Salmo 39: «Aquí estoy»

¿Cómo acercarnos?

Una forma de acercarnos a este salmo es ponerle rostro, preguntarnos quién lo ha dicho y, mejor, quién lo ha vivido. María es la mujer que le ha dicho, con la vida, estas cosas a Dios. No se presenta ante Dios con grandes hazañas, pero es capaz de decirle con todo el corazón: «Aquí estoy». Por eso es modelo para nosotros. «Y el ejemplo no es la cosa más importante para influir en los demás. Es la única» (A. Schweitzer).

Leerlo

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,

y, en cambio, me abriste el oído;

no pides sacrificio expiatorio,

entonces yo digo:»Aquí estoy»,

– como está escrito en mi libro-

«para hacer tu voluntad.»

Dios mío, lo quiero,

y llevo tu ley en las entrañas.

He proclamado tu salvación

ante la gran asamblea;

no he cerrado los labios:

Señor, tú lo sabes.

No me he guardado en el pecho tu defensa,

he contado tu fidelidad y tu salvación,

no he negado tu misericordia y tu lealtad

ante la gran asamblea.

¿Cómo orarlo?

  • Dile a Dios con María alguna vez durante el día: «Aquí estoy». Es una preciosa manera de abrirse al Espíritu y dejarse hacer por él.
  • Acoge como María a Jesús en tus entrañas y llévalo contigo allí donde vayas, hagas lo que hagas.
  • Deja que salga de tu vida un canto nuevo, el del amor de Dios a la humanidad.
  • Únelo al Magníficat de María que proclama la grandeza del Señor

¿Cómo vivirlo?

Cuando consideramos lo que Dios nos pide, él nos empuja a realizar los deseos más hermosos de nuestro corazón, que son los deseos más hermosos de Dios para la humanidad. Detrás del canto nuevo surge la vida nueva. «Un periódico de Tokio publicaba la noticia de una donante anónima que había entregado 10 millones de yens a la Cruz Roja para ayudar a los refugiados de Camboya en Thailandia. La donante explicó así su gesto: Hoy, al ver en la televisión la noticia gráfica de la situación de hambre y desnutrición de tantos niños, un primer plano mostraba a un niño famélico alargando la mano pidiendo comida. Mi nietecito se ha quitado el «onochi» (pastel de arroz) de la boca y se ha ido a la pantalla de la televisión para dárselo al niño hambriento. El no habla porque es muy pequeño; yo hago este donativo con su corazón»

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