7 de marzo 1572
Una burgalesa en escena. Apoyó incondicionalmente, junto con su hermano el obispo Álvaro de Mendoza, la obra de Teresa de Jesús. Es fundadora del convento de Valladolid y dio de comer al convento hasta que murió. Sus restos reposan en la iglesia del Salvador de Úbeda, construida para tumba del matrimonio. Los poetas de la época loaron su belleza, los pintores la retrataron.
Una perla preciosa con luz de esperanza. La santidad no es rara. A más santos, más humanos. «Harto me he acordado de vuestra señoría en este tiempo y tenido miedo si su reciedumbre había de hacer daño a vuestra señoría. Así me parece que no ha dejado de hacerle. Sea Dios bendito, que hemos de ver eternidad sin mudanzas de tiempos. Plega a Su Majestad se pase éste de manera que podamos gozar de tan gran bien» (C 41,1).
Sigue el texto en F. 7: CARTA A DOÑA MARÍA DE MENDOZA