Toda oración vocal y toda liturgia tiene una tensión interiorizante. «Y porque no penséis se saca poca ganancia de rezar vocalmente con perfección, os digo que es muy posible que estando rezando el Paternoster os ponga el Señor en contemplación perfecta, o rezando otra oración vocal» (C 25,1).
A Teresa así le ha ocurrido. Mientras los labios siguen desgranando las palabras, tantas veces repetidas, por ciertas vías que sólo Dios sabe «muestra el que oye al que habla» y «toma la palabra de la boca… sin ruido de palabras» (C 25,1). «Es don del Señor del cielo y la tierra, que en fin da como quien es. Esta, hijas, es contemplación perfecta» (C 25,2). Este es otro modo de entender y de entenderse con El; otro modo de hablar sin ruido de palabras.
Los tres anillos de la cadena:
- Una cosa es orar rezando, otra es «oración mental» y otra muy diversa «contemplación perfecta».
- Que no hay oración rezada de solas palabras, porque palabras sin interioridad «mirad qué mala música hará» (C 25,3).
- Que oración mental es ante todo «entender qué hablamos, y con quién hablamos, y quién somos los que osamos hablar… y lo poco que hemos servido, y lo mucho que estamos obligados a servir» (C 25,3).
- Y que contemplación perfecta es algo que está más allá de todo, más allá de lo pensado y decidido por nosotros, más allá de palabras, pensamiento y deseos producidos por nuestro esfuerzo. Es oración por iniciativa de Dios en el orante.
Para Teresa el aprendizaje de la oración no debía terminar en el aprendizaje de un buen «rezar con perfección», ni de sola la oración mental, sino que debía apuntar a la gran madurez de la oración cristiana en su forma fuerte: la contemplación.
- Abrete al Espíritu: «Sin el Espíritu, dios queda lejos, Cristo permanece en el pasado, el Evangelio es letra muerta, la Iglesia es pura organización, la autoridad es tiranía, la misión es propaganda, la liturgia es simple recuerdo, y la vida cristiana una moral de esclavos» (Ignacio IV Hazim, patriarca de Antioquia).
- Pídele que te enseñe los caminos:
- de la superficialidad a la hondura
- de la pasividad a la creatividad
- del individualismo a la comunión.