8 de octubre
«Podráse decir que parecen cosas imposibles y que es bien no escandalizar los flacos. Menos se pierde en que ellos no lo crean, que no en que se dejen de aprovechar a los que Dios las hace; y se regalarán y despertarán a más amar a quien hace tantas misericordias, siendo tan grande su poder y majestad; cuánto más que sé que hablo con quien no habrá este peligro, porque saben y creen que hace Dios aun muy mayores muestras de amor. Yo sé que quien esto no creyere no lo verá por experiencia, porque es muy amigo de que no pongan tasa a sus obras, y así, hermanas, jamás os acaezca a las que el Señor no llevare por este camino» (IM 1,4).
- ¿Cosas imposibles? Nada es imposible para Dios. ¿Miedo a entrar en caminos que no controlamos? Nada es imposible para Dios. ¿Daño por superar nuestras limitaciones humanas? Nada es imposible para Dios.
- De sedentarios a nómadas. Salir, ir a por todas. Cuanto más conozcamos las maravillas de Dios, más se nos despertará el amor.
- La clave: saber y creer que Dios está deseoso de darnos las mayores muestras de amor.Nunca poner tasa a sus obras. Somos lo que Dios nos quiere.
9 de octubre
«Pues tornando a nuestro hermoso y deleitoso castillo, hemos de ver cómo podremos entrar en él.
Parece que digo algún disparate; porque si este castillo es el ánima claro está que no hay para qué entrar, pues se es él mismo; como parecería desatino decir a uno que entrase en una pieza estando ya dentro.Mas habéis de entender que va mucho de estar a estar; que hay muchas almas que se están en la ronda del castillo que es adonde están los que le guardan, y que no se les da nada de entrar dentro ni saben qué hay en aquel tan precioso lugar ni quién está dentro ni aun qué piezas tiene. Ya habréis oído en algunos libros de oración aconsejar al alma que entre dentro de sí; pues esto mismo es» (IM 1,5).
- ¿Cómo entrar dentro de nosotros?
- En nosotros hay superficie y hondura, pasividad y creatividad, individualismo y comunión, ausencia y presencia. Se trata de optar.
- Cada uno tiene que descubrir su camino para habitar ese lugar que Dios ha escogido para hospedarse y abrazar. Hace falta valentía para entrar en los terrenos desconocidos que llevamos dentro, ahí donde Dios nos dice su amor, nos llama por nuestro nombre. Ahí donde se saborea la alegría y la paz que no existen en este mundo.
10 de octubre
«Decíame poco ha un gran letrado que son las almas que no tienen oración como un cuerpo con perlesía o tullido, que aunque tiene pies y manos no los puede mandar; que así son, que hay almas tan enfermas y mostradas a estarse en cosas exteriores, que no hay remedio ni parece que pueden entrar dentro de sí; porque ya la costumbre la tiene tal de haber siempre tratado con las sabandijas y bestias que están en el cerco del castillo, que ya casi está hecha como ellas, y con ser de natural tan rica y poder tener su conversación no menos que con Dios, no hay remedio. Y si estas almas no procuran entender y remediar su gran miseria, quedarse han hechas estatuas de sal por no volver la cabeza hacia sí, así como lo quedó la mujer de Lot por volverla» (IM 1,6).
- ¿Tan impenetrable es la corteza que nos impide entrar dentro? ¿Habrá que tirar la toalla? ¿Quedaremos en el camino como estatuas de sal?
- La oración, ¿por qué no? Una danza escondida está esperando.
- Aprender a estar dentro de nosotros para hablar con Dios.
- Ven, Espíritu.
11 de octubre
«Porque, a cuanto yo puedo entender, la puerta para entrar en este castillo es la oración y consideración, no digo más mental que vocal, que como sea oración ha de ser con consideración; porque la que no advierte con quién habla y lo que pide y quién es quien pide y a quién, no la llamo yo oración, aunque mucho menee los labios; porque aunque algunas veces sí será, aunque no lleve este cuidado, mas es habiéndole llevado otras. Mas quien tuviese de costumbre hablar con la majestad de Dios como hablaría con su esclavo, que ni mira si dice mal, sino lo que se le viene a la boca y tiene deprendido por hacerlo otras veces, no la tengo por oración, ni plega a Dios que ningún cristiano la tenga de esta suerte; que entre vosotras, hermanas, espero en Su Majestad no lo habrá, por la costumbre que hay de tratar de cosas interiores, que es harto bueno para no caer en semejante bestialidad» (IM 1,7).
- La puerta para conocer y amar al Dios, que es Todo, es la oración.
- En la oración importan las personas: Él y nosotros, quién soy yo y Quién es Él, qué pido y a Quién.
- La riqueza de nuestra comunicación con los demás nos prepara para una comunicación profunda con Dios.
12 de octubre
«Pues no hablemos con estas almas tullidas, que si no viene el mismo Señor a mandarlas se levanten como al que había treinta años que estaba en la piscina, tienen harta malaventura y gran peligro, sino con otras almas que, en fin, entran en el castillo; porque aunque están muy metidas en el mundo, tienen buenos deseos, y alguna vez, aunque de tarde en tarde, se encomiendan a nuestro Señor y consideran quién son, aunque no muy despacio; alguna vez en un mes rezan llenos de mil negocios, el pensamiento casi lo ordinario en esto, porque están tan asidos a ellos, que como adonde está su tesoro se va allá el corazón, ponen por sí algunas veces de desocuparse, y es gran cosa el propio conocimiento y ver que no van bien para atinar a la puerta. En fin, entran en las primeras piezas de las bajas; mas entran con ellos tantas sabandijas, que ni le dejan ver la hermosura del castillo, ni sosegar; harto hacen en haber entrado» (IM 1,8).
- La iniciativa del Señor nos salva. Menos mal. Sin Él somos un caso perdido.
- Pero son importantes los pequeños intentos que hacemos por entrar dentro de nosotros y acercarnos al Señor. Nada queda oculto a los ojos del Señor. Hasta los más pequeños detalles recoge y valora.
- Volver los ojos al Señor aunque sea de tanto en tanto, mantener vivo el deseo de Dios en el corazón aun envuelto en mil negocios, pensar en la vida aunque sea de prisa, rezar alguna vez… son formas de asomarse y de entrar en la interioridad.
13 de octubre
«Pareceros ha, hijas, que es esto impertinente, pues por la bondad del Señor no sois de éstas.Habéis de tener paciencia, porque no sabré dar a entender, como yo tengo entendido, algunas cosas interiores de oración si no es así, y aun plega al Señor que atine a decir algo, porque es bien dificultoso lo que querría daros a entender, si no hay experiencia; si la hay, veréis que no se puede hacer menos de tocar en lo que plega al Señor no nos toque por su misericordia» (IM 1,9).
- Todo nos viene bien para entendernos. Que no es nada fácil encontrar quien nos entienda. Gracias, Teresa.
- Poner las bases es fundamental para construir la casa sobre roca.
- Lo que verdaderamente importa: que no nos quedemos fuera de nosotros mismos, porque eso sería no encontrar al Señor que nos espera para comunicarnos su amor.
14 de octubre
«Antes que pase adelante, os quiero decir que consideréis qué será ver este castillo tan resplandeciente y hermoso, esta perla oriental, este árbol de vida que está plantado en las mismas aguas vivas de la vida, que es Dios, cuando cae en un pecado mortal: no hay tinieblas más tenebrosas, ni cosa tan oscura y negra, que no lo esté mucho más. No queráis más saber de que, con estarse el mismo sol que le daba tanto resplandor y hermosura todavía en el centro de su alma, es como si allí no estuviese para participar de Él, con ser tan capaz para gozar de Su Majestad como el cristal para resplandecer en él el sol. Ninguna cosa le aprovecha; y de aquí viene que todas las buenas obras que hiciere, estando así en pecado mortal, son de ningún fruto para alcanzar gloria; porque no procediendo de aquel principio, que es Dios, de donde nuestra virtud es virtud, y apartándonos de Él, no puede ser agradable a sus ojos; pues, en fin, el intento de quien hace un pecado mortal no es contentarle, sino hacer placer al demonio, que como es las mismas tinieblas, así la pobre alma queda hecha una misma tiniebla» (IM 2,1).
- La belleza puede esconderse y la armonía quebrarse. La muerte puede ocultar la vida y la oscuridad reírse de la luz. Los pobres pueden quedar más lejos del pan nuestro y la injusticia hundir todavía más a los pequeños. Es el pecado.
- Pero Dios está ahí, siempre está, y su luz puede comenzar a reflejarse en la gota de agua, aunque ésta esté sucia. El amor misericordioso de Dios es el hilo conductor de nuestra vida. No a la pastoral del miedo.
- Sí a la esperanza, porque Dios dora las culpas y cierra sus ojos para no ver la maldad. Podemos comenzar de nuevo el camino de la gracia.