«Los ojos en Él» (7M 4,8).
¿Por qué Santa Teresa sigue siendo un personaje vivo en la memoria del pueblo creyente y en la experiencia de los caminos del espíritu?
El Centenario nos ha hecho volver la mirada a Teresa de Jesús.
Teresa es arte, Teresa es hermosura, Teresa es canto, es diálogo, es encuentro, es desafío, es música y danza. Teresa es mujer liberada y liberadora; buscadora incansable de la dignidad humana. Teresa es fuego y habla como un horno. Teresa es Teresa: un patrimonio de la humanidad, que no necesita reconocimientos oficiales de instituciones. Lo reconocen los pueblos, las gentes, y cuantos se acercan a ella.
Teresa es doctora de todos, porque nos enseña a buscar y a descubrirnos buscados; porque nos orienta en el descubrimiento de nuestra humanidad y de la cercanía de Dios Hoy más que nunca sentimos a Teresa cercana y actual. Una mujer que sigue transitando los caminos de la historia con nosotros, dándonos la alegría y la gran esperanza que surge del sabernos ACOMPAÑADOS, por el Dios de la vida, por el Dios quemira con misericordia.
Santa Teresa nos pertenece, no pertenece a un grupo determinado, Se escapa de los sellos que intentan apropiarse de ella, porque pertenece a cualquier persona que le quiera dar cabida en su casa, que quiera acogerla, que quiera escucharla. Teresa de Jesús es una figura que en el Espíritu Santo se acerca a cada persona que quiera sentirla como propia. Ella se escapa de las murallas, de nuestro deseo de cercarla. Y tiene una palabra que decir a toda la humanidad. Pertenece a cada ser humano. Entrando en la belleza de su corazón es una riqueza preciosa para cada ser humano.
Teresa nos pertenece a todos. Y es para todos porque lleva a Dios dentro. Ha tocado lo humano de tal manera que lo ha universalizado. Todos nos podemos sentir atraídos por ella. Una mujer, profundamente moderna, espiritual, práctica. Personas como ella hacen que lo pequeño se convierta en grande, nos descubren que nuestra vida es importante.
Habla con sencillez y a la vez con intensidad. Pone el acento sobre cuestiones básicas, importantes, que atañen a la humanidad. Sentimos admiración por la intensidad con que vivió su vida. Teresa cumple siglos. Sigue viva. Está de actualidad.
Vamos a hacer con ella un viaje al interior de nosotros mismos, al corazón, Dios está viviendo en este momento en cada uno de nosotros. Y Dios nos llama para reconocernos y reconocerle. Teresa nos anima al silencio, a sentarnos, a ser pacientes con el misterio de Dios hasta que lo reconozcamos en nuestro interior.
Vamos a mirar con ella el mundo que nos rodea para escuchar cuáles son las necesidades del mundo de hoy. Y, sobre todo, vamos a mirar a Jesús. Teresa nos invita a buscar a Jesús, a perseverar en la mirada. Aunque surjan mil inconvenientes, mil excusas para dejar de mirar a Jesús. En esa mirada recíproca es donde descansa y renace la vida más allá de los fracasos.
1.- INVITACIÓN A MIRARNOS POR DENTRO
Momento de música. Te proponemos un viaje al interior de ti mismo/a. Lo primero, para orar, es escuchar lo que pasa dentro de ti. ¿Dónde te encuentras? ¿Qué te pasa? Acéptate tal y como eres. Acoge este momento de tu vida. Si te ayuda, puedes cerrar los ojos y vivir así este momento.
Dios está dentro de mí y yo en Él. «Alma, buscarte has en Mí, y a Mí buscarme has en ti». «Entra, entra, a lo interior».Canción: El alma es de cristal (Rafael León).
Momento de silencio.
2.- INVITACIÓN A MIRAR LA HUMANIDAD
Momento musical.
El grupo se coloca en círculo. Con algunas velas encendidas en las manos.
Tomamos conciencia de que somos el grupo de Jesús. Somos amigos. Teresa nos invita a mirar la humanidad para descubrir qué es lo que necesita. Ella lo hizo. «Estase ardiendo el mundo», decía. Y no se quedó con los brazos cruzados. Determinó hacer lo poquito que estaba en ella.
Teresa dice: «¡Cuánto queréis a los hijos de los hombres!, que el mayor servicio que se os puede hacer es dejaros a Vos por su amor y ganancia y entonces sois poseído más enteramente» (Exclamaciones II).
¿Qué vemos cuando miramos esta humanidad que es la nuestra?
- Vemos una humanidad vacía. Escenificación en forma de mimo.
- Vemos una humanidad perdida. Escenificación en forma de mimo.
- Vemos una humanidad herida. Escenificación en forma de mimo.
Cuando la humanidad queda rota, en el suelo, se acercan los que tienen la luz y levantan a la humanidad caída.
3.- INVITACIÓN A MIRAR A JESÚS
Momento musical
El grupo se coloca en torno a un icono de Jesús.
Uno de los ejercicios más utilizados por Teresa es mirar, mirar con atención, cruzar despacio el paisaje, mirarlo todo de un modo especial, mirar a Jesús dentro de sí. «Los ojos en Él» (7M 4,8). Su casa queda convertida en casa iluminada gracia a la calidad de la mirada. La oración interior, para Teresa, es mirar a Cristo dentro. Es lo que ella hace en esos momentos de intimidad a solas con Quien sabe que la ama. No importa la distracción. No importa la incapacidad para discurrir con el entendimiento. Es mucho más sencillo. Orar es mirar. Eso es la oración, para ella: mirar, poner los ojos en su Señor, sin pensar nada, sin meditar nada. Mirada contemplativa. Atención al Amigo que le mira. Solo mirar. Teresa de Jesús dice que, una vez que vio la belleza de la mirada de Jesús, se sintió sanada interiormente. ¿Te dejas mirar por Jesús? ¿Te expones a su mirada, llena de bondad y misericordia?
«No os pido ahora que penséis en Él ni que saquéis muchos conceptos ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le miréis. Pues ¿quién os quita volver los ojos del alma, aunque sea de presto si no podéis más, a este Señor?… Mirad que no está aguardando otra cosa, como dice a la esposa, sino que le miremos. Como le quisiereis, le hallaréis» (C 26,3).
Canción: Mira que te mira…
Momento contemplativo.
4.- MOMENTO DE BENDICIÓN
Ratificación de la alianza con Jesús. Canto: PARA VOS, PARA VOS, PARA VOS NACÍ.
Oramos todos con la oración del Centenario.
Bendición con el icono de Jesús. Pedimos que Teresa nos eche su bendición.
Damos un aplauso a Teresa de Jesús.
MIRAR A JESÚS. Oración en la fiesta de Santa Teresa de Jesús