8. Oración teresiana. Síntesis II

Este modo de oración, de recogimiento, no es sólo para practicarlo en determinados lugares y momentos del día, sino «aun en las ocupaciones»; pues sí la oración es la expresión del amor, y «el verdadero amante en toda parte ama y se acuerda del amado, ¡recia cosa sería que sólo en los rincones se pudiese traer oración!»: «no a los rincones, sino en mitad de las ocasiones» (C 29,5; F 5,15-16).

El fin de la oración es estar con Dios, la unión con Cristo, para «traer consigo esa preciosa compañía» (V 12,2). Por tanto, «mientras pudiereis, no estéis sin tan buen amigo.

Si os acostumbráis a traerle cabe vos, y él ve que lo hacéis con amor y que andáis procurando contentarle, no le podréis, como dicen, echar de vos; no os faltará para siempre; ayudaros ha en todos vuestros trabajos; tenerle heis en todas partes» (C 26,1). «Entended que, si es en la cocina, entre los pucheros anda el Señor» (F 5,8). «Y en la misma enfermedad y ocasiones es la verdadera oración, cuando es alma que ama, en ofrecer aquello y acordarse por quién lo pasa y conformarse con ello y mil cosas que se ofrecen.

Aquí ejercita el amor, que no es por fuerza que ha de haberla [oración] cuando hay tiempo de soledad, y lo demás no ser oración» (V 7,12).

Esquema

3. Método de recogimiento

  • Recogimiento activo
  • Recogimiento pasivo

4. Vida de oración

5. Dificultades de la oración

  • El tiempo
  • Las distracciones
  • La sequedad
  • La eficacia

MOMENTO DE ORACIÓN

Invocación al Espíritu porque nosotros no sabemos orar ni vivir como conviene. Que el Espíritu nos abra el corazón para acoger el regalo del amor de Jesús

«Cuando tú me mirabas,
su gracia en mí tus ojos imprimían:
por eso me adamabas,
y en eso merecían
los míos adorarlo que en ti vían»
(San Juan de la Cruz)

Palabra de Jesús: 

«El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios» (Rom 8,26-27).

Audición, con imágenes, de la canción: No te rodees, del CD: «Que mire yo a mi Amado» de Carmela Martínez

Entra dentro de ti
Tu puerta es la oración
No des más rodeos, mírate,
pues en tu pobreza necesitas de Dios
No te rodees. Olvida lo exterior.
Tu centro es el Señor.
Aunque no sea fácil, mírate.
En tu inconsistencia necesitas de Dios
En tu interior vive Dios. ¡Tu Dios!

Momento de silencio

Testimonio: Dios rodea tu vida, te sostiene, te constituye. Vives en Él, por Él, para Él. Es más lo que recibes que lo que entregas. «Por favor, sé como el hombre que está en un barco sobre el río y que no rema constantemente, sino que a veces se deja llevar por la corriente» (Charles Péguy).

F. 8. ORACIÓN TERESIANA. SÍNTESIS II

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