Esperamos al Espíritu, con María

VIGILIA DE PENTECOSTÉS

AMBIENTACIÓN:

Un icono de la VIRGEN, Una tela roja, 7 Lámparas de aceite, un cartel grande: «VEN DULCE HUÉSPED DEL ALMA»; 8 cartelitos con los frutos del Espíritu, en una cesta, que se repartirán al final. La tela roja está colocada en el centro de la sala o al pie del altar, con una planta o un ramo de flores al lado.

CANTO DE ENTRADA

TODOS PERSEVERABAN EN LA ORACIÓN

CON MARÍA, LA MADRE DE JESÚS.

Con un solo corazón y una sola alma

Esperaban al Espíritu prometido por Jesús

Símbolo: Una persona entra con el icono de la Virgen mientras se canta

2 LECTORES: (Dos niños)

1.-Estamos en tu casa, María, como los apóstoles, con las puertas cerradas y con miedo.

2.-Hemos acompañado a Jesús, escuchado sus palabras, contemplado sus milagros, creemos que ha resucitado.

1.-Y ahora que Jesús se ha marchado, nos sentimos sin fuerzas, incapaces construir el Reino.

2.-¡Qué bueno que estás con nosotros aquí.

1.-¿Qué nos dices, María?

MARÍA: (Una catequista)

Sí, ¡qué bueno es estar todos reunidos en el Nombre de Jesús! Aquí estoy, hijos míos, para que no temáis, porque es necesario que Jesús vuelva al Padre, como nos lo ha dicho, para mandarnos su Espíritu. Haced ahora más que nunca lo que él os diga. En medio de la oscuridad y del miedo, mantengamos viva nuestra fe en él. Confiad en su Palabra, ¿recordad lo que nos había prometido?

Voz en Off: «Derramaré sobre vosotros mi Espíritu y viviréis».

MARÍA:

Creed, que el Espíritu Santo se derramará con abundancia en nuestros corazones. Transformará nuestras vidas para hacer de nosotros verdaderos testigos, humildes instrumentos del Reino.

Hoy supliquemos al Espíritu Santo que venga. Acojamos su presencia viva entre nosotros, él es nuestro dulce huésped.

Entran en procesión 7 NIÑOScon7 lámparas de aceite encendidas, símbolo de los dones del Espíritu santo y un niño llevando en altoel cartel: «VEN, DULCE HUESPED DEL ALMA»

MARÍA:

En comunión con toda la Iglesia, invoquemos al Espíritu.

CANTO: VEN ESPÍRITU (4)

Rezamos a dos coros:

CORO 1.-Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

CORO 2.-Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.

CORO 1.-Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

CORO 2.-Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

COROS 1 Y 2.-Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén. ¡Aleluya!

ORACIÓN SILENCIOSA

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS:

El sacerdote o un adulto lee, explica brevemente y comenta con los niños la Palabra de Dios

«Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecerse unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería» (Hch. 2, 1-4).

MARÍA:

Os quiero compartir lo que conservo siempre vivo en mi corazón: el saludo del Padre que el ángel me dirigió, ¿lo recordáis?

El ÁNGEL:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

MARÍA

El Espíritu Santo vino sobre mí y me envolvió con su sombra. Dios hizo de mí su Templo viniendo a habitar en mí. Entonces canté el ¡Magníficat!

CANTO:

YO CANTARE AL SEÑOR UN HIMNO GRANDE

YO CANTARE AL SEÑOR UNA CANCIÓN (2)

Mi alma se engrandece, mi alma canta al Señor. (2)

Proclama mi alma la grandeza del Señor;

Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador

porque ha mirado, la humillación de su sierva,

la humillación de su sierva.

Cantad conmigo, la grandeza de Dios,

todas las naciones alabad al Señor.

MARÍA:

Hijos míos, junto a mí permaneced unidos al Señor.Sois la historia de la Iglesia y tenéis que hablar de las maravillas que sigue haciendo Dios en los hombres de vuestro tiempo. No estáis solos, muchos os han precedido y os han compartido su experiencia. Hoy, con el padre María-Eugenio, os invito a que hagáis más grandes vuestros deseos:

PADRE MARÍA-EUGENIO del Niño Jesús:

«Tengo muchas razones para llamar al Espíritu Santo mi amigo. Nos conocemos desde hace mucho tiempo… El Espíritu Santo es una inmensa hoguera, es un océano que se derrama continuamente, que está siempre en movimiento. Es el amor que se derrama. El Espíritu Santo es el Espíritu de Amor, es el arquitecto, el obrero que lo dirige todo, que lo conduce todo en nosotros con fuerza y suavidad… Es el motor de la Iglesia, la vida de nuestra vida, el ser que nos penetra. Lo primero que debemos hacer es creer en este Espíritu, tomar conciencia de su presencia y acrecentar nuestra fe en El. Nuestra relación con el Espíritu Santo debe ser íntima, profunda y continua. ¡Sí! La santidad es estar siempre en relación con el Espíritu Santo, para pedirle, a cada instante, lo que necesitamos; es vivir con el Espíritu Santo de una manera habitual, constante. Ser cristiano, es ser ungido por el Espíritu Santo.»

ORACIÓN SILENCIOSA

MARÍA:

Si somos amigos del Espíritu Santo seremos dóciles a su moción. Pedidle que abra él mismo vuestra puerta, para recibir de él los frutos de vida que quiere ver madurar en vosotros. Vuestra vida dará así auténtica semilla para el Reino. Y ya sabéis que yo estoy aquí para ayudaros. Se lo pedimos con confianza:

Dos niños se levantan, uno lee el texto del fruto y el otro lo ofrece y lo coloca en una cestaa lado del icono de la Virgen

CANTO:

SOLISTA: Transfórmame, Señor, con la fuerza de tu Espíritu

TODOS: Transfórmanos, Señor, con la fuerza de tu Espíritu

SOLISTA: PARA SER TESTIGO

TODOS: PARA SER TESTIGOS DE TU RESURRECCIÓN

Dame hoy, Señor, los frutos de tu Espíritu

Danos hoy, Señor, los frutos de tu Espíritu…

FRUTO DEL AMOR

Espíritu Santo, danos el amor que nos enamore de ti, danos el amor que nos transforme, danos el amor que nos empuje a servir a los hermanos. Haznos, Señor, semillas de tu Amor.

TODOS: Haznos, Señor, semillas de tu Amor.

FRUTO DE LA PAZ

Espíritu Santo, pacifícanos, crea entre nosotros la comunión. Tú que eres es el abrazo de Dios, favorece nuestros encuentros, capacítanos para el perdón. Haznos, Señor, semillas de tu paz.

TODOS: Haznos, Señor, semillas de tu paz.

FRUTO DE LA PACIENCIA

Espíritu Santo, fortalécenos. Que nuestra paciencia no sea insensible, sino esperanza gozosa. En medio de nuestras tensiones, pruebas y dificultades, ora y gimeen nosotros. Haznos, Señor, pacientes sembradores de tu Reino.

TODOS: Haznos, Señor, pacientes sembradores de tu Reino

FRUTO DE LA AFABILIDAD

Espíritu Santo, enséñanos a ser respetuosos con los demás, a poner cariño y calor en todas nuestras relaciones, a ser delicados en nuestro trato. Haznos, Señor, afables sembradores de tu Reino.

TODOS: Haznos, Señor, afables sembradores de tu Reino.

FRUTO DE LA BONDAD

Espíritu Santo, libéranos de toda maldad para que demos siempre buenos frutos. Danos la bondad que es luminosa, radiante y contagiosa. Haznos, Señor, semillas de tu Bondad.

TODOS: Haznos, Señor, semillas de tu Bondad.

FRUTO DE LA FIDELIDAD

Espíritu Santo, afiánzanos para que seamos fieles, fieles a ti, a tu Palabra, a la misión que nos has encomendado, tú que siempre confías en nosotros. Haznos, Señor, fieles sembradores de tu Reino.

TODOS: Haznos, Señor, fieles sembradores de tu Reino.

FRUTO DE MANSEDUMBRE

Espíritu Santo, sosiéganos, para que no nos dejemos llevar por el agobio, el nerviosismo y la violencia, para que sepamos sobrellevar con amor las adversidades y contrariedades. Haznos, Señor, mansos sembradores de tu Reino.

TODOS: Haznos, Señor, mansos sembradores de tu Reino.

FRUTO DE LA TEMPLANZA

Espíritu Santo, ilumínanos, haznos vivir en sencillez y austeridad para que utilicemos y gocemos de todos tus bienes con amor. Haznos libres para ser solidarios. Haznos, Señor, sencillas semillas de tu Reino.

TODOS: Haznos, Señor, sencillas semillas de tu Reino.

BENDICIÓN Y ENVÍO (dada por el sacerdote o leída por María)

El Dios, que el día de Pentecostés iluminó las mentes de sus discípulos derramando sobre ellos el Espíritu Santo, os alegre con sus bendiciones y os colme de las bendiciones del Espíritu consolador.

Todos: AMÉN.

Que el mismo Espíritu Santo que de manera admirable se posó sobre los apóstoles encienda hoy su fuego en vuestros corazones y os haga testigos del amor de Dios en el corazón del mundo.

Todos: AMÉN.

Que el Espíritu Santo os haga conscientes de la misión que habéis recibido, os fortalezca en los momentos de dificultad, os mantenga vigilantes en el servicio a los hermanos y avive vuestra esperanza.

Todos: AMÉN.

CANTO:

ID AMIGOS POR EL MUNDO ANUNCIANDO EL AMOR,

MENSAJEROS DE LA VIDA DE LA PAZ Y EL PERDÓN

Al final se reparte a todos los participantes un fruto del Espíritu Santo, con la oración correspondiente

MANUALIDADES

El árbol de la vida, del Espíritu Santo, da frutos

Recoger unas ramas del campo y meterlas en un tiesto, sujetarlas con piedras y arena. Colgar de estas ramas las cartulinas con los frutos del Espíritu

Los frutos:

Preparar ocho hojas de diferentes tamaños, copiar en cada una por un lado el fruto del Espíritu Santo y por el otro la petición del fruto (Ver Vigilia)

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