CONVENTO DE SAN JOSÉ Y SANTA ANA DE LAS CARMELITAS DESCALZAS
Hasta aquí llegó Teresa. Después de vivir en La Flora hospedada por Doña Catalina de Tolosa y en el Hospital de la Concepción. No fue fácil encontrar una casa adecuada en el Burgos de entonces. El hallarla se lo atribuyó a San José, a quien ella llamaba, por las ayudas continuas que de él recibía, el «fundador».
Le gustaron mucho las dos casas de un tal Mansino, que compró. Tenían huerta, pozo, vistas. Estaban fuera de las murallas, que era lo que ella quería. Por fin, después de tantas idas y venidas por nuestra ciudad, hablando con unos y con otros, finalmente podía descansar y empezar a vivir el estilo de fraternidad y oración con sus hermanas, las monjas carmelitas. Todo lo que le pasó en Burgos lo contó y cantó en un hermosísimo salmo, lleno de música. En todos los episodios vio la mano amiga del Señor.
Con Teresa damos gracias a Dios por su presencia amorosa en cada uno de nuestros corazones. Y su bastón nos recuerda que la Eucaristía es para volver al camino con más alegría y ánimo, con más entrega y comunión.
Momento de adoración
Está visible el bastón de santa Teresa. El grupo se reúne en la entrada de la iglesia.
1.- De la noche a la Luz. El bastón nos ayuda a atravesar las cañadas oscuras
Teresa experimentó la noche. En su propia vida: «Deseaba vivir que bien entendía yo que no vivía». A su alrededor: «Estase ardiendo el mundo». Buscó con verdadera pasión la luz. Se acercó a Jesús, el que es la Luz. Buscó a personas que le dieran luz. Decía: «Gran mal es un alma sola en medio de tanto peligro».
¿Cuáles son nuestras oscuridades? (Las personas que asisten a la adoración van diciendo oscuridades de nuestro tiempo)
Una persona camina con la lámpara encendida en la mano. Dos personas llevan el bastón. El grupo, detrás. De la noche, vamos todos a la luz. Teresa, necesitamos tu luz para caminar.
Canción: Sé mi luz, enciende mi noche.
2.- Poned los ojos en Jesús. El bastón del Buen Pastor nos guía.
Exposición del Santísimo.
Teresa es de Jesús. Teresa no se entiende sin la relación con Jesús. El fundamento de su vida es el encuentro con la humanidad de Jesús. Su alegría es estar con Él. La única razón de todo lo que hace y dice es Jesús.»Todas las demás verdades dependen de esta verdad, y todos los demás amores de este amor» (V 40,4). En cada página de sus escritos nos transmite la convicción de estar habitada por Jesús. «Mientras podáis no estéis sin tan buen amigo». A Teresa le pedimos: háblanos de Jesús, el amigo verdadero; enséñanos a hablar con Jesús.
Momento de silencio para mirar a Jesús, para estar con Él, para dejarnos amar por Él.Canto: Pon los ojos solo en Él
3.- Adoración interior. El bastón, cimiento del corazón
Teresa comparte con nosotros su gran descubrimiento: la adoración interior, el «trato de amistad con quien sabemos nos ama». Traer a Jesús presente, en eso consiste toda su oración. Nuestra alma es luminosa. Somos como un diamante en bruto que el joyero, a fuerza de pulir y cortar, saca mil reflejos de luz. Entrar en la interioridad y ponerse a disposición del Espíritu. Toda la formación de Teresa es conocer al amor y responder al amor. «La cosa no está en pensar mucho sino en amar mucho».
Gesto: Cerramos los ojos. Escuchamos así la canción siguiente.
Canto: El alma es de cristal.
Nos quedamos en silencio adorando al que no sabe ni quiere otra cosa que amar. Teresa contagia su ánimo a quien se acerca a ella. Gesto: Todos se dan la mano para hacer una experiencia de adoración eclesial. «Dios es amigo de ánimas animosas». «Aquí todos se han de querer, todos se han de ayudar, todos han de ser amigos». Jesús es la fuente de donde nace el amor. El amor no nace en la cabeza sino en el corazón.
Música de cítara.
4.- La palabra para saber adónde ir. El bastón, para caminar con fortaleza
En contacto con Teresa descubrimos que las palabras del Evangelio animan, sosiegan, fortalecen, son luz, recrean constantemente nuestra dignidad de hijos de Dios. Recordamos las cinco palabras que escuchó Teresa en Burgos. Cada uno de los presentes se queda rumiando en el corazón una de estas palabras:
- «Él mismo soy, no dejes de hacer esa fundación, estoy contigo»
- «No hagas caso de esos fríos, que Yo soy la verdadera calor»
- «Ahora, Teresa, ten fuerte»
- «¿En dineros te detienes?»
- «¿En qué piensas? Que ya esto está ya acabado. Bien te puedes ir»
– ¿Qué tales habremos de ser? Después de escuchar las palabras de Jesús, le decimos la nuestra. (Oraciones espontáneas del grupo).
5.- Obras quiere el Señor. El bastón para ir a hacer el bien
Teresa de Jesús no se queda solo en sentimientos y palabras, pasa a las obras. «Para esto es la oración… para que nazcan obras, obras». Invita a vivir la bondad y ternura de Dios a pie de calle, donde están las necesidades de las gentes. Cuanto más santos, más humanos. Las virtudes no provienen de nuestras fuerzas, sino que son obra del Señor en nosotros. «Mil vidas daría yo por una sola alma que se salvase». Teresa respondió a las necesidades de su tiempo ofreciendo «eso poquito que era en mí». ¿Qué estamos dispuestos a hacer nosotros? Gesto: Manos de disponibilidad
Canto: Aquí está mi vida…
6.- Es tiempo de caminar. El bastón para el camino. El bastón para ser testigos de Jesus y anunciadores del Evangelio en esta hora.
El encuentro con Teresa, además de despertar en nosotros una bellísima alabanza al Dios de todo don, nos anima a emprender de nuevo el camino de la confianza en Dios, nos dice que es posible vivir una historia verdadera dejándonos llevar por el Espíritu.
Bendición con el Santísimo.
Abrazo de paz unos con otros.
Canto de despedida: Parecía ampararnos nuestra Señora.