. Ya no hay que escuchar a Moisés ni a Elías; el auténtico portavoz de Dios, el único al que el hombre tiene que escuchar es Jesús. Jesús aparece como un nuevo Moisés o como un nuevo Elías. Jesús es el que viene a dar plenitud a todas las realidades personales e institucionales de Israel. El es el nuevo templo, la nueva alianza, el profeta de la última hora. Por eso hay que escucharle; su palabra es decisiva para la vida del hombre. En Jesús es donde mejor se dice lo que el Padre es para todos. Mi Hijo.El Padre habla el lenguaje del amor. Antes de que Jesús inicie el viaje hacia Jerusalén, el Padre presenta a su Hijo querido a los discípulos. La voz que sale de la nube declara que Jesús es más que Mesías, es el Hijo y el Elegido, que se despoja de su gloria para acompañarnos, que se queda con nosotros para alentarnos en el camino. Jesús solo. Sus acompañantes se han desvanecido. La indicación de que Jesús está solo concentra sobre él y únicamente sobre él todo el significado del episodio. La transfiguración no es una epifanía de las dos figuras veterotestamentarias. Ante esta soledad de Jesús, cuando ya ha desparecido la Ley y se han esfumado los Profetas, se percibe de lleno todo lo que significa este episodio para el mensaje de Jesús y para el carácter salvífico de su misión universal. El seguidor se encuentra con Jesús solo, sin aureolas, sin providencialismos ingenuos, sin milagrerías pueriles. Pero sabe que el Padre también está y que el Espíritu es amor derramado, energía gozosa y transparente.