Décimo «Cuarto de Hora»
Reflexión:
Un señor tenía años buscando la verdad y la felicidad. Un día durante la oración, Dios le dijo: Sentado en las grades de la iglesia hay un mendigo, que puede indicarte el camino a la verdad y a la felicidad.
El señor fue, y encontró al mendigo. Entre los dos se entabló el diálogo siguiente: Buenos días, dijo el señor. Estando con Dios -contestó el mendigo- todos los días son buenos. ¿Eres feliz?. Soy elhombre más feliz del mundo. ¿No tienes problemas ni preocupaciones?. Sí, tengo problemas; pero ya sea en la buena como en la mala suerte vivo siempre entre los brazos de Dios. Y a Dios ¿dónde lo encuentras? No soy yo el que encuentra a Dios; es Dios quien me encuentra a mí. Pero, ¿dónde vive Dios?. Dios vive en todos aquellos que confían en Él y le quieren. Quién eres?. Soy un rey. Pero, ¿dónde está tu reino?.
Está aquí en mi corazón, y en el corazón de Dios.J. Taulero
Contenido Teresiano:
Jesús fue un eterno enamorado de Teresa, de mil maneras le hizo sentir su amor, con muchos gestos, manifestaciones, caricias.
Como un enamorado apasionado, se fue acercando al corazón de Teresa y lo fue robando para ella; Teresa dice que Jesús tenía determinado desde siempre que ella fuera suya. Así como cuando te late que esta persona es el hombre o la mujer de tu vida.
Que padre es poder experimentar que Dios también nos ama así, que nos elige, que apuesta por nuestro amor y que es capaz como todo enamorado de darlo todo por que ese corazón sea suyo. El reino del amor está en el corazón de Dios y en el tuyo. Muchas veces le dirá a tu corazón y tu mente que son: Tú, tú y yo, tú y yo, tú y yo. Por siempre y para siempre.
Porque no me parece os quedó a Vos nada por hacer para que desde esta edad no fuera toda vuestra. V. 1, 8
Que no está la cosa en pensar mucho sino en amar mucho, y así lo que más os despertare a amar eso haced
Canta: Tu y yo (Ana Torroja)
Pasabas por allí, no sé bien
qué vibró dentro de mí
y sin pensar me fui detrás de ti.
La luna en tu melena me ayudó
a seguir tus pasos por la acera,
pero al doblar la esquina del bazar
no sé cómo te perdí.
En plena confusión escuche
dentro de mi corazón
como una voz marcando una señal iba diciendo . . .
TÚ,TÚ Y YO, TÚ Y YO,TÚ Y YO.
Como un radar en el mar
que el barco a puerto quiere anclar
aquella voz subía de intención
o bajaba si iba mal, o iba un poco mejor.
En miles de movidas me metí
por seguir detrás de ti,
pero al final encontré el lugar
y en medio de la luz estabas esperando.
Colgado de dos palos y amarrado
por los pies y por las manos
me pregunté quién lo pudo hacer…
Trepé por la madera y aparté de tu cara la melena
Y te besé tres palabras rotas se escaparon de tus labios.