“Quiero mencionar algunos puntos esenciales. En primer lugar, santa Teresa propone las virtudes evangélicas como base de toda la vida cristiana y humana: en particular, el desapego de los bienes o pobreza evangélica, y esto nos atañe a todos; el amor mutuo como elemento esencial de la vida comunitaria y social; la humildad como amor a la verdad; la determinación como fruto de la audacia cristiana; la esperanza teologal, que describe como sed de agua viva. Sin olvidar las virtudes humanas: afabilidad, veracidad, modestia, amabilidad, alegría, cultura.
En segundo lugar, santa Teresa propone una profunda sintonía con los grandes personajes bíblicos y la escucha viva de la Palabra de Dios. Ella se siente en consonancia sobre todo con la esposa del Cantar de los cantares y con el apóstol san Pablo, además del Cristo de la Pasión y del Jesús eucarístico. La oración es vida y se desarrolla gradualmente a la vez que crece la vida cristiana: comienza con la oración vocal, pasa por la interiorización a través de la meditación y el recogimiento, hasta alcanzar la unión de amor con Cristo y con la santísima Trinidad.
Obviamente no se trata de un desarrollo en el cual subir a los escalones más altos signifique dejar el precedente tipo de oración, sino que es más bien una profundización gradual de la relación con Dios que envuelve toda la vida. Más que una pedagogía de la oración, la de Teresa es una verdadera «mistagogia»: al lector de sus obras le enseña a orar rezando ella misma con él; en efecto, con frecuencia interrumpe el relato o la exposición para prorrumpir en una oración” [Benedicto XVI. Audiencia General. Sala Pablo VI. Miércoles 2 de Febrero de 2011].
Esquema
1. Ayudas iniciales
- Libros
- Naturaleza
- Maestro
- Amigos
2. Bases fundamentales
- Amor
- Desasimiento
- Humildad
- Fortaleza
3. Método de recogimiento
- Recogimiento activo
- Recogimiento pasivo
4. Vida de oración
5. Dificultades de la oración
- El tiempo
- Las distracciones
- La sequedad
- La eficacia
MOMENTO DE ORACIÓN
Invocación al Espíritu. Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Palabra de Jesús: El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho (Jn 14,26).
“Si entendieras que en este palacio pequeñito de tu alma cabe tan gran Rey, que no le dejarías tantas veces solo» (Santa Teresa, Camino 28,11)
- El silencio nos ayuda a dejar la ausencia para hacernos conscientes de la Presencia, que se hace humanidad.
- Jesús nos espera dentro y hay que buscarlo dentro para que nuestra vida se convierta en una Navidad.
- El silencio nos adentra al diálogo de amor con Quien sabemos nos ama. Aunque solo fuera para estar, sólo para estar cerca de nosotros, ya tendría sentido el silencio.
Aunque solo fuera para descubrir que nuestro corazón lleva las mismas músicas que todos los seres humanos, ya tendría sentido hacer silencio.
Aunque solo fuera para encontrarnos con nuestros ruidos e incoherencias, ya tendría sentido hacer silencio. Aunque solo fuera para escuchar preguntas incómodas acerca de lo que hemos hecho o no hemos hecho por los más débiles de la humanidad, ya tendría sentido hacer silencio.
Aunque solo fuera para descubrir que el silencio es la cuna de las palabras más hermosas que nos podemos decir unos seres humanos a otros, ya tendría sentido hacer silencio.
Momento de silencio
Testimonio: «Si pudiera persuadirme a mí mismo de que podría encontrar a Dios en una cueva del Himalaya, me pondría en camino hacia allí inmediatamente. Pero sé que no puedo encontrarle fuera de la humanidad» (Mahatma Gandhi).